La noche de Albert

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Por otro lado la noche de Albert estaba más movida. Al llegar a su zona observo a varios sujetos mal encarados que siempre estaban fumando, oyendo música o burlándose de todo el que pasara por ahí, para la comunidad lo mejor era ignorarlos ya que tenían reputación de ser delincuentes que negociaban con drogas, eran de cuidado. Albert nunca les tuvo miedo aunque siempre trataba de evitarlos, esta vez fue difícil pasar desapercibido debido a que para llegar a su casa debía pasar por el callejón donde estaban los sujetos. Noto que entre el grupo estaba un sujeto al que llamaban Rony conocido delincuente de la zona.

-Que paso, cachorro te perdiste –Pregunto Rony mientras exhalaba el humo de un cigarro que llevaba en su mano derecha.

-No, voy a mi casa –Respondió Albert con seriedad intentando seguir su camino pero uno de los sujetos le impidió el paso.

-Cálmate, ¿por qué tan rápido? ¿Estás apurado? –Dijo Rony colocándose de frente a Albert.

-No pero... voy tarde a mi casa.

-Te noto asustado –Dijo Rony mientras tiraba el cigarrillo al piso y lo apagaba con el pie. –Te he visto jugando fútbol, eres bueno, pero esa mierda no te da plata, o sí.

-No, pero me gusta. –Respondió Albert alzando su rostro viéndolo a los ojos.

-Pues yo te tengo un negocio que te dará plata como no tienes idea, cachorro. Podrás tener la mejor ropa los mejores zapatos, mira esos que llevas se los he visto mejores a un mendigo –Dijo Rony con risa burlona a lo que los demás sujetos rieron.

Albert bajo su mirada a sus zapatos con vergüenza mientras los sujetos se reían de él.

-Que negocio –Señalo Albert volviendo a ver a los ojos a Rony.

-¿Estudias en el colegio del barrio no? -Si bueno te he visto el uniforme en fin, tengo clientes allá adentro, la mayoría de ultimo año, a esos idiotas les encanta mi mercancía pero verás cachorro, ahí abundan los policías y a mí no me gustan los policías ¿me entiendes? soy alérgico a esos puercos no puedo acércame mucho por esos lados. Pero tú, puedes ser mi socio y ayudarme a ofrecer mi merca sin riesgo, a cambio tendrás un porcentaje de la venta. En una semana tendrás para los mejores zapatos, te lo garantizo. –Finalizo Rony con una sonrisa engreída.

Albert se quedo pensativo por un instante vio a su alrededor y respondió con timidez.

-Pero que mercancía es esa.

-No preguntes mucho, es medicina para los necesitados –Contesto Rony riendo y sus secuaces imitándolo. –Yo solo te doy un paquete que no debes abrir, lo entregas recibes la plata y me la traes. ¡Fácil!

Albert seguía pensativo sabía lo de su hermano no quería terminar como el pero sí que necesitaba el dinero.

-No lo pienses mucho cachorro, tómalo o déjalo, y mira que te lo estoy ofreciendo a ti, porque me caes bien, hay otros que lo harían sin pensarlo ¿ves esto? Puedes ganar el triple –Dijo Rony sacando una faja de billetes de su bolsillo.

Antes de poder responder al callejón llego un sujeto corriendo y se detuvo en seco en donde estaba el grupo reunido.

-¡Hey! ¡Rony! –Dijo el sujeto muy exaltado.

-¡Que pasa! ¡Que pasa! –Respondió Rony con preocupación.

-¡Viene la maldita policía para acá vámonos rápido!

-¡Que! ¿Como? ¡A esta hora!

-¡Si! Si, larguémonos hermano.

Albert se erizo del miedo mientras todos corrían por unas escaleras empinadas, su instinto lo hizo correr también aunque no tenía nada que ocultar ni temer, sin embargo no quería ser pillado por la policía a esas horas de la noche en una zona tan peligrosa. Mientras corría rumbo a su casa Rony le grito.

-¡Hey, Cachorro! ¡Piénsalo!

Albert al llegar a su casa se tendió de largo a largo en su cama totalmente exhausto, y ahora estaba en la misma situación incómoda que William, sin poder dormir. Lo ocurrido en la casa de la anciana no lo preocupaba en lo absoluto, solo pensaba en el dinero que podría ganar si aceptaba el trato, no obstante le aterraba entrar en ese tenebroso mundo donde la vida pende de un hilo.     

DOS CAMINOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora