El vino y las rosas

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Los personajes de Bleach pertenecen a Tite Kubo.

Historia inspirada en la canción "El vino y las rosas" interpretada por Cristian Castro.

Advertencias: AU. Contiene OoC .

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EL VINO Y LAS ROSAS

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Fue un día lluvioso de agosto cuando él la conoció. A pesar de las advertencias de su madre no llevó consigo paraguas, ahora parado bajo el pequeño techado de la biblioteca se arrepentía de ello.

Las nubes grises, casi negras a su parecer, no vaticinaban un cese a la torrencial lluvia. La biblioteca estaba cerrada y de seguir lloviendo las calles terminarían por inundarse haciéndole casi imposible llegar a su casa.

Mojarse los tennis recién comprados, quizá lo podía pasar, pero en su mochila llevaba un libro que pidió prestado en la biblioteca, y si lo estropeaba la bibliotecaria no dejaría de recordárselo hasta que se graduara de la universidad.

—Podemos compartir el paraguas si quieres. —Tuvo que mirar a un costado para identificar a quien le habló.

Una chica bajita, de cabello negro y ojos violetas lo miraba fijamente mientras sostenía una sombrilla grande, blanca con dibujos de conejos. Le pareció haberla visto antes.

Pero ¿él bajo una sombrilla de conejos?¿Qué dirían si lo veían sus amigos?

—Sí, gracias. —No era de creer en corazonadas, pero algo en su interior le había dicho que sería muy estúpido de su parte negarse.

Así bajó la lluvia empezaron a caminar. Dos piquetes de ojos después, Ichigo decidió ser quien llevara el paraguas.

Diez minutos más tarde, tras una ráfaga de viento que les volteó la sombrilla, pensó que definitivamente no había sido buena idea.

Pero cuando Rukia, la chica que ahora sabía era su vecina, comenzó a reír por lo cómico de la situación, algo dentro de su alma se removió, todo su ser se llenó de calidez. Y entonces, por primera vez en mucho tiempo, tuvo el fuerte deseo de estar cerca de la vida de alguien más.

Y cuando comenzaron a caminar tomados de la mano, bajo la excusa de evitar resbalarse en las húmedas calles de la ciudad, dejó de importarle el mojarse y lo que la estricta bibliotecaria Unohana pudiera hacer con él.

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Ichigo estaba frente a Rukia, con la que ya llevaba seis meses de amistad, ella le estaba reclamando su actitud agresiva hacia un chico, pero Ichigo no le ponía mucha atención, pues se había perdido en aquellos orbes violetas que tanto le gustaban.

—¡Ichigo!, contéstame ¿Por qué te comportaste así con Ashido? —lo encaró enojada dándole un manotazo en el brazo para despabilarlo.

Ichigo vio como Ashido aprovechaba que Rukia le explicaba una clase para rozar "accidentalmente" sus piernas, Rukia seguramente por ser un poco despistada no se dio cuenta, pero a él no podía engañarlo, así que se acercó y con nada de sutileza lo apartó de ella, amenazándolo con dejarlo irreconocible como siguiera propasándose con Rukia.

—¡Respóndeme idiota! —exigió la chica ante el mutismo de Ichigo. —¿Por qué te portas así? —preguntó, pues no era la primera vez que espantaba a sus amigos.

—¡Porque te amo, carajo!* —respondió por fin exasperado.

Y con aquella torpe declaración, empezó su vida juntos.

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