Costumbres

8 2 1
                                    

Había dejado de morderme las uñas a los 13.
Había dejado de llorar a los 15.
Había dejado mis tardes en la biblioteca a los 17.
Había dejado de escribir a los 18.

Pero ahora todo ha vuelto como un boomerang.
Es increíble como a veces da vueltas la vida para llegar a encontrarse en el mismo lugar o situación, o también con uno mismo y lo que solía ser...

Desenredando lo enredadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora