No puedo

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Deje caer el cuchillo...

- Lo siento...- Susurré- No puedo... no puedo lastimar a la persona que amo...

Cubrí mi rostro, tratando de parar aquellas lagrimas que resbalaban sin control de mis mejillas.

Jin alejó mis manos y levantando mi mentón, me obligó a mirarle...

Nunca había visto una sonrisa más brillante que la suya.

- Yo también te amo, Shun- Murmuró antes de juntar sus labios con los míos.

Fue un toque tímido, cálido, intimo... solo duro unos segundos, pero fue suficiente para mí.

Apoye mi cabeza en su pecho, escuchando aquellos latidos que tanto me calmaban. Él aprovechó para rodearme con sus brazos.

- Sabia que podía confiar en ti- Susurró suave, creo que temía arruinar el momento.

Las imágenes grotescas que había visto en aquella pintura se habían esfumado al igual que ese deseo instintivo de violencia.

- No sé como siempre logras calmarme...

No sé que tenia Jin, no sé si era su respiración calmada, los latidos de su corazón, el abrazo que compartíamos o el hecho de que me hubiera besado, pero siempre lograba apaciguarme.

- Es mi secreto- Rió suave- Nunca te dejare Shun- Me estrechó aun más- Así que no me pidas que lo haga, buscaremos la forma de controlar tu característica, juntos ¿entendido?

- ¿Y si no funciona y si lastimo a alguien?- Pregunté.

- No lo harás, lo sé.

- Eres muy optimista- Bufé.

Estas jugando con fuego... tonto.

- Quizás, pero mira...- Apuntó hacia arriba, le seguí con la mirada, abrí los ojos sorprendido cuando no halle los cuchillos en su sitio, si no un techo limpio y blanco, el vagón se había transformado en una estancia agradable.

- ¿Cómo?...

- Tu teoría era que el espejo reflejaba lo que eres, pues bueno, esto confirma lo que pienso, puedes controlarlo Shun, confía en ti mismo, como yo ya lo hago- Sonrió.

- Eres un tonto- Me escondí en su sudadera, las lagrimas comenzaron a caer de nuevo, pero esta vez no era por la impotencia, la rabio o la tristeza, sino que, eran lagrimas de felicidad.

- ¿Shun? ¿Qué paso? ¿Dije algo malo?- Preguntó preocupado Jin.

- Un gran tonto- Susurré antes de juntar nuestros bocas por segunda vez.

Esta vez fue más intenso, hambriento... Jin tomó mi cintura y me apegó más a él, mientras yo enredaba mis dedos en su despeinado cabello. Pasó su lengua suavemente por mis labios, sabía lo que quería, no le negué el permiso... Comenzamos una danza acalorada con nuestras traviesas lenguas, en busca del control sobre la otra, hubiera ganado de no ser porque Jin cambio nuestras posiciones bruscamente, acorralándome en el suelo, su lengua caliente ganó la batalla, sometiéndome a su voluntad...

Sentí la temperatura subir, y luego descender drásticamente, al divisar unos ojos azulados mirándonos con curiosidad. Empuje suavemente a Jin.

- ¿Qué pasa?- Preguntó este.

Apunté encima de nuestras cabezas, donde una gata de pelaje blanco puro nos observaba intensamente. Nos  sentamos lentamente, Jin  la tomó con cuidado y sin dañarla me la entregó.

- ¿Es tuyo?- Interrogó curioso cuando yo por inercia la acaricie.

- No lo sé- Contesté, y realmente no sabía si aquel felino era el mismo de mis recuerdos- Pero dudo que sea peligrosa.

- ¿Peligrosa? ¿Es chica?

Parpadeé, es verdad, le he estado tratando como fémina, levante al gato, sí, es una chica, entonces quizás si la conozca...

Jin se sentó a mi lado, abrazándome por la espalda, depositó un beso en mi mejilla.

- Si logramos averiguar cómo salir de aquí, nos la quedaremos- Aseguró.

Asentí complacido.

- ¿Cómo lo pondremos?- Susurré disfrutando de esa cálida cercanía.

No dude en acomodarme en su pecho a gusto, ahora que sabía que el sentimiento era compartido, no podía estar más feliz.

- ¿Qué tal Sirio?

- ¿Sirio?... Me gusta, serás Sirio- Le dije al gato quien reaccionó al nombre saltando de mis brazos.

Sirio se acercó a la ultima puerta del vagón y soltando un leve maullido esta se abrió, nos miro con esos profundos ojos azules con pequeños destellos, era como si el manto estelar se reflejara en sus iris.

- Creo que quiere que la sigamos- Comentó Jin levantándose y ayudándome a hacerlo también- Quiere guiarnos a la salida.

- Salgamos de aquí- Susurré tomando su mano para luego jalarlo hacia la puerta, no sin antes echarle un ultimo vistazo aquel extraño vagón que ahora parecía ordinariamente normal.

Solté un suspiró, a pesar de haber visto aquellos cuadros, aquellas imagines grotescas, y haber atacado a Jin, me sentía más ligero, sí, lo sé, era contradictorio, pero de alguna forma, luego de que Jin me dijera que me amaba, que me aceptara tal como era, me liberaba, no tenia que fingir algo que no era, ya no más.

Este era un nuevo comienzo para mi, apreté su mano antes de cruzar, un nuevo inicio con Jin, sin importar mi pasado. 


Personalidad patológicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora