La lluvia chocaba con fuerza contra la antigua cristalera de la tienda de la señora Larsong formando pequeños ríos de agua que descendían por el cristal. El repiqueteo de las gotas contra el cristal era incesante, casi rítmico. Como predecían las noticias, las lluvias eran continuas y fuertes. Esperaba con los brazos cruzados detrás del mostrador a que dejara de llover para poder volver a su casa, dos calles más adelante. Las nubes habían oscurecido las calles y la luz que solía entrar en la tienda por la ventana había disminuido, haciendo que la señora Larsong tuviera que encender unas bombillas que no le gustaba usar por lo lúgubre y sin vida que hacía parecer esa luz. En varias ocasiones se había ido la luz dejando la habitación en penumbra.
Le preocupaba mucho que se hicieran goteras y el agua se filtrase estropeando el té y las demás especias, su única fuente de ingresos. Se estaba planteando la idea de jubilarse, pero le encantaba estar trabajando, se sentía útil. Mientras miraba las gotas deslizarse por la cristalera, un rayo iluminó totalmente la estancia, seguido por un trueno que la hizo asustarse aún más.
La luz se volvió a ir.
El rayo había tenido que caer muy cerca. Comenzó su búsqueda de una linterna. La habitación se había vuelto más oscura y no veía lo que había dentro de los cajones. Empezó a rebuscar con notable nerviosismo, sin ningún motivo por el que estar nerviosa, lo estaba sin saber por qué. Ahora se lamentaba de su desorden.
En el mismo momento en el que habría un cajón de abajo del mostrador, otro rayo volvió a cruzar el cielo e iluminó la tienda unos instantes, en el marco de la puerta apareció una figura humana que la señora Larsong no vio porque estaba agachada.
Encontró la linterna, sonrió al verla.
El tintineo de la campanilla de la puerta la pilló desprevenida y dio un respingo, casi se dio un golpe contra el mostrador. El hombre dejó su sombrero en una mesa de exposición dejando ver su melena rubia. Cuando se levantó vio a un hombre con un traje extraño que no reconocía por el ambiente oscuro de la tienda. Una voz grave salió del hombre.
—Buenas noches, busco a Katherine Warren.
Se quedó sin palabras. ¿Quién era? Ya era raro que fuera alguien por el día, aún más en una noche lluviosa. Quizá fuera alguien confundido o enfermo.
— ¿Es usted? —insistió el extraño.
No sabía que responderle, todo estaba pasando muy rápido.
El hombre al verla que no reaccionaba empezó a andar por la tienda tranquilamente. No había prisa, aparentemente.
—Si no está la señora Warren, esperaré aquí. Es una bonita tienda. Estuve en una muy parecida en Inglaterra hace ya mucho tiempo —cogió un paquete de té de la estantería, de marca Inglesa—. Hace tanto, que ya sólo es un vago recuerdo en mi memoria. Hablaba muy extraño, era mejor intentar que se fuera sin montar una escena.
Hemos cerrado ya —dijo Larsong con calma, el extraño se giró hacia ella—. Le agradecería que se fuera —su voz se volvió entrecortada.
—Mi misión es más importante que un cierre. He venido desde muy lejos para esto. — ¿Quién es usted?
El hombre rubio pareció molesto con la pregunta.
—Creo que me equivocado, le pido disculpas.
Cogió su sombrero y se lo puso. Desapareció entre la lluvia sin mediar más palabras.
La señora Larsong suspiro aliviada.
Limpió el mostrador como lo haría un camarero en cualquier película, para que pasara el tiempo. Se hizo un té y encendió la radio. Ajustó la frecuencia y puso las noticias.
«Siguen los atascos en la Interestatal 93 —rezaba una voz de mujer en la radio. La misma noticia sin interés sonaba sin parar el mismo día aborreciendo al oyente.
Larsong cambió de frecuencia.
«El Departamento de Bomberos de Las Vegas ha informado en un comunicado oficial que el incendio que ha devastado un hotel y dos casinos sigue sin ser controlado. El fuego se ha llevado la vida de cinco personas en uno de los mayores casinos de la ciudad y el fuego sigue avanzando por... Volvió a cambiar.
« ¿Qué les parece la muerte del subdirector de nuestro museo de Historia Natural? — Preguntaba el presentador de las noticias locales—. La policía aún no ha emitido ningún comunicado. Dicen algunas voces que le han quitado el corazón para un ritual "pagano". Y para confirmarlo hemos traído al estudio a una experta en temas de brujería y curandería — el presentador dio paso a una supuesta bruja "experta" y Larsong apagó la radio.
No podía olvidar la visita, ¿Cuál era la misión de la que hablaba? ¿Por quién había preguntado? Sería algún desequilibrado, pensó. Lo mejor sería ir a casa y olvidarlo. De milagro encontró un paraguas viejo, que ni recordaba tener, con la tela algo gastada. Aunque seguía lloviendo había tomado la decisión de ir a su casa, no soportaba estar un minuto más ahí, en medio de la tensión del silencio. El viaje serian un par de calles. Cogió las llaves y apagó las luces, aunque ya lo estaban por el apagón.
Salió al porche donde abrió el paraguas y empezó a cerrar la puerta. La lluvia el mojo entera enseguida. El agua traía un olor embriagador, aunque tras tantas horas en su tienda, un ligero aroma no la sorprendía. Las llaves tintineaba en la mano mientras intentaba cerrar.
Cuando consiguió meter la llave, un golpe en la nuca que la hizo darse contra la puerta.
Rebotó contra el cristal y alguien la empujó hacia dentro de su tienda.
Luego, todo se volvió negro dejando tan solo el repiqueteo de la lluvia.-----------------------------------------------------------______________________________________
El resto de capítulos has sido retirados por la publicaciob en físico con Editorial Seleer. Lamento las molestias.
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Té
Mystery / ThrillerPublicado en físico y Ebook con Editorial Seleer "El asesino no es consciente de lo que hace, por lo que cualquiera puede serlo sin apenas saberlo". El capitán McCarthy se hará cargo de un caso que trastornara su mundo. El cuerpo, con claras señ...