Siempre he creído soy débil, porque en mí el miedo actúa de una manera distinta, me paraliza, es igual a tener los pies en cemento.
Estoy hecha un ovillo en el armario con Kevin y Buzz Light Year a nuestro lado, los gritos no se han detenido, llevan más de una hora, se ha escuchado uno que otro golpe.
"Tengo miedo" susurra mi hermano.
"Te voy a leer algo" no tengo más luz que la del celular, y mis libros están sobre la mesa, no es lejos, pero no quiero dejar a Kevin sólo.
Leo algo bello y nostálgico, una melodía de un amor que no pudo ser, le leo a mí hermano ese libro, es algo que trae calma y esperanza a la vez.
"Y qué pasa después?"
"No sé, ahí termina"
" Me hubiera gustado una historia con final feliz"
"Los finales felices no existen" susurro.
El silencio se ha apoderado de todo, aunque ninguno de los dos sale del armario, pronto mí hermano se queda dormido, yo apenas logro hacerlo, el dormir en lugares cerrados no es lo mío, mí casa entera es un campo de batalla.
"Debes ser una princesa de armadura" me digo al amanecer, me coloco el unifome y ruego para que el monstruo este de buen humor, mamá suele decirnos que si nos portamos bien él va a cambiar, y yo tengo esa última esperanza.
"Buenos días" saludo neutral, finjo no ver los moretones de mamá de color rojo y púrpura, tampoco quiero ver al monstruo. Kevin pide permiso para ir a casa de la vecina, pasa ahí más tiempo que en casa, Santiago, su mejor amigo y él se han vuelto inseparables.
"Y a qué vas a molestar a la vecina?" Definitivamente el monstruo no está de humor.
"Voy a jugar" responde él, en su ímpetu me recuerda a Christpher, hecho de menos a mí hermano mayor.
"Y tú?" se dirije a mí, "Otra queja de la maestra el día de hoy?"
Lo miro helada, cómo lo supo? Luego recuerdo el estrecho lazo que une a profesores y padrea en el colegio. Me quedo helada, Kevin se levanta como si presintiera lo que viene.
Mamá está junto al fregadero, de brazos cruzados, el monstruo ataca, me lanza al suelo, cierro los ojos, imaginó que viajo a las estrellas en tanto la hebilla del cinturón se estrella en mí piel.
En la ruta, aparento indiferencia, esta vez Tania presume de su nuevo manicure, el celular está dolorosamente silencioso, jamás me he sentido tan sola en el mundo.
Comienzo a leer, si hay algo capaz de hacerte volar son los libros, y el que leo hace renacer en mi la esperanza, habla de un reino fantástico de un mundo sin miedo, un entorno imposible pero al menos tranquilo.
"Eso es para tontos" Tania señala mi libro como si fuera portador de una enfermedad.
"Pues soy tonta" balbuceo, nunca he sido de las que discuten, prefiero cerrar la boca y viajar con mí mente.
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SILENCIO
Teen FictionQué pasa cuando la melodía de tú alma ya no encuentra la tonada?