Lo que me gusta de la señora Teresa es su aspecto rockero, "The Reason" de Hoobastank a todo volumen, con tal y no la multen cómo la última vez. Apenas se asoma con timidez el sol, con su cortina de dorados. Y así comienza mí historia:
" No sé qué diablos hago en un aeropuerto, una vez con Christopher nos escapamos de clases, tomamos un bus y llegamos hasta el aeropuerto El Dorado, fingimos nos escapabamos del monstruo, le gritabamos a los aviones para que se detuvieran y una azafata muy gentil de la aerolínea Avianca nos llevó a un recorrido por el aeropuerto. Fue una de las pocas veces en que fui feliz. En casa nos esperaba una paliza, pero valió la pena"
Así que, aquí estoy yo a los diecinueve años, sentada en una fría silla metálica, observando el amanecer, mis manos están heladas, siempre están así, tengo miedo.
"Todo bien?" Eru, quien me ha insistido para que conozca su país me da un codazo. Eru es muy guapa, quizás como Tania, pero ella no es frívola, por el contrario, es muy gentil y eso que ahora es una reconocida artista en París, ella, planeó el reencuentro de los wattpadders. Buscándonos a cada uno, convenciéndonos de viajar, y vaya que es persuasiva.
"Bien" respondo tímida, halo las mangas de mí sudadera gris hasta que me ocultan los dedos, quiero estar oculta. Mejor, ser invisible.
"Y vendrán todos?" quiero saber, enfatizo el "todos", porque francamente no lo creo así.
"Sí, al menos los que pude encontrar y respondieron"
Sonrío con timidez, si supieras que yo no iba a responder, solo lo hice porque una fuerza interna me impulsó. "Qué has hecho en éstos cuatro años Halley?"
"No mucho" me encojo de hombros, la verdad si he hecho, a los diecisiete, mandé al monstruo al diablo, por poco me mata, intenté suicidarme dos veces, terminé viviendo en la calle, hasta que me acogieron en una casa hogar, entré a estudiar literatura con beca completa y trabajo en un lugar precioso: El Planetario de Bogota. Veo estrellas y constelaciones todo el tiempo.
De Christopher se que es padre, se separó de Adriana y ahora vive solo, rara vez ve a sus hijos, aunque seguimos siendo unidos, Kevin está en un internado. Mamá dice que lo ve feliz, yo lo veo sin alma.
"Y a quién esperamos?" me impaciento.
"A los otros que dijeron vendrían"
Me levanto, no quiero ser grosera con Eru atisbando el dibujo que está haciendo, sus dedos están manchados por el carboncillo, un guapo chico la observa, pero ella ni cuenta se da.
"Halley?" esa voz me hace dar un vuelco, una mano se posa sobre mí hombro y me aparto. Giro la cara y ahí está él. Más envejecido y mayor, pero sin duda es él.
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SILENCIO
Teen FictionQué pasa cuando la melodía de tú alma ya no encuentra la tonada?