•Un prólogo excitante

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Martín y Manuel llevan meses de casados. Después de años de noviazgo ambos conocen más a su pareja que a ellos mismos y eso los hace más unidos. Pero lo mas exorbitante en estos años de amor, es que, varias veces han hecho el amor, todas con condón. Con distintas clases de condones, como por ejemplo, con calor o frio, hasta con los de sabor.
No era cada día, ambos tenían un trabajo que cuidar, además el trasero de Manuel no iba a soportar tanto.

Acercándonos a la actualidad; Manuel hace horas que había llegado, su trabajo era corto y muy simple, sin embargo, el sueldo no estaba nada mal. Ya faltaba poco para que su querido argentino llegará, y como él es el gran esposo del año, estaba acostado en el sillón como todo buen marido. Pero, por el lado bueno, Manuel tenía todo listo, sólo faltaba que la cena se calentará completamente y deleitarse por su sabor.

Manuel miraba con aburrimiento la televisión mientras cambiaba de canal, de los más de 60 canales que habían ninguno tenía algo a su gusto. Y por lo tanto, tomó su celular y empezó a jugar.

—Puta la wea.– Se quejó, frunciendo el entrecejo, pues perdió una batalla en Clash Royale.

Dejó su celular a un lado y se levantó con pesadez para ver la comida. Tomó un guante y sacó la tapa de la olla en donde tenía los fideos, sacó un tenedor para probar, «Perfecto.» pensó y giró el cosito para desvanecer lentamente la llama de gas (si alguien sabe como se llama lo escribe, por favor♡), que calentaba los fideos.

Tomo la olla y en un recipiente con hoyos perfectamente pequeños para separar el agua de los fideos. Dejo caer los fideos al recipiente. Ahora iba a ver como quedó la salsa, revolvió unas cuantas veces y la probó, sin antes soplar.

Un Martín alegre había llegado a casa, con deseos de asustar a Manuel si él destino se lo permitía. Y agradeció a este al ver como un distraído Manuel estaba en la cocina. Una cara malvada se posó en él argentino y dejó sus cosas a un lado para ir de puntitas a la cocina.

—Por fin llegai'.– Su plan fue arruinado al oír a Manuel hablar.

—Al parecer ya te acostumbraste, che.

—No, debi ser menos ruidoso al abrir la puerta. Aweonao.– Se dio media vuelta para mirar a su esposo con una sonrisa cómplice.

—Tratare de hacerlo la próxima vez. Pero, ahora vos me debes mi beso de bienvenida.

—Cambiate de ropa mejor.

—Mi beso.

—Esta lista la cena, cambiate de ropa, weon.

—Mi beso.– dijo deletreando cada palabra.

—Me vai a hacer enojar, ctm.

—Beso.

Manuel tomó el paño de cocina y rápidamente Martín entendió lo que eso significa. Trató de salir lo mas rápido posible hacia la habitación para poder evitar ese doloroso castigo, pero lamentablemente para él, recibió una fuerte nalgada con el trapo antes de irse.
El chileno empezó a servir en los platos las porciones que les correspondían a cada uno. Y al terminar los puso en la mesa.

—¡Esta listo!– Grito mientras se sentaba.

—¡Voy, voy!– Dijo Martín llegando a la mesa, terminando de ponerse su playera.

Y así empezaron a comer, tanto como empezaron a terminar.
Esta vez, al “pobre” de Manuel le tocaba lavar los platos. Fregaba y fregaba, totalmente aburrido de hacer la misma acción. Martín, por su lado, felizmente abrazo a Manuel por detrás dejando a este desprevenido por su acción, pero cambio a un tierno sonrojo en sus mejillas.

—Aun espero mi beso de bienvenida.

—Después.

—¿Ahora?

—No.

—¿Ahora?

—No, esperate.

—... ¿Ahora?– Dijo haciendo una burlona sonrisa en sus labios.

Manuel dejo los platos y servicios limpios en cada lugar, para que se sequen.— Ahora.

Él castaño quedó frente a frente y ambos prosiguieron a besarse. Como su argentino estaba medio agachado, rodeó sus brazos en el cuello de el contrario. Él rubio cargó a Manuel, tomando ambas piernas y dejo delicadamente a su ojos miel en la mesa de la cocina. Dejándolo unos milímetros mas alto. Sus labios seguían unidos apasionadamente, y en segundos se separaban. Manuel se detuvo y lo miro a los ojos.

—No hay condones.

—¿Queres probar sin condón?

—No... ¿no va a pasar nada, cierto?

—Claro que no.

Una sonrisa se formo en Manuel y ambos siguieron en los que estaban. Martín empezó a tocar la espalda de Manuel, creando unas pequeñas cosquillas de placer. El pasivo no se quedó atrás, este empezó a bajar con dando pequeñas acaricias hasta el trasero de Martín. El beso se detuvo, para poder terminar todo en el sillón. Manuel quedo acostado con su playera levantada, una imagen muy erótica para Martín.

Ambos “amiguitos” (miembros) ya se habían puestos rectos, y con ganas de ser tocados. El castaño lo rodeo con sus piernas, acercando más a su rubio ojos claros. Esta vez, Manuel empezó con los besos en el cuello, por lo tanto, Martín dio un camino de acaricias por las piernas de su esposo hasta llegar al miembro erecto. Él argentino sintió como las piernas de él contrario apretaron más al rozar con su mano  la zona levantada.

Manuel le quito la playera a Martín antes de que él siga. Él opuesto empezó a hacer chupetones en los pezones de él castaño, dejando a este jadeando. Ambos prosiguieron así hasta por fin llegar a estar completamente desnudos y empezar el acto.

Esta es una experiencia única, ya que, es su primera vez sin condón; y en esta primera ocasión, se podían oír mas gemidos y suspiros.
Martín quedó apoyado de ambos lados para poder embestir de forma rápida. Manuel abrazaba a Martín clavando sus garras, y mordiendo entre el hombro y cuello, para evitar gemir tan fuerte.

No era la única vez en que “el beso de bienvenida” terminaba así, en varias ocasiones era en la habitación, en la ducha o en la misma cocina. Pero el sillón no se quedaba atrás, y este seria un ejemplo, aunque, no cualquier ejemplo; sin condón.

Un beso bastó para que Martín se corriera primero y a los segundo después Manuel. Ambos quedaron agotados, hace varios minutos habían llegado a su clímax y por lo tanto su orgasmo también fue.
La ropa estaba tirada por todos lados y los dos dueños desnudos estaban acostados en el sillón, recordando como respirar normalmente. Manuel a un abrazaba a su marido, sin embargo, el marido estaba entre una mezcla de satisfecho y agotado.

Aún era algo temprano, alcanzaban a darse una pequeña ducha, y sin duda dormir abrazaditos como siempre lo hacen...

Era una hermosa mañana de un día Jueves, los pajarillos terminaban su hermoso canto y dos flojos estaban acostados desordenadamente en su cama. La alarma había sonado hace ya mas de 20 minutos y ya iban a llegar tarde. Pero, ¿qué tiene de especial? No han despertado y ni se dieron cuenta de que habían apagado la irritable alarma.
Como era de esperarse Martín despertó desesperado, mientras trataba de despertar a su bello durmiente. El cual, estaba a centímetros de caerse de la cama y de su boca desprendía saliva, con un ronquido algo inaudible.

No hace falta seguir con lo predecible que pasará.

~Fin de Capitulo Prólogo~

Perdonenme, soy una basura al escribir lemmon</3 (;Д;)

Positivo [ArgChi] MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora