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Gritos y gemidos se escuchaban en el apartamento Jimin, en cada esquina se formaba un eco, haciendo que el placer entre los dos muchachos se volviera aun más intenso. El pelinegro no trataba de compensar lo que había pasado días atrás en la cafetería, el solo quería follarse a alguien. Y qué mejor que hacerlo con una mujer que no se atrevía a reprocharle nada. Se aprovechaba de ello, sabía perfectamente que solo tenía sexo por diversión, y que no existía nada de por medio, ya no importaba nada mas desde que la mujer que tanto amo, lo traiciono a sangre fría y luego desapareció así, como si nunca hubiera existido, desapareció de la faz de la tierra, nunca volvió a saber nada de su paradero. Ella se llevo lo único que le importaba, su corazón.

Tal vez era su manera de vengarse, sin que ella lo supiera, creía que no le importaba mucho a su Ex Novia, esa podría ser una hipótesis pertinente, como para que ella buscara placer en otro lado.

-Ahh... Jimin....... Mas-s, mas-s- la respiración de la castaña era irregular, le costaba hablar si tartamudear

-Y tú que no querías venir preciosa- susurro en su oído derecho, con un toque de malicia

-¿Jimi-n?-

-Dime- seguía con sus movimientos suaves pero excitantes

-Por fav-vor- logro decir con dificultad

-¿por favor que?- confundido

-Mas-s, rápido- jadeaba irregularmente

...

Por alguna razón inexplicable Madison ya no estaba enojada con jimin, después de haberse divertido decidieron darse una ducha juntos, terminaron teniendo sexo en la bañera. El pelinegro nunca se cansaba de sus encuentros, en realidad lo tranquilizaban mucho, de esa manera se podía desquitar con la mujer que él quisiera. La castaña estaba en la gran sala de estar, recostada en el sofá con una manta delgada que Jimin le había dejado para que no sintiera frio. Después de todo era un chico bueno, dentro de su corazón que estaba casi quebrado había una pizca de dulzura y amabilidad, cosa que a ella le encantaba.

El chico se sentó en el espacio libre que quedaba en el sofá, esbozo una sonrisa al ver a la muchacha cabeceando, la había dejado agotada, esas seciones de sexo eran demasiado cansadas, pero el siempre decía "Prefiero un buen sexo a correr los cien metros en gimnasia", él creía que era una buena manera de ejercitar el cuerpo.

-¿Oye Jimin?- dudo en hablarle, pensó que no estaría de buen humor para contestar sus preguntas, el chico solo la miro de reojo eh hizo un sonido, de manera que indico que la estaba escuchando-¿Qué paso hoy cuando te fuiste de la sala de castigo con la profesora Lee?-

-¿A qué te refieres con eso?- toco su barbilla, cruzo mirada con ella, enarco una ceja y frunció sus labios, no le respondió, sabía que estaba pensando una tontería

-Si ya sabes, tú y ella...... ammh

-¡NO!, ¡ ¿Cuál es tu problema?, no hicimos nada de lo que piensas- aclaro, su volumen de voz era de incredulidad, espeto a la chica a unos metros de él, se sonrojo, no se contuvo y comenzó a reírse como una loca.

-Solo pensé que le ibas a quitar las telarañas es todo- esbozo una sonrisa, le dijo lo mismo que JungKook menciono en detención

-Eso te lo dijo la galleta estúpida, suele decir eso cuando me sancionan, cree que me follo a las profesoras para que me dejen ir- recordó los buenos momentos que había pasado con su pequeño amigo, sabía que desde que le hablo de Madison no dejo de interrogarlo, le había gustado, pero nunca la había notado. Se limito a soltar una sonrisa tímida.

SIN CENSURA © « Park Jimin » EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora