Capítulo 1: La hermosa rubia

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El fin. Esas eran las perfectas palabras para describirlo todo. Siete años ¡Qué rápido pasaron! No los vería más, ya que ella no sería aurora, como sus dos mejores amigos, ¿Hermione Jane Granger aurora? Eso sería imposible. Los vería por última vez en el baile, donde se reencontrarían las escuelas Beauxbatons, Durmstrang y Hogwarts; pero estaba casi segura de que Ron, estaría flirteando con las chicas de Beauxbatons todo el tiempo y Harry se pasaría toda la fiesta con Ginny, por lo tanto, ella se quedaría sola. Aunque, pasaría sus vacaciones de verano en la Madriguera. Además tendría que afrontar a Viktor Krum, y confesarle que no estaba interesada en él, y que por eso no contestaba las cartas que él le enviaba. Recibía al menos tres por semana desde la última vez que lo vio en la boda de Fleur.

- ¡Lo descubrí! - Gritó Hermione en voz alta - Ya descubrí que voy a hacer para que Viktor no me reconozca en la fiesta... usaré el antifaz de mi prima Arianne, y su collar con las letras "A" y "G". Así nunca sabrá quien soy - dijo de repente la castaña.

- ¡Qué increíble! - Exclamó una voz detrás de ella, haciéndola pegar un salto - Primero, no sabía que hablaras en voz alta y segundo... no te creía capaz de eso Herms. Pero ¿No es mejor usar poción multijugos? - Ginny.

La novia de Harry. La hermana del chico que había besado en medio de una guerra. También se podía decir que era su mejor amiga.

- Ginny, quiero ser Hermione Granger para todos, excepto para Viktor ¿Qué puedo hacer? - Inquirió la castaña

- Deberías usar tintura mágica también, sino sería demasiado evidente - dijo la pelirroja.

- ¡¿No qué no me creías capaz? - gritó Hermione un poco divertida.

- Si, de ser tan inteligente y sin embargo, no saber tramar un plan malévolo - dijo la pelirroja entre carcajadas.

Hermione tomó una almohada, ya que se encontraba en la habitación de Ginny, y empezó a golpearla juguetonamente. Ginny la imitó, y se desató una pelea de almohadas que dejó atrás todo el tema de Viktor Krum.

-O-

Mientras tanto, muy lejos, en una lujosa mansión, un furioso elfo doméstico, gritaba con ira a un rubio que reía en voz muy alta.

- ¡No le permitiré que siga diciendo esas cosas Señor Malfoy! - Gritaba un elfo que estaba por perder su trabajo, al revelarse contra su amo - ¡Dobby decía que el señor Potter, la señorita Granger y el señor Weasley son buena gente!

- ¡Elfo imbécil! ¿Qué no te das cuenta qué yo puedo decir lo que se me da la gana? Más en mi propia casa, y en todo caso ¡El que me haga callar no serás tú, repulsiva alimaña! - Exclamaba un Malfoy enojado y divertido a la vez - Además, es injustificable, que me hallan hecho compartir el mismo colegio con sangres sucias, una comadreja y un "cara-rajada" - continuó - Está muy claro lo debajo que están de mí. Pero por suerte, no los veré más, ya que este fue el último año escolar - dijo Malfoy sonriéndose a sí mismo.

- ¡No! ¡Es mentira! ¡Son buena gente! - exclamó el elfo fuera de sí.

- Esta vez llegaste al límite de mi paciencia, estúpido elfo ¡Vete! - ordenó Draco.

Sacó de su armario una fea bufanda, que él nunca usaba, se la entregó al elfo, quien sonrió de oreja a oreja.

- ¡Trabajaré en Hogwarts! - dicho esto el elfo corrió libre, por que eso era ahora, un elfo LIBRE. - ¡Rex volvió a ser libre al fin! - se escuchaban los gritos desde el interior de la mansión. - ¡Trabajaré en Hogwarts con otros elfos, y lejos del Señor Malfoy!

En ese momento Draco se dio cuenta de la triste realidad. Ése elfo era lo único que lo mantenía animado, ya que sus dos padres habían salido de viaje con los otros mortífagos vivos, ya que la marca que tenían en el brazo, les había producido el mayor dolor que ésta podía causar. Él aún conservaba la marca tenebrosa en su brazo, ya que nadie sabía como sacarla, pero no asistiría a esa reunión. Su madre estuvo a punto de perderlo, y no haría que se repitiera. Ahora estaba completamente solo (más de lo habitual, ya que sus padres lo ignoraban olímpicamente, aunque estuvieran en la mansión con él... excepto el día de la caída de Voldemort). En fin, iba a ir a prepararse para el baile de esa noche, nunca sabía si iba a terminar la noche con alguna preciosa chica de Beauxbatons.

El amor en brazos del enemigo - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora