18. Decima

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Robin me había hecho demasiadas preguntas después de oír que pude haber visto a Slade cuando entre en la mente de Veloz. Tampoco dejo de lado el hecho de que le 'oculté' algo pero, tanto el como todos los demás, habían hecho ya demasiado por mi. No quería que se preocuparan de más.

Respondí a cada una de sus preguntas; entre más hablábamos, más decido estaba a detener a Slade para evitar lo peor. Ya no podíamos limitarnos a pensar que él solamente iba a intentar destruirnos. Ahora sabíamos que, los límites de Slade y Trigon no existían; mientras tuvieran una meta en la mira, no se detendrían, ellos eliminarán a todo el que se cruce en su camino.

Su plan de destrucción va más aya de hacerme daño; probablemente sus metas se habían convertido en un objetivo común para ambos. Robin pensaba lo mismo que yo; ellos destruirían a todos los Titanes, a todos los que amo y a mi, si tuvieran la oportunidad. Robin no quería dárselas.

Cada una de sus palabras eran firmes, el estaba decidido y, en el fondo sabía que el haría todo por impedir tal colisión, aunque yo no quisiera.

— Raven.. No podemos perder tiempo. Slade y Trigon podrían atacar en cualquier momento —dijo, mientras se dirigía hacia la puerta—.
— ¿Qué? No, Robin ¿qué haces? ¿A donde vas?

El dio media vuelta mientras tenía la mano sobre la manija de la puerta, me observó unos segundos y continuó.

— Voy a trabajar en algo desde ahora, no permitiré que ocurra algo de lo que pueda arrepentirme en el futuro.

Robin estaba a punto de salir de la habitación; no podía dejar que hiciera alguna locura por no pensar bien las cosas. Pensé en algo lo más rápido que pude; sin tener muchas opciones, me levanté de la cama, moví los cables que tenía conectados y los llevé conmigo.

Fui hacia él para no dejar que ni si quiera saliera; lo tome del brazo para que no abriera la puerta mientras el volteaba sorprendido de verme ahí, justo detrás de el.

— No hagas nada, Robin. No ahora..

Sólo pude verlo unos segundos a los ojos, pues no tarde mucho en darme cuenta que mis piernas estaban muy débiles como para estar de pie por unos momentos más, hasta que estuve a punto de caer.

Alcancé a sostenerme con ambas manos de los brazos de Robin. El me detuvo al instante. Sentía demasiada impotencia de no poder ser tan fuerte como los demás, de ser tan débil, tanto que todos tenían que ayudarme alguna vez.

Me quedé recargada en sus brazos, lo miré un momento y después bajé la mirada mientras las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.

— Odio ser una carga, Robin.. ¡Odio ser tan débil! Detesto esto... es tan estúpido...

Alcancé a observar su ceño fruncido junto con su mirada de extrañeza. De pronto vi que el me había soltado. Por un momento creí que iba a caer, hasta que sentí sus brazos rodeando mi cuerpo. Mientras me tenía abrazada, puso su rostro junto al mío; podía percibir su respiración cerca de mi mejilla.

Después puso una de sus manos en mi cabeza, acariciando mi cabello, hasta que se acercó lo suficiente a mi oído como para poder decirme algo.

— No lo eres, Raven.

Quitó su mano de mi cabeza y tomó mi rostro, limpiando cada una de mis lagrimas de mis mejillas, mientras me sonreía y miraba a los ojos. Después, decidió cargarme hasta la cama de la habitación para recostarme de nuevo ahí; ordenó los cables que tenía conectados y me cubrió con las sábanas.

The Racing Heart | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora