Huracán

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Corro hasta más no poder, los pulmones me piden oxigeno algo que no puedo darles ahora. Caigo rendida junto al mar, hace mucho Yami contó la historia de una sirena, pero ésta dueña del océano no se sacrificaba, luchaba y era fuerte. Yo no soy fuerte, nunca lo he sido, por eso todos se marchan y me olvidan.
Veo el océano, tan hermoso y libre, y yo pertenezco a él, me levanto, "Soy Halley, mí nombre tiene mágia,  soy una sirena", mi armadura es el mar, camino entre el agua, la corriente me arrulla, no tengo recuerdos malos ya, ni el monstruo con sus golpes, o las palabras que aún conservo en mi diario, me preocupa que en la mañana alguien lo encuentre, probablemente acabe en el cesto de la basura. Pero no puedo volver por él, camino hasta que el agua me llega al pecho, luego mi cabeza se hunde, Contengo la respiración, temo ahogarme, al cabo de unos minutos, puedo inhalar mis músculos se mueven al compás de la corriente. Yami, tenías razón soy una sirena...".
"Halley" ni siquiera se como es que bajé de la ruta, estoy en el salón se clases, suena tan ruidoso como siempre, Tania tiene su séquito de seguidores, con todos los chicos muriendo por ella. "Si la hubieras conocido a ella en lugar que a mí, no la habrías dejado" ella, Tania es capaz de enamorar con una mirada, en este caso con una frase.
"Estas muy callada" Karen, una compañera se sienta sobre la mesa, estira su chicle tan largo que creo es infinito.
"Me duele la cabeza" eso en parte es cierto, por el ardor que siento en la mejilla donde el monstruo atacó, "Karen te imaginas tú en cuatro años?"
"Si, tendré un esposo rico o me conformare con una beca en los Andes" el chicle revienta " y Tú?"
" No estaré viva en cuatro años" sentencio.
Antes de recibir un interrogatorio incómodo, la profesora entra, con su bata blanca almidonada, cabello corto, lentes enormes, mirada severa y según Karen "pinta de presidaria"
"Soy Hilda Cristina Charum" se presenta "profesora de trigonometría y su directora de curso"
Hago una mueca, ella, por alguna razón lo ve, camina hasta mí, guardo el celular en la manga del saco.
"Algo le molesta?" Todo el salón queda en silencio.
"No señora" Creo tengo un título en molestar a las personas.
"Salga de clase"
"Pero..."
"Ahora" Exclama. Me levanto con pesadez, el monstruo va a ponerse feliz, ya imagino su ira, los golpes que  va a darme. Quisiera llamar a la policía pero a mí y a Kevin nos enviarían a hogares sustitutos distintos y sería mí culpa. Aún antes tenía esperanza, ahora no queda nada. Un avión surca el cielo azulado, cuantos irán ahí y para dónde? Mí imaginación vuela, quisiera tener alas. Una persona me dijo que no quería lastimarme, mamá dice lo mismo, que el monstruo no quiso lastimarnos. Esa maldita frase, es tan hueca cómo el " no eras tú, era yo", hubiera deseado tener esperanza, ser otra Halley, no tan dramática, más madura quizás,  una princesa de armadura. Sin embargo, no creo que nada cambie. "El amor, la más cruel de las armas letales, tanto cuando lo tienes, cómo cuando se va". Eso concluye mí historia, es lo que repito en tanto camino hasta la salida del colegio.

SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora