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Mis pupilas se dilatan ante luces neón, que están por doquier en el reino Ésmerg

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Mis pupilas se dilatan ante luces neón, que están por doquier en el reino Ésmerg. Juro que me gustaría ser envuelto por tales luces, girar... sí, cientos de veces girar, hasta que todo dé vueltas en mi cabeza.

Sintiéndome eufórico, así asomo la cabeza por la ventana del auto. Además, mantengo una sonrisa torcida que no desaparece por nada del mundo, ni quiero que lo haga.

—¿Eso qué es? ¡¿Eso qué es?! —Elevo la voz, mientras señalo el edificio que irradia tonos rosa neón en sus líneas horizontales.

—Es un casino —me responde Evonim, desde el volante—. Uno de tantos que hay en este reino.

—Cean, podrías perder tu palacio si apuestas en lugares como esos —advierte Linetta con humor—. O si la suerte está de tu lado, construir un par más.

—Gracias, pero no gracias. —Tuerzo el gesto—. Con un palacio del cuál escaparme, es más que suficiente.

A Evonim se le escapa una risa. Yo observo su cabello castaño, que brevemente ha adquirido un color verde fosforescente, debido al reflejo de las luces en el edificio más cercano.

—Eres lindo —Suelto con franqueza. Enseguida hago una pausa en la que miro alrededor—. Evonim, por favor, dime que me llevarás a conocer este reino.

—Este, y los que quieras.

—¿Saben que sigo aquí? ¿No? —Bromea Linetta a propósito.

Los tres reímos. Puedo sentirme auténtico cuando estoy cerca de ellos. Me hacen sentir como si la vida, ahora mismo fuese un juego de naipes. Creo que tengo los correctos para ganar y ser feliz.

—En Ésmerg tenemos restaurantes, clubes nocturnos, casinos —cita Evonim—. Cean, ¿a dónde te gustaría ir?

—¿Habrá hoteles? —pregunto—. Creo que necesito descansar un poco —respondo convencido—. Ha sido un día intenso.

—¿Bromeas? —Evonim suelta a reír—. Acabamos de llegar al reino que nunca duerme.

Guardo silencio. ¿Será que estoy siendo descortés e inseguro con el chico que propone divertirse toda la noche? Bueno, solo digo. Al fin y al cabo, ¿qué puedo perder? Esta ocasión es oficialmente la primera vez que salgo de fiesta, como un príncipe libre.

—¿Y si lo decides tú? —repongo con la intención de evitar cualquier malentendido por parte del príncipe de Ésmerg. Quién mejor que él para elegir el sitio donde divertirse, y en el que —según tengo entendido—, será pronto su reino.

Desde el espejo retrovisor, miro a Linetta elevando su pulgar, por supuesto en señal de aprobación a mi coqueteo con príncipe.

Moonlight Attitude —menciona Evonim mostrándose convencido—. Ponen buena música disco, también verás uno que otro hombre semidesnudo bailando en un tubo. —Evonim esboza una sonrisa pícara—. Oh, y hay barra libre. ¿Qué más se puede pedir?

El Príncipe MorphoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora