El chico nuevo

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Al parecer, comenzaba otro día común, con las nubes en el cielo, un frío azotador que calaba los huesos y los alrededores escarchados.
Éste al menos, era un día normal para Amaya, una chica alta de 14 años aproximadamente, con un peso normal para su edad y estatura.

-Ya voy...- murmuró la chica , cuando escuchó el irritante despertador. Luego, abrió los ojos para levantarse con pesadez; ya que eran las 6:00 AM y ella se había dormido a las 12:10 pm. Todo por ver fotografías de chicos rellenitos.

-Ah, ojalá hubiera chicos guapos en la escuela... Así me levantaría con mejor ánimo- suspiró la chica de cabello negro, con anhelo.
Porque a su parecer, nadie en su colegio era excepcionalmente guapo para ella, ni si quiera los chicos más populares de la escuela.

Pero no había tiempo para soñar o para lamentarse, debía estar lista a las 6:30 AM.
Así que comenzó a hacer lo que cualquier chica en su posición haría: vestirse, peinarse, ponerse algo de perfume, desayunar y despedirse de sus padres.

-¡Cuídate cariño!- exclamó su madre, al ver a Amaya partir en su bicicleta.

Luego de un viaje corto en bicicleta, Amaya llegó a su instituto; no era lujoso, pero tampoco una porquería. Lo único malo, era el director.
Después de que la chica dejara su bicicleta con candado, tomara las cosas de su casillero y se dirigiera a su salón, una de sus amigas la saludó:

-Hola, ¿Cómo estás Amy?-
-Bien, gracias Maddy- respondió Amaya con una amplia sonrisa, mientras besaba a Madeline en su mejilla tan blanca como la leche.

-Oye... ¿Supiste del alumno nuevo?- preguntó Madeline de pronto, con algo de emoción en su rostro.

-Nop, la verdad no tengo la menor idea- decía la chica de cabello castaño oscuro, mientras se encogía de hombros.

-Bueno, según los rumores, va a entrar un chico nuevo en nuestro grado... ¿Pero sabes una cosa? espero que sea guapo hehe...- opinó Maddy, con los ojos iluminados y las mejillas ligeramente rojas.

-¿Te refieres a un chico rubio, guapo, alto y con ojos verdes?- preguntó Amaya a su amiga, con una sonrisa en su rostro.
Aunque ya sabía su respuesta, puesto que la conocía bien.

-¡Sí!- asintió Madeline emocionada, dando brinquitos en el suelo.

-Eh... ¿Quieres que te de una cucharada de realidad Maddy?- preguntó Amaya. Quería saber si podía o no romper las ilusiones de su amiga con sus sinceridad.

-Ya sé, es poco probable que eso ocurra...- suspiró Madeline con tristeza, bajando la cabeza y dejando que sus rizados cabellos castaños cubrieran su rostro.

-¿Por qué Amy? ¿Por qué no hay chicos guapos, con dinero y un buen carácter?- se preguntaba la castaña con tristeza, cuando de pronto comenzó a sacudir a Amaya.

-¿Por qué, por qué, por qué, por qué, por qué, por qué...?-
-Madeline, si los hay, pero no en esta escuela... O en nuestro estado...- dijo la chica, interrumpiendo a Maddy.

-En fin, tampoco es imposible encontrarse con alguien así, hay posibilidades- continuó Amaya, intentando hacer que su amiga se animara.

Quizá ella era demasiado sincera en algunas ocasiones, pero su corazón no era tan frío como para no inmutarse ante la tristeza.

-Vale...- murmuró Madeline, subiendo la cabeza y abrazando a Amy.

Momentos después de aquella "escena", ambas chicas fueron a su aula, donde todos los compañeros se encontraban en sus asientos, platicando, jugando con sus móviles o durmiendo.
Sin embargo, había un escándalo impresionante, incluso aunque fueran solamente 15 alumnos.

-Buenos días jóvenes- saludó la profesora al entrar al salón, callando así todo el bullicio.

-La razón por la que tardé un poco, se debió a que fuí por un nuevo alumno que nos acompañará todo este ciclo escolar.
Adelante, pasa Allen- dijo la profesora, con una actitud positiva.

Entonces, entró el nuevo alumno al salón, con una actitud insegura y pasos lentos hacia la profesora.

-Ah... No puede ser, está gordo- susurró Madeline, que estaba sentada a lado de Selene, con cierta decepción.

-Esperaba algo mejor...-
-Sí, esto no es lo que esperaba-
-Ojalá tenga algún hermano guapo o yo que sé- murmuraban algunas chicas del grupo, entre ellas, Leah, Ivonne y Dalia; también amigas de Amaya.

Pero... A diferencia de ellas, nuestra protagonista no pensaba igual.
Para nada

Me gustan los Chubbys... Como TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora