Llevo dos horas, quizás más mirando mi uniforme azul del colegio, me queda un poco ancho, y además el bolsillo está roto. Pero hoy es un día feliz, regreso a estudiar. Soy buena para casi todas las materias, después de clases me quedo dos horas más, ayudo en la huerta o con los conejitos, mascota de los chicos de sexto grado, cualquier cosa que me impida regresar a casa. Aunque hoy mis compañeras verán a una Halley diferente, una muy triste.
Alisto mis cuadernos, orgullosamente los he decorado yo sola, a última hora recuerdo llevar mi celular y el libro que me recomendaron, uno en el que el amor no existe, es una enfermedad, que corroe la sociedad.
"Vas a volverte idiota con ese celular" La voz del monstruo aunque sea en tono bajo me hace temblar. " Y no quiero enterarme que lo sacas en clases"
"De acuerdo" susurro.
" De acuerdo" me arremeda "Tú me molestas"
Otra frase para el diario, pienso. Kevin está tieso con la mirada baja y los brazos rodeando su juguete amado, yo entro a clases, él no.
"Vas a bajar a desayunar o te bajo yo?" el monstruo golpea la mesa con tal fuerza que me hace dar un salto. Obedezco, me atraganto con el pan, emapandolo en el café, y evito moverme, hablar o hacer cualquier cosa que a él le parezca ofensiva. Mi mano le da vuelta al celular, por suerte eso me calma. Respiro hondo, y canto en mí mente, la melodía aun vive en mí, eso lo se. El pito de la ruta hace que toda yo reviva, me levanto con rapidez y vuelco el último sorbo de café sobre el mantel.
"Idiota" el monstruo me da una bofetada, por unos microsegundos veo puntitos fulgurantes.
"Guillermo no! " interviene mamá, "la niña tiene colegio".
Mamá me revisa el pómulo, y me aplica hielo del refrigerador, lo hace siempre que esas cosas "que no debemos comentar a nadie" ocurren, confirmo que he dejado de sentir porque no me duele.
"Estoy bien" le digo separándome de ella. Quiero ir fuera de casa, lo he deseado por dos meses.
Salgo de casa sin mirar a Kevin o creo no tendré el valor de irme. Corro hasta la ruta, se asemeja más a una van blanca con el logo de nuestro colegio sobre el parabrisas.
"Halley Escobar" la monitora del transporte saca la cabeza y me lanza un grito con su mano me indica que me apure.
"Señora Teresa"
"Ay niña apura o te haré correr tras la ruta"
Eso me hace sonreír. Trepo y me golpeo la cabeza con el techo de la van. " Genial, dos golpes en un día" todo un récord.
"Viajamos a Dubai" Tania continua contando su historia en tanto enseña fotografías en su celular, Tania si es bonita, cabello castaño, alta, delgada, sonriente y frívola, quisiera ser ella. Antonella y Melany no dejan de comentar lo hermoso de su bronceado.
No me atrevo a hablar con ellas, nunca sé que decir, enciendo mí celular, leo la última parte de su historia, lejos de un final feliz, es uno irreal "cuatro años" pienso, me imagino una Halley adulta y me aterroriza, los adultos han perdido la capacidad de soñar, son seres vacíos, huecos, con almas invisibles. Aun así me animo a crear esa historia dado que estaré más de una hora en la ruta.
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SILENCIO
Teen FictionQué pasa cuando la melodía de tú alma ya no encuentra la tonada?