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Y ahí estaba Madison, sentada en la banca de su salón de clases mientras entraba su profesor, admiraba a Jungkook como si fuera una estatua esculpida por los griegos, esa risita de niño pequeño que tanto lo caracterizaba, esa sonrisa que la ponía roja con solo mirarla, su sola presencia la hacia la mujer más feliz de mundo. Aunque ella no le hablara, ni por error. Le gustaba desde el cuarto año de primaria. Le dolía cada vez que escuchaba que el salía con una chica, se ponía celosa, aunque en realidad no era ni su amigo.

Había veces que lloraba en silencio cuando los rumores de que tenia novia eran ciertos, nunca le había confesado su amor, mas sin embargo quería hacerlo, Jungkook no era el tipo de chico que se aprovechaba de los demás, era una persona buena. A pesar de tener unos amigos con una mala fama, el se mantenía al margen de Jimin, Nam Joon y Suga, no se follaba a ninguna mujer sin antes tener una buena escusa, le gustaban las fiestas mas no andaba de una en una, no fumaba ni bebía algún tipo de estupefaciente o alcohol. Era reservado pero no demasiado, era tímido, pero también sociable. Madison estaba enamorada de el, siempre lo ha estado, pero cuando se entere de las aventuras sexuales que tiene con Jimin seguro y piensa lo mala persona que es, y lo ofrecida que ella puede ser. Lo mejor era no acercarse tanto al muchacho, y dejarlo libre como siempre lo ah hecho.

-Hola- susurraron en su oído, le erizo la piel por completo

Volteo a ver de quien se trataba, era el –Hola JungKook- soltó una sonrisita de la típica niña enamorada

El chico se levanto del asiento de atrás, y se sentó en la butaca que estaba en frente de la chica – oye, no había notado que estábamos en la misma clase- sonrió de de tal forma que ella no pudo contestar, se perdió en su mirada, bajo la mirada con una sonrisa al ver que ella no le respondía, acaricio su cabello de la forma más adorable que pudo, consiguió que ella se ruborizara aun mas.

-estamos juntos desde hace tres años- contesto con nerviosismo

-¿De verdad?, nunca te había visto, quizá porque siempre estás en las ultimas butacas, creo que era por eso- chasqueo la lengua y se rasco la nuca, en realidad nunca la había visto, de no haber sido porque Jimin le dijo quien era, tal vez nunca le hubiera hablado

Ella no dijo nada, se estaba arrepintiendo era la primera vez que él le dirigía la palabra, tal vez el castaño se iría con alguna otra mujer que fuera más sociable o le hiciera caso, no se animaba a hablarle, nunca había tenido problema para hacerle la plática a un hombre, pero cuando estaba con JungKook sus palabras se la llevaba el viento. De alguna manera esa sonrisa inofensiva para muchos para ella era la muerte en persona, esa sonrisa rectangular, mientras arrugaba la nariz y entrecerraba los ojos era como ver a un dios griego.

El chico soltó una risita algo nerviosa, la pequeña mujer que estaba a unos centímetros de él, se había perdido en sus pensamientos, no sabía qué hacer al respecto estaba confundido, por más guapo que él fuera nunca le había pasado como esto. JungKook comenzó a bajar la mirada a sus Adidas blancas sin mucho que decir, sus manos comenzaron a sudar frio, se sentía incomodo, quería romper el silencio entre los dos, si solo ellos estaban en completo silencio mientras su salón de clases se caía por los gritos de sus compañeros.

-¿quieres sentarte conmigo en el almuerzo?, así nos conoceremos mejor- rompió el silencio, aunque no estaba muy seguro de haberlo hecho, ella seguía callada, mirando al pequeño lápiz de color rosa fluorescente entre sus manos

-Sí, seguro- levanto la mirada, pero rápidamente la bajo, cuando noto el brillo tan lindo en los ojos de JungKook.

-Nos vemos entonces- se levantó y se fue a sentar a su lugar, ignorando a las personas que le preguntaban ¿Por qué razón estaba hablando con ella?

SIN CENSURA © « Park Jimin » EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora