Al día siguiente nada más levantarme y vestirme. Me fui con Sol a hacer la compra, a realizar las tareas domésticas a casa de don Alfonso y más tarde a ayudar a nuestra madre.
Madre que veía en mi rostro el cansancio que tenía me pidió que me fuera a descansar. Aseguró que ya terminaba ella con lo nuestro porque había trabajado mucho en la casa y ya no me necesitaba. Intenté persuadirla, solo tendería la ropa y ya me iba pero no quiso; siguió diciendo que ella misma lo haría así que le obedecí y me fui. En un principio iba a ir a mi habitación pero decidí ir a sentarme bajo la sombra de mi árbol favorito.
- ¡Por fin te he encontrado! - dijo la voz masculina que tanto me gustaba - Aunque la verdad sabía perfectamente en donde podía encontrarte. Es muy raro que estés aquí - dijo con tono irónico.
- Rarísimo. - respondí tratando de seguirle el juego. - ¿Qué tal ha ido el trabajo hoy? - pregunté.
Antes de que respondiera. Se acercó a mí y me besó. Me besó intensamente, sus manos me tocaban mientras me abrazado. Cuando se separó de mí fue cuando respondió.
- Lo necesitaba. - dijo guiñándome un ojo - Yo tengo algunos problemas. resulta que Andrés, uno de los peones, dice que hay una caja de botellas que tienen contenido tóxico. La he enviado analizar al químico local, para saber qué es lo que ocurre en ellas. Ahora tengo que estar pendiente de lo que digan los resultados. - explicó.
- Así que has tenido un día difícil.
Decidí cambiarle de tema; sabía que no era muy buena idea seguir hablando de trabajo cuando estábamos en nuestro tiempo libre.
- Yo cuando tengo un día difícil pienso en mi padre. Recuerdo con total claridad cuando él tenía sus días difíciles como el tuyo... y siempre me decía "Cuando un día se complica, lo único que deseo es relajarme" Él llegaba a casa y tocaba su piano. Y gracias a él, yo también sé tocar.
- ¿Tienes un piano en casa y no me dices nada? - preguntó - Yo también sé tocar.
- ¿Quieres venir a mi casa? - pregunté - Quiero escucharte.
- Y yo escucharte a ti.
Nos fuimos a mi casa. La verdad el piano estaba en la mi antigua casa pero Alfonso nos había permitido trasladarlo a nuestra nueva casita y con su ayuda lo habíamos traído. Era uno de los pocos recuerdos que nos quedaban de mi padre.
La casa estaba vacía; Sol se había ido con madre a dar un paseo. Joel tan pronto como vio el instrumento se sentó y comenzó a tocar. Tocaba como los ángeles, tenía que reconocerlo. Estuvo tocando un buen rato pero yo no notaba el paso del tiempo parecía como si ese instante estuviera congelado. Adoraba mirarle mientras lo tocaba. Estaba tan embelesada que no me percaté de que madre había llegado a casa. Se quedó quieta, a mi lado escuchando a Joel. Unos minutos más tarde escuché unos sollozos y supe que era ella que se había emocionado. Joel dejó de tocar.
- Madre no llore. - le pedí.
- Lo siento, no he escuchado ese piano desde la muerte de Vicente. - dijo.
- Lo siento señora, no pretendía hacerla llorar. - dijo Joel disculpándose. - Por cierto me gustaría presentarme, soy Joel Pazos el nuevo capataz de las bodegas.
- Entonces tengo que agradecerte haber llevado a mi hija el otro día a al ciudad para poder comprar los medicamentos que me hacían falta.
- No se preocupe. No ha sido nada, llevaría a Vera a la ciudad las veces que hiciera falta. Ahora si me disculpa, yo tengo que regresar a casa se me está haciendo un poco tarde. Mi hermano pequeño está solo y no me gusta dejarlo. - dijo Joel - Hasta mañana Vera - se despidió.
- Hasta mañana - dijo cuando él ya había desaparecido por la puerta - Madre, si me disculpa, voy a mi cuarto.
- Vera, espérame. - dijo Sol entrando por la puerta trasera de la casa - Voy contigo.
Las dos nos fuimos a mi cuarto y allí comenzamos a hablar. Sol me preguntó que quien era el chico que se había ido de nuestra casa. Ella estaba segura de que era el nuevo capataz de las bodegas y como no había estado presente en su presentación oficial no tenía el placer de haberle conocido, o eso creía yo.
- Es que... - dijo mientras se subía encima de la cama y comenzaba a saltar - El otro día me lo encontré y estuvimos hablando. Es muy guapo.
No sabía que contestar, así que me quedé en silencio. No me esperaba que mi hermana me dijera eso. De hecho no me esperaba ni que lo hubiera conocido. Después de pasarse media hora hablando de él, se quedó dormida encima de mi cama. Yo no quería despertarla, así que la tapé y me fui a dormir a su cama.
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Sed de Venganza ©
Historia CortaLa historia trata de Vera Reverte una chica que perdió a su padre, el dueño de las bodegas más importantes del país, y el suceso la cambió por completo. Tiene que cumplir la promesa que le hizo, pero por alguna razón, se da cuenta de que va ser más...