Estoy corriendo en dirección a lo desconocido, mi corazón late a mil por hora, tomo con más fuerza el dije de mi collar tanto que la cola del escorpio de oro me está cortando la mano, siento que el mundo se viene abajo, él está muy cerca siento su respiración en mi cuello, pero no me permito voltear tengo que alcanzarla tengo que llegar, su vida, la mía y la de todo el mundo depende de ello. La espesa nieve me impide correr a todo lo que doy pero eso también me da una ventaja, él es más pesado que yo así que se hunde más que yo en la nieve.
La luna esta por ocultarse y los primeros rayos del sol se asoman entre las montañas, mi corazón se alegra lo suficiente como para acelerar el paso, me doy la oportunidad de voltear y allí estaba, una pequeña mancha negra que desaparecía de mi vista a cada paso que daba, puedo sentir como mi cuerpo se tranquiliza pero aún no he llegado a mi objetivo aun debo protegerla es una lucha ardua pero todo lo vale, escucho a lo lejos el sonido de las aves que despiertan después de una noche tan agraviada, el sol ya está por delante de mí, me sega la vista por unos instantes y después todo se vuelve gris... imágenes diversas daban vueltas en mi mente y recordé el día en que todo cambio, el día era soleado y yo estaba acostado en mi cama tratando de no escuchar a mi madre que me gritaba desde el porche.
-Hijo sal de tu habitación- grito mi madre Siran.
-No pienso salir, ¿que no lo puedes entender?-grite exasperado, desde hace más de tres semanas que no salía de mi habitación más que para comer e ir al baño y hoy no sería el día en que saliera de mis aposentos.
-No es posible que armes tanto escándalo, tienes que salir a tomar aire fresco y algo de sol, además no puedes seguir faltando a la escuela así que quiero que bajes ahora mismo, ¿entendido?
Me puse una playera limpia y un par de tenis, de mala gana baje las escaleras y me quede frente a frente a mi madre.
-Saldré pero no quiero que me pidas otra cosa en un buen rato- tome de la silla mi mochila y me la colgué del hombro, camine lentamente hacia el exterior, el sol me cegó un rato y después mis ojos se acostumbraron al sol brillante que se alzaba en el firmamento, todo era exactamente como todos los días, los niños pequeños en la calle jugando con su bicicletas, las niñas peinándose el cabello y las mamas compartiendo chismes, la verdadera razón por la cual no había querido salir en estas semanas era la ausencia de diversión en mi vida, siempre la misma rutina, ir a la escuela, caminar las 15 cuadras que son desde mi escuela a casa, hacer la tarea y estar leyendo, realmente la lectura me ha ayudado a superar mis momentos de depresión, ¿Por qué tenía que ser yo el hazmerreír de la escuela?, ¿Por qué no simplemente desaparezco?, ¿Por qué abre nacido con esa marca que me aria tan diferente de los demás?.
-¡Todo sería más fácil si yo nunca hubiera nacido!- dije en voz tan alta que los niños pararon abruptamente sus carreras de bicicletas, las niñas dejaran caer sus cepillos para el cabello y las vecinas chismosas viraran rápidamente sus cabezas en mi dirección.
Trate de esconder mi rostro, no quería verles la cara, no quería salir de mi refugio, pero no tenia de otra, camine hacia el pequeño parque que se encuentra a un par de calles de mi hogar y me senté en una banca vacía en lo más escondido del lugar, mi re mi reloj tenia veinte minutos para leer y cinco para llegar a la escuela. Los pajarillos cantaban alegremente sus melodías, las risas de los niños inundaban el lugar pero aun todo esto era indiferente para mí, recargue mis palmas sobre la mandíbula y mire como las hojas de los árboles se movían al son del viento, cerré mis ojos por un momento escuchando el sonido de las ramas golpeándose con otras.
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Tristan y el secreto Ruso
Ficțiune științifico-fantasticăCómo si fuera poco, un par de chicos que acaban de conocerse eprenden en una misión secreta y peligrosa gracias a un collar que encontrarón por cosas que parecierán del azar. Ya incapaces de lidear con sus propios problemas ahora deben detener a un...