Anahí se despertó antes de que amaneciera. Sus náuseas matutinas habían comenzado a disminuir y después de unas galletitas saladas y de un poco de ginger ale se sintió bien… por lo menos en lo que concernía a las nauseas del embarazo. Pero en cuanto a sus emociones…
No tanto.
¿Qué había esperado que hiciera Poncho cuando descubriera lo del bebé? ¿Abrazarla y decirle que los tres vivirían felices para siempre?
Bueno…Sí. Una parte de ella había esperado eso, por muy descabellado que sonara. Ni siquiera la parte más realista y cauta de su persona se había esperado que fuera a darle dinero como si así pudiera librarse del problema.
Se incorporó, negándose a ceder ante ese caos de emociones que revoloteaba en su interior. Estaba bien, se dijo, y eso era lo que le diría a Poncho.
Sí, no había dado saltos de alegría ni se había puesto a bailar con ella, pero eso era de esperar. Después de todo, ella lo había mantenido en secreto y probablemente no debería haberlo hecho. Pero se negaba a reconocer que su reacción la había decepcionado.
Pensó en su padre, en cómo había estado ahí para enseñarla a montar en bici, a construir una casita para pájaros, a lanzar un balón de baloncesto. Quería que su hijo tuviera lo mismo, pero ¿también lo querría Poncho?
Hablaría con él. Tal vez se había quedado impactado y de ahí su reacción.
Se vistió y salió de su apartamento. En el ascensor, en lugar de pulsar el botón del vestíbulo, pulsó el del ático mientras en su mente pensaba en las miles de cosas distintas que quería decirle: sin embargo, en cuanto él abrió la puerta, se quedó muda.
Poncho estaba ahí, en su gran piso, sin camiseta y con unos pantalones de vestir azules oscuros. Tenía un cuerpo firme, unos músculos bien definidos y a pesar haberse presentado allí con sus mejores intenciones, Anahí no pudo evitar desearlo y pensar en el día anterior, cuando había estado en el agua aferrada a su cálido y fuerte torso.¡Cuánto lo deseaba!
Pero estar con él no era la solución y él mismo le había dejado claro que quería algo totalmente opuesto a lo que ella buscaba.
«Céntrate, Anahí, céntrate».
—¿Anahí? —estaba sorprendido—. ¿Qué haces aquí tan temprano?
—Quería hablar contigo. A solas.
Poncho se echó atrás y cuando Anahí entró en su piso le sorprendió ver que todo era… impropio de Poncho.
Se había esperado un piso con una decoración tan austera y lineal como la de las oficinas de Sistemas Herrera, pero por el contrario encontró un lugar cálido y acogedor lleno de mobiliario de piel en color caramelo, alfombras color hueso y fotografías…
Toneladas de fotografías. Oscar de todas las formas, tamaños y estilos dominaban la mesa que había junto al sofá, las estanterías a ambos lados de la chimenea y la larga repisa de la ventana que había en la pared opuesta.—Tu piso es… precioso —dijo dando la vuelta y fijándose en la cocina, en el íntimo comedor, en el acogedor salón. Tenía una mezcla ecléctica de mobiliario que pasaba de una antigua mesa en color cerezo al más moderno mobiliario de piel. Aun así, en conjunto resultaba bonito—. No es para nada como me lo imaginaba.
—Gracias. Muchas de estas cosas las heredé cuando mis padres murieron hace diez años, pero he de admitir que contraté a un decorador para que lo combinara todo. Mi talento no se extiende más allá de la sala de juntas.
Ella le sonrió.
—No sé qué decirte a eso…
Y ahí estaba, flirteando de nuevo con él. A la mínima de cambio se dejaba llevar por las hormonas. Tenía que ser eso, el exceso de estrógenos por el embarazo. Y no el hecho de que ese musculoso y sexy Alfonso Herrera estuviera a escasos metros de ella. Con el torso desnudo, tan tentador, y haciéndole recordar el sueño que había tenido el día antes y el momento que habían compartido en el agua, esa resbaladiza y sensual sensación de piel contra piel. De sus besos…
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Embarazo en Las Vegas (terminada)
Teen Fiction¿Se cumpliría su sueño de formar una familia? Desde que Anahí vio a Poncho en Las Vegas, donde había ido a pasar un fin de semana con sus amigas, se quedó prendada de él. Conectaron al instante y se dejaron llevar por el momento. Anahí volvió a cas...