El príncipe Cean, anhela vivir su juventud más allá de la realeza de Áfirum. Sus días, colmados de protocolos, vienen cubiertos por la monotonía, y, recientemente, por el deseo de ser alguien más... o quizá, él solo quiere ser alguien libre, que vue...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luzco exactamente igual a Linetta.
No hace falta deslizar un dedo cerca de esta faz para comprobarlo. Es un hecho que mi apariencia ha cambiado. Y si me atreviera a dudar, veré de nuevo el vestido blanco que llevo puesto. Encima, resulta difícil ignorar el antifaz —en forma de mariposa negra—, que cubre mi identidad, por supuesto prestada.
—Metamorfosis doble, o de reflejo —detalla Linetta—. Felicitaciones, Príncipe Morpho, has alcanzado un objetivo.
—¿Y qué procede? —pregunto elocuente, inclinando la vista hacia el espejo.
—Sencillo, tienes media hora para irte del palacio.
Siempre me he considerado un príncipe benevolente, pero, de ingenuo, sí que no tengo nada.
—Y piensas que voy a caer en esa trampa —bufo—. Mírate, Linetta. —La señalo, pues con la metamorfosis doble, ella ha tomado mi forma—. Quieres tomar mi sitio en el trono —acuso.
Linetta —bajo mi apariencia— imita mi andar elegante, a modo de burla y quizá para restarle importancia a una acusación.
—Estoy orgullosa de ti —me dice—. No hay duda que eres desconfiado a más no poder.
—Entonces tengo razón. Tú quieres ocupar mi lugar, por eso me pediste que cambiase de forma.
—Eres listo, Cean, pero lamento decirte que estás equivocado. —Linetta palmea mi hombro—. ¿Quién en su sano juicio querría un trono sin libertad?
Sus palabras me duelen, porque son ciertas.
—Entonces, Linetta... ¿Quieres decirme de qué se trata todo esto? —le pido una explicación coherente—. ¿Qué buscas de mí?
Ella me abraza. Yo recibo tal gesto, al que le percibo sinceridad.
—No se trata de lo que yo busco —me responde—. Sino de lo que tú siempre has querido alcanzar, Cean.
Suelto el llanto, y debido a la magia, se escucha como si fuera un lamento de Linetta Enne.
—Esta oportunidad no vas a tenerla de nuevo —advierte ella—. De hecho, las misiones podrían complicarse si no la tomas.
—¿Misiones?
Linetta sonríe, mostrándose compasiva.
—Éste, es solo el inicio de un camino que debes recorrer, incierto en su totalidad. ¿Lo tomas o lo dejas?
—Recórcholis. —Tuerzo el gesto—. Por favor, no me digas que al irme debo iniciar una búsqueda mágica, porque soy el elegido, y otros clichés de fantasía.
Linetta se echa a reír, pero utilizando mi risa.
—El Príncipe Morpho... ¿Elegido? —ironiza ella, tras soltar una carcajada—. Semejante tontería no aplica en ti, así que tranquilízate —pide—. Aunque deberías mantener ese sentido del humor. Me agrada.