"De dulces y chocolates" «Yoonmin»

SWEET CHOCOLATE

-¿Cuanto sería?- Pregunto ya cansado, llevaba rato esperando a que él chico de adelante se fuera, y sumamente agotado debido a que no durmió lo suficiente. Lo único que quiere es llegar a su casa y dormir hasta que sea él día siguiente.

Cuando él señor le cobro y él pago, se sintió liberado y por alguna extraña razón en vez de irse decidió quedarse afuera de la tienda en lo que se comía algunos de los dulces que compró, porque si, a Yoongi le encantan las cosas dulces.
Después de acabarse sus dulces, tiro las envolturas en él bote, y cuando se volteo dispuesto a irse, un chico paso corriendo a su lado, y él rubio quedo atontado por unos momentos, debido a que él chico que paso dejo un leve aroma a Chocolate flotando en él aire, se dio cuenta de que él chico entro a la tienda, y se asomo un poco para ver al chico mejor, lastimosamente él chico estaba de espaldas, y tenia puesto un gorro, solo pudo ver un pequeño trozo de cabello, era un hermoso café claro. Se quedo un poco mas de tiempo y entonces escucho su linda voz, era tan hermosa, que cualquiera que la escuchara pensaría que de un ángel se trata.

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Ha pasado una semana y no ha vuelto a ver al chico, incluso va a la tienda diariamente a comprar dulces y se espera un poco para ver si lo encuentra, pero para su desgracia no lo logra ver , y no, no es que él pelirosa haya creado una obsesión, es simplemente que desde él día que lo vio le dio una gran curiosidad, ¿porque?, ni él lo sabe.

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Se había rendido, desde hace dos días ya no va a la tienda, es mas, es tan optimista que se dijo a si mismo que nunca mas lo volvería a ver.
Sonó el timbre de la escuela, indicando que las clases habían terminado, y sacando a este de sus pensamientos y mientras él guardaba sus cosas en su casillero, escucho unos leves sollozos y gente hablando, y no pudo evitar ir a ver que sucedía, entonces vio como un grupo de chicos, mejor conocidos por el como "los idiotas que abusan de la gente" molestaban a un chico que estaba acurrucado en él suelo, echo bolita, mientras que los demás estaban tirando sus cosas, y le arrancaban hojas a sus libretas. No sabe ni como ni porque, pero fue a defender al pobre chico, golpeo la cara de uno de los chicos, él cual estaba dispuesto a reclamarle y devolverle él golpe, sin embargo al ver de quien se trataba se guardo sus comentarios y el golpe y les hizo señas a los otros de que se fueran, y es que como no tenerle miedo, al chico que le rompió la nariz y la cara al grupo de bravucones mas temido de la escuela además de que tenía al grupo de amigos mas raros, por así decirlo, y que a muchos les dan miedo.
Cuando todos las personas se fueron, solo quedaban ese chico y él, cuando le dio la mano dispuesto a ayudarlo, sintió que ese cabello ya lo había visto una vez, un café muy claro y brilloso. De pronto su nariz detecto un leve aroma a chocolate, y se quedo en un pequeño shock, salio de este y se  sintió emocionado por encontrar al chico que tanto había llamado su atención. En él momento en que él pelirosa le extendió su mano, él azabache dudo un poco, pero al fin se la dio, pues hay que ser agradecidos con los que te ayudan, ¿acaso no?, él pelirosa vio sus manos, chiquitas y regordetas y con unos dedos iguales, tan suaves como la seda, que le causo ternura, cuando lo ayudo a pararse se dio cuenta de que este era más bajito que el, por unos 2 centímetros, le calculo él pelirosa, y su cara, tan linda, unas mejillas abultadas, sus ojos pequeños mayoritariamente cubiertos por su flequillo, peinado hacia la izquierda, unos gruesos y rojizos labios, y una delicada nariz, obviamente todo esto era decorado por unas lágrimas, aun húmedas, que le daban un brillo a sus abultadas mejillas, él azabache, inconscientemente hizo un leve puchero, lo cual a los ojos del pelirosa, lo hizo ver aun mas adorable de lo que ya se veía. Le seco sus lágrimas, cosa que causo un pequeño brinco por parte del menor, ya que nadie, además de su mami le había secado las lágrimas, o acariciado de esa forma sus mejillas, él mas alto se dio cuenta de ese pequeño brinco y no pudo evitar sonreír, es que le dio tanta ternura.