Tomé la oferta, con miedo de no saber qué hacer y desperdiciar la oportunidad pero con ansias, desesperada por encontrar la manera de apresurar mi marcha en esta vida para al fin caminar con gusto y disfrutar la vista. Tome sus viejas cartas y mi mente comenzó a reproducir esa canción de enanitos verdes tan oportuna "estuve leyendo tus viejas cartas donde me hablabas de amor, usando palabras querías decirme, ya no puedo estar sin vos" pero sus cartas me decían "de verdad te amo, tú sabes quién soy y que quiero aunque a veces me desvie o pierda con torpeza" y al ver con quién pasaba sus días ahora no creí en ella y siguió la canción muy prudente en su contexto "y dónde quedó ahora, esa hermosa ilusión de regalarte a vos, lo mejor de mi amor". Con la bendición y maldición de la tecnología me dio por comunicarme al instante con él, lo que sería para él un intento de molestar y para mí un impulso para seguir. Cite su escrito y dijo "no lo creo" ignorando que son sus propias palabras en otro tiempo, me causo gracia pues fue lo mismo que dije al leerlo y se lo hice saber, aunque quizás no lo entendía porque ignoraba de qué se trataba y el mundo de cosas que pasaban al otro lado del mensaje. Me dijo que para proteger lo que fui me dio por muerta y así no atribuirme lo que he sido lo que he dicho y lo que he hecho. Y para ser franca nada más acertado, pues, hace mucho que yo había muerto. Irónicamente el saber que había muerto para él, me dieron ganas de vivir y tenía en mis manos , lo que hacía falta para vivir "libertad".
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la libreta de los malos ratos.
Romancetodos necesitamos una persona toxica en esta vida, en algún punto, en algún momento, es la única manera de aprender ciertas lecciones valiosas. yo, después de un largo periodo de sanación, vuelvo a leer aquella libreta que me permitía liberar mi se...