La misma rutina de las mañanas. Levantarme, realizar mi aseo personal, cambiarme y bajar a desayunar.
- ¡Buenos días madre!- dije bajando las escaleras.
- Buenos días.
El peliplateado se acercó y planto un beso en la mejilla de su mamá para después sentarse a desayunar.
Observe como mi mamá me puso una bolsa enfrente mio.
- Toma, también les prepare un jugo de naranja.- dijo mi madre sonriendome.
- ¡Awwww muchas gracias mamá!- me lance sobre ella para darle un abrazo.
- Ya ya, si no te apuras se te hará tarde.- dijo correspondiendo mi abrazo.
- ¡Si!.- agarre mis cosas- ¡Muchas gracias mamá!- le dije depositando otro beso en su mejilla, pero este de despedida.- ¡Adiós!.
Salí de mi hogar y empecé a caminar con rumbo a mi escuela.
Colgado en mi hombro se hallaba mi mochila y sujetada por mi mano se hallaba una bolsa.
Llegue a mi escuela y entre a mi aula. Puse mis cosas en mi carpeta y me dirigí a “mis juguetes contra aburrimiento”.
- ¡Hola Yuri!¡Hola Yurio!.- saludo el ojiceleste con una enorme sonrisa.
- Ehh ¿Por que le dijiste que me llamaban Yurio?.- dijo el rubio enojado.
- ¿Por que enojándose tan temprano, Yurio?.- dijo Otabek entrando al aula.
- ¡No me digan así!.
- Ehh, ¿por que? si es un hermoso nombre que le queda muy bien a este tierno príncipe.- respondió Otabek refiriéndose al rubio el cual se sonrojo.
- Y ¿Que tal les fue poniéndose al día?- pregunte.
- Bien. Hemos avanzado la mayoría.- respondió el azabache.
- Que bueno. Que bueno.- dijo el ojiceleste despeinando al azabache provocando en este un notable sonrojo.
El profesor entro al aula y empezó a dar la clase.
Ni bien sonó el timbre que indicaba la hora de descanso, empecé a buscar con la mirada a esos dos que se hallaban por salir del aula.
- ¡Alto ahí!
- Ehh...- voltearon los dos.
- ¿Adonde van?- dije.
- Ahh vamos a comprar unos dulces ¿Por que?.- dijo el azabache.
- Yo les traje algo que no se compara con cualquier dulce que compren.- dije alegre.
- Ahh bueno ¿donde esta?.- pregunto el rubio.
- Pero no se los daré acá. Los llevare a otro lado.- les cogí de las muñecas y los empecé a jalar.
Otabek venia detrás de nosotros con la bolsa.
En un lugar de la escuela había un pequeño jardín donde nadie estaba o pasaba por ahí.
- ¡Ya llegamos!- avise.
- ¿Que hacemos acá?- pregunto el rubio.
- Tranquilos, tranquilos, sientense.- dije sentándome en el suave pasto.
Nadie dijo nada mas y se sentaron a mi lado.
- Bien, Otabek pasame la bolsa por favor...- pidió el peliplateado a lo cual el pelinegro obedeció.
- ¡TA TAAAAN!- dije abriendo uno de los tapers mostrando un delicioso pastel de chocolate.
Le entregue a cada uno un taper con sus respectivos cubiertos y una botella que contenía jugo de naranja.
Todos me miran sorprendidos menos Otabek.
- Y bien ¿que esperan? Coman.- ordene.
Vi como Yuri y Yurio se llevaban un bocado a la boca.
- Delicioso...- susurro Yuri con un brillito en los ojos.
- ¡Exquisito!.- halago Yurio- ...No me digas que tu lo preparaste.- pregunto.
- No no claro que no...- dije mientras movía mis manos en forma de negación.- ...Mi encantadora madre lo hizo.
- Dale las gracias de mi parte.- dijo el pelinegro.
- ¡De la nuestra también!- respondió Yuri y Yurio a la misma vez.
- Esta bien.- respondí- Que bueno que les haya gustado.
- ¡Mi abuelo prepara unos piroshki deliciosos!¡Algún día se los demostraré!.- comento el rubio con un leve rubor lo cual todos respondimos con una sonrisa.
- ¿Ehh? Yurio tienes algo acá.- dijo Otabek pasando por los labios del rubio su pulgar para quitar los restos del chocolate que se hallaban para después lamer su dedo. Miro con una mirada y sonrisa desafiante a Víctor como diciendo “Supera esto”.
Víctor acepto el reto y guió su mirada al azabache que también se había manchado los labios debido al chocolate del pastel.
- Yuri...- llamo Víctor provocando que el nombrado dirigiera su mirada.
Agarro la parte del mentón y acerco su rostro al de el lamiendo los labios del contrario.
- Tenias chocolate.- le dije sonriente.
Tanto como el rubio como el azabache tenían un sonrojo en sus mejillas.
Víctor le miro de una manera triunfante a Otabek.
Sonó el timbre que indicaban que las clases ya empezarían.
Guardamos las cosas y nos dirigimos al aula.
Cuando llegamos el profesor ya se hallaba ahí el cual les pidió una explicación por su tardanza.
El peliplata como el pelinegro justificaron que les habían ido a mostrar el colegio a los alumnos nuevos y eso solo basto para que pudieran entrar.
A la salida se despidieron y se fueron por diferentes caminos rumbo a sus casas.
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Si Te Enamoras Pierdes!!! [PAUSADA]
أدب الهواةOtabek Altin y Víctor Nikiforov son mejores amigos. Sus dias de clases eran aburridos. Pero en otro día aburrido de clases presentaron a dos chicos que serian de ahora en adelante parte de la clase. A Víctor se le ocurrió una idea. - ¿Y si jugamos? ...