Capítulo 2: Batalla en el comedor

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Hermione no había tenido una muy buena noche, ya que había tenido una pesadilla relacionada con Malfoy. Ella estaba besándolo, con el antifaz puesto, cuando de pronto, Draco se separaba de ella, le arrancaba el antifaz, rompiéndolo, y se oía la voz de Lord Voldemort diciendo: "Mátala Draco, es una odiosa sangre sucia…". Y cuando Malfoy pronunciaba las palabras: "Avada Kedabra", toda la escena se volvía de color verde; en ese momento despertó. Se vistió, y bajó las escaleras corriendo, pero no había nadie en la sala común.

Es obvio…

Pensó al ver un reloj que había pegado a la pared, arriba de una chimenea.

Son las siete, nuestras clases empiezan a las tres de la tarde, cuando los de primero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo terminaban las suyas. ¿Qué estaba pensando…? Mejor desayunaré a las ocho, y leeré durante una hora.

Alguien había dejado arriba de su mesita de noche el horario, el cuál había leído, pero recién al llegar a la sala común percibió su error. El libro que le había dado su madre era interesante, una chica se enamoraba de su peor enemigo, él de ella. El chico la besaba, y descubría estos sentimientos que nunca había sentido: amor, cariño… Pero nadie aprobaba esa relación, así que se veían muy pocas veces, pero tanto se amaban, que con un segundo de verse les alcanzaba.

- Herms, ¿Qué es eso que lees? – dijo una rubia, sobresaltando a Hermione.

- Luna… Me asustaste… - dijo Hermione respirando hondo a causa de la sorpresa.

- Lo lamento – se disculpó la rubia sonriendo.

- Es una simple novela muggle… no te preocupes… - explicó la castaña.

Hermione miró el reloj, y se dio cuenta de que eran las ocho y media, había leído una hora y media más de lo que había planeado. Subió a las habitaciones y arrojó el libro sobre su cama. Después bajó, dispuesta a desayunar y pasar un buen rato con sus amigos.

-O-

En realidad, Hermione no había sido la única que había tenido una mala noche... Draco, casi no durmió a causa de la broma que le había jugado su mente. Él soñó que besaba a "Astoria", ella se sacaba el antifaz, se sacaba la peluca rubia, y ahí estaba esa sangre sucia. Increíble; una sangre sucia, se había colado por toda su mente. Tenía un millón de cosas en las que podía pensar, pero su mente, eligió a esa impura. Se tapó la cara con una almohada, y respiró hondo. Escuchó que alguien que abría la puerta de su habitación (cada uno tenía habitación propia, los hombres y las mujeres). Era Blaise Zabbini.

- Draco, despierta, son las once. Tenemos clase a las tres de la tarde y no desayunamos, vayamos a la cocina a pedirle a esos inútiles elfos que nos den algo. – Draco no tenía hambre, pero ver nuevamente a ese elfo llamado Rex, al que le había dado una bufanda para despedirlo, era una oportunidad que no podía desperdiciarse.

- Espérame en la sala común – dijo Draco sacando a la almohada que todavía estaba tapando su cara.

Zabbini se fue de la habitación, dejando a Draco sólo. El rubio se vistió, bajó las escaleras, y fue al cuadro que tenía frutas. Blaise ya estaba ahí. Zabbini le hizo cosquillas a la pera, y la puerta a las cocinas se abrió. Como lo había pensado Draco, ese elfo estaba ahí, con la bufanda aún puesta; el rubio dijo:

- Oye Blaise, ¿Qué se siente tener que compartir las clases con sangres sucias, comadrejas y "caras-rajadas"? – dijo Draco arrastrando las palabras y con una sonrisa en la cara.

- Me da asco. – respondió Blaise poniendo cara de asco.

Cuando Draco había empezado a hablar, el elfo había reconocido su voz, se dio vuelta y lo miro en estado de shock.

El amor en brazos del enemigo - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora