Mustang negro del capitán McCarthy se deslizaba por la carretera a gran velocidad. La noche había dejado una fina capa de agua del relente. Edmond iba a su lado preparándose para la acción de una investigación, parecía haber dejado de lado su irracional miedo a la conducción. A McCarthy siempre le había caído bien Edmond (siempre era muy ingenioso, observador y reservado), pero no soportaba su extraña fobia. —Estás emocionado por una llamada —comentó el capitán — ¿Tú no? Hace meses que no tenemos un muerto.
— ¿Y eso es malo?
—Depende del punto de vista —repuso Edmond girándose hacia McCarthy con una amplia sonrisa.
Llegaron a la calle Comedy a los pocos minutos. Estaba llena de policías y ojos inquietos que querían verlo todo. Bajaron del Mustang negro y se dirigieron a la turba de gente que se amontonaba la calle. McCarthy observó que Edmond ponía mala cara al entrar entre el espeso grupo de gente. Acabaron en una panadería con paredes cubiertas de azulejos a la antigua cuando el capitán notó que le llamaban. Se dio la vuelta y vio a un policía de tráfico que conocía. Joven y bajo, con la piel oscurecida.
— ¿Capitán McCarthy necesita ayuda?
Dick Masen, era un simple policía de Beicon Child, y no de West End como McCarthy. Este le había estado suplicando desde hacía dos meses al capitán que pidiera que le ascendieran a inspector en su comisaría. Este era uno de los últimos problemas que rondaban a McCarthy. El capitán sabía que el chico tenía deudas.
Le miró con irritación
—Hola, capitán —insistió Masen
Habría vuelto a colarse, supuso McCarthy.
—Dick, no somos ni siquiera del mismo distrito. Lárgate.
—Puedo estar al nivel del mejor inspector de la ciudad.
Edmond levantó la ceja mientras contenía la risa.
—Ya tengo suficientes inspectores Masen.
Masen miró de reojo a Edmond mientras parecía buscar a alguien más. Se encogió de hombros irónicamente. —Tiene...Un inspector.
El capitán McCarthy cerró los ojos y soltó un suspiro en señal de derrota mientras Masen y Edmond esperaban la respuesta. La verdad es que los otros dos inspectores (conocidos como los enchufados) no habían aparecido por ahí y seguramente no lo harían.
—Venga, podría decir que eres enlace con el barrio de Beacon Child —observó que una sonrisa nacía en la cara del agente novato—. Vamos.
Como el callejón donde se había encontrado el cuerpo era muy estrecho, los coches había que aparcarlos delante y para no dar la vuelta a toda la calle los agentes pasaban al callejón por la panadería. Los tres pasaron entre el barullo hasta llegar a la sucia puerta que daba al callejón.
Había cinco agentes con el uniforme policial y el forense. Este estaba haciendo fotos con una cámara con objetivo al cuerpo apoyado en el contenedor. El forense tenía unos cuarenta años y latino. Vestía un mono azul diseñado para no corromper las pruebas, le hacía parecer un tanto ridículo. Parecía muy concentrado en el trabajo El capitán McCarthy fue el primero en hablar. — ¿Miguel, qué tenemos aquí?
Este no pareció enterarse, pero McCarthy sabía que si lo había hecho. Después de hacer una foto con una perspectiva desde arriba, el forense se giró hacia los demás.
— Xavier Grimes, 43 años —dijo el forense, su voz delataba un mínimo y acento de la zona de Tijuana— Lo encontró el hijo del panadero. Podría ser un…
— ¡Espera! —el capitán McCarthy se giró hacia Masen— Masen, estas de prácticas.
Dime, ¿qué diferencia hay entre un homicidio y un asesinato?
Entonces fue cuando el forense pareció darse cuenta de que estaba Masen.
—Pues...Un homicidio puede ser en defensa propia y no está planeado y el otro...— levantó la ceja intentando recordarlo—. Un asesinato es planeado.
—Correcto
El forense lo miró con cara sorpresa — ¿Y tú quién eres?
—Dejemos las presentaciones para luego —interrumpió McCarthy para evitar una charla innecesaria—. Bueno, Miguel, ¿que ha sido?
—Asesinato —hizo una pausa—, parece intencionado a primera vista. Aún hay que ver la herida del abdomen, que está cerrada con puntos que el asesino tuvo que hacerle postmorten, un médico no haría algo así, al menos no sin matar al paciente. La abriré en el laboratorio.
—Vale —McCarthy se giró—. Dick, ¿cómo ha podido llegar el cuerpo hasta aquí?
Masen miró a ambos lados del callejón, era largo y estrecho y por un lado estaba vallado. —Pues quien lo trajo lo tuvo que traer por ahí —señalo el lado sin vallar—arrastrándolo, o en una moto por ejemplo.
— ¿Por qué?
—No sé, el callejón es muy estrecho para pasar un coche. También pudo ser en una bicicleta.
—Bien. Ahora vas a hacer un trabajo de campo. ¿Ves lo largo que es esto?—dijo señalando una línea en el suelo— Pues tenemos que ver si hay alguna huella que de alguien. Y como la idea fue tuya, tú lo vas a hacer mientras nosotros vamos a preguntar si alguien ha visto algo.
—Entendido.
McCarthy y Edmond se giraron y entraron en la panadería.
—Vamos a tomar un café y volvemos ¿vale?
Media hora después, volvieron a ver el trabajo de Masen, éste estaba apoyado en la pared quejándose de un dolor en la espalda —Miguel, ¿lo ha hecho bien? —preguntó McCarthy.
—Sí, pero no ha encontrado nada. No me sorprende, la lluvia lo habrá borrado todo. No hay ningún rastro de nada solo alrededor del cuerpo, por donde han estado pisando todos.
— ¿Entonces no sabemos cómo ha llegado un cadáver hasta aquí?
Entre todos se lanzaron miradas buscado explicaciones. Pero nadie se explicaba el que no hubiera ningún rastro en el escenario. —Bien —dijo McCarthy—, empezamos con esto.
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Té
Mystery / ThrillerPublicado en físico y Ebook con Editorial Seleer "El asesino no es consciente de lo que hace, por lo que cualquiera puede serlo sin apenas saberlo". El capitán McCarthy se hará cargo de un caso que trastornara su mundo. El cuerpo, con claras señ...