¿Amigos?

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Después de eso, poco a poco, las personas fueron entrando al aula, y entre ellas, estaba Maddy.

-Oye Amy, ¿Qué estuviste haciendo?- preguntó mi mejor amiga, con un rostro lleno de confusión.

-Ehhh... ¡Estuve buscando mi dinero! Lo que pasa es que no aparecía por ninguna parte...- mentí, algo nerviosa.
Pero... No había razón de estarlo... ¿O sí?

-Ajá...- susurró Madeline, no muy convencida.

Y entonces, de pronto dirigí mi mirada a Allen, quien ahora tenía un semblante algo triste. Seguramente por lo que había dicho.

-Bueno, en realidad estaba hablando con Allen, es que es una persona muy agradable, por eso me olvidé del tiempo- rectifiqué, con seguridad, sin importarme lo que dijera Madeline.

-Y también te olvidaste de lo que te dije...- decía Dante, apareciéndose de repente, con algo de molestia.

-Perdón Dante...- me disculpé, algo avergonzada.

-Oye, si no querías prestarme el dinero, simplemente me hubieras dicho que no... En lugar de hacerme esperar- comentó el chico, con mucha rabia por dentro.
Así era su carácter, impaciente y muy cascarrabias.

-Buenas tardes jóvenes- dijo de pronto el profesor de matemáticas, con su voz potente, haciendo que todos saludáramos y nos sentáramos en nuestros lugares.

Entonces, pasaron las clases, como eternidades.
No es que odiara la escuela, al contrario, me encantaba aprender cosas nuevas, pero me aburría el tener que ver lo mismo una y otra vez por culpa de los demás compañeros, que no entendían un pepino.

En fin, así transcurrió las horas de colegio: con apuntes, lecciones y...
Recurrentes pensamientos acerca de Allen.

[Narra Allen: ]

Mi entrada a aquél instituto comenzaba a tornarse extraña... Al menos para mí.
Ya dos personas me habían hablado. Por mera iniciativa...

La primera, el chico que se sentaba a lado de mí, cuyo nombre era Bryce. Tenía tez beige, el cabello café, al igual que sus ojos.
Y la segunda, había sido una chica bastante linda de ojos verdes, con cabello negro.

Ambos habían sido muy amables conmigo, lo cual, era extraño para mí. ¿Acaso querían algo de mí?.
O... ¿Por qué estaban conmigo?...

Yo era sólo un chico gordo, tímido y solitario. Alguien que siempre había sido molestado por su físico, e ignorado por otros.

Por eso, me extrañaba que alguien deseara estar con una persona como yo.
Aunque de cierta forma, eso me hacía feliz, tener a alguien a mi lado como un amigo era genial pero...

Desconfiaba un poco de ellos.
Y lo seguiría haciendo... No quería desilucionarme otra vez.

-Allen, ¿Estás bien?- me preguntó Bryce, al ver mi mirada perdida y algo triste. Producto de los malos recuerdos.

-S-Sí... Me encuentro bien...- susurré, reaccionando poco a poco en la realidad.
Algo malo de mí (además de tener sobrepeso) era que frecuentemente me encontraba soñando despierto o totalmente fuera de la realidad.

-Vale... Entonces ya hiciste el apunte ¿No?- cuestionó Bryce, incrédulo.

-N-No- respondí algo nervioso, para luego sacar mi libreta de la mochila y después ponerme a escribir.

-Voy a borrar el pizarrón- nos avisó el profesor, con el borrador en mano.
En ese momento, comencé a ponerme muy nervioso. Quizá el apunte era muy importante, por eso, si no lo anotaba, podía ser algo fatal.

-Tranquilo Allen, yo te lo paso- me dijo el chico moreno, con una amplia sonrisa, dándome su libreta.

-Gra-Gracias...-
-No tienes nada que agradecer amigo-

¿Amigo? Vaya... Era la primera vez en mucho tiempo que alguien me llamaba así.

Después de un largo rato, un timbre anunció la hora de la salida. Éste era demasiado ruidoso para mí en ese entonces, por eso, me asusté.

-Haha, ¡Qué marica! ¡Se asustó por un simple timbre!- se mofó un chico alto, de cabello negro y tez morena.
Aunque no me afectó demasiado, me habían dicho cosas peores en otras escuelas.

-¡Cállate negro!- reclamó Amaya: la chica que había hablado conmigo en la hora del receso.

-¿Eh?- preguntó el otro chico, con una expresión de confusión.

-Deja de decir cosas sin sentido y vete- dijo la chica, muy molesta.
Y ante esto, el moreno se fue, sin decir más.

Me gustan los Chubbys... Como TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora