Las llaves

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Nos dirigimos a toda velocidad a la escuela, al llegar el edificio estaba escupiendo humo por todas partes, nos acercamos a la entrada donde tres ambulancias y cuatro camiones de bomberos se estacionaban a toda velocidad en la calle.

-¿Ahora qué?- pregunte alzando la voz para que lograsen escucharme entre el sonido de las sirenas y el sonido de las personas que gritaban estupefactas.

-Vamos a entrar- dice Kat.

-Sería muy arriesgado, intentaremos atraer su atención desde el campo de futbol- grita Jeremías que empieza a olisquear el viento en dirección a la parte trasera de la escuela, donde se encuentra la cancha de futbol.

-¿Y cómo sabes que podemos llamar su atención desde ahí?-pregunta Louis que empieza a agitarse y a sudar descontroladamente.

-Puedo olerlos.

-Es verdad yo también percibo un olor maligno por aquella dirección- Kat sale disparada tras su hermano en dirección a la cancha, Louis también sale disparado tras ellos así que no tengo de otra que seguir con el plan.

El estadio esta infestado de humo, Louis, Kat, Jeremías y yo nos paramos todos juntos frente al salón de artes, miramos furtivamente las ventanas que se levantaban a escasos metros de nosotros, pero ningún salón presentaba señas de movimiento, nos acercamos un poco más a las ventanas tratando de ver mejor pues a medida que pasaba el tiempo el humo iba ganando terreno, al asomarme por un rosetón que daba al interior de la biblioteca un destellos plateado centello desde el fondo del salón, intuitivamente me retire y me agache, al instante el vidrio se rompió y una daga termino clavada en el pasto a unos metros de mí.

-Están adentro-grito Kat, que de un salto se trasformó en gato y llego agazapada hasta estar al lado mío-¿Te encuentras bien?

-Si estoy bien, pude...

Antes de que pudiera seguir hablando un hombre encorvado salto de la ventana y ataco a Kat con una espada dorada en la espalda, ella lanzo un maullido acto seguido se paró en dos patas y empujo al hombre que vestía de túnica negra y botas militares contra la pared, el hombre se levantó rápidamente y lanzo un par de dagas a diestra y siniestra contra ella, Louis llego por dé tras y clavo en el hombro del sujeto una navaja, este retrocedió y tiro del mango librándose de la navaja.

Un grupo de siete personas más salieron de la ventana y se distribuyeron por toda la cancha, pasaban junto a mi cual bólidos.

-Nos están acorralando-vocifero Jeremías.

Un gemido me hizo voltear, el hombre que estaba apenas hace unos segundos atacando a Louis estaba tendido sobre el pasto con la espalda recargada en la pared, la sangre recorría desde su pecho hasta el suelo, y en un abrir y cerrar de ojos se desvaneció, me quede mirando con asombrado como la sangre desaparecía también pero un dolor punzante en mi espalda me quito de mi trance, un joven no mayor que yo de rasgos profundos y cabellera alborotada se encontraba tras mi armado con una catana plateada y un nunchaku colgando del hombro, este tomo el nunchaku y empezó a darle vueltas con agilidad, se acercó hacia mí, este lanzo su primer ataque que cayó sobre mi pecho provocando un ardor insoportable, pese al dolor que sentía me pare erguido y me quite de la espalda el kunai que el chico me había lanzado anteriormente. Sin otra arma al alcance lance el kunai con el objetivo de darle en el corazón pero él fue más rápido y la esquivo dando un salto que bien podría ser el más alto que haya visto en toda mi vida.

-¡Tristán abajo!- Jeremías salto sobre mí y me aplasto contra el suelo, un sonido metálico choco con la pared dejando caer una estrella dorada frente a mis narices. Rápidamente nos incorporamos y nos juntamos espaldas con espaldas, el chico se encontraba a unos cuantos metros delante de mí, saco de nuevo su nunchaku y empezó a agitarlo en el viento, volvió a lanzarlo pero antes de que este me golpeara me agache y tome la navaja de Louis y se clave en su pantorrilla.

Tristan y el secreto RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora