°˖✧~{8- FINAL}~✧˖°

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-te amo- dijo besándome.- Núnca te alejes de mi.- me pidió.

-No me has dado motivos- murmure acurrucándome en su pecho. El me rodeaba con sus brazos haciéndome sentir seguro. Escuché que llamaron a la puerta. Mangel desaparecio y yo la abrí. Era mi mamá.

-Hijo ven- dijo y fuímos ambos al comedor.

-¿Qué sucede?- dije y había dos hombres parados en el salón.- Mamá... ¿Qué sucede?- repetí. Los hombres esos me miraban muy mal. Me miraban calculandome.

-Hijo...- su voz se quebró- debes irte con ellos- sollozó.

-Pero ¿Quiénes sóis? -grité.

-Hombres que te llevaran a un hospital mental- dijo el hombre de la derecha.

-No...- dije.

-Si, empaca tus pertenencias y vamonos.- dijo el otro hombre en un tono suave. Me encaminé corriendo hacia mi habitación y me largué a llorar deslizándome por la puerta.

-¡Miguel!- lo llamé y no aparecía. Lo necesito ahora mismo.- Miguel ¡¿Dónde estás?!- grité y escuché que tocaron la puerta

-Rubén, debemos irnos- me habló el hombre más "comprensible" de los dos. Me di por vencido y empecé a empacar mis cosas, solamente ropa y algunas cosas personales muy importantes.

Terminé de empacar, tomé mi bolso y me detuve delante de la puerta.

-Miguel... Si te importo por lo menos un poco... Ven y dame un beso...- dije con la voz quebrada.- Voy a contar hasta cinco... Si no apareces... Significa que esto terminó.-

uno...

dos...

tres...

cuatro
Miguel por favor...

cinco... Adiós Miguel.
-

dije y salí de la habitación. Estaban estos hombres y mi madre.

-Ten esto amor- dijo mi mamá extendiéndome un trapo celeste con dibujos de ositod.- Con esta mantilla dormías de pequeño...- recordó- Fue posible quitartela.- sonrió con melancolía- tenla. Para que te sientas protegido por las noches. Te amo.

-¿Tu los llamaste no?- solté una lagrima.

-No cariño. No se quien los llamó. Pero tienen razón y debes irte con ellos.- me explicó abrazándome muy fuerte

-Mamá me estás matando- dije con poco aire

-No me importa.- dijo riendo y siguió abrazándome.

-Te amo- dije. Ella me miró sorprendida.

-Yo más mi niñito- me dio muchos besos en la mejilla.

-Dile a la pequeña que la amo mucho- dije refiriéndose a mi hermana que aún no nacía.

Me despedí de ella y subimos a un auto blanco con las siglas del hospital al que me llevaban.

Cuando llegamos era un lugar demaciado grande y transmitía, desde fuera, un ambiente tranquilo.

Entramos al edifico dirigiéndome a lo que sería mi habitación.

-Ésta será tu habitación hasta que te recuperes.- me explicó el hombre comprensible.

-¿Cuándo saldré de aquí?- pregunté

-Mira, no quiero ilusionarte, el paciente que se recuperó más rápido tardo un año. Si colaboras con los doctores vas a estár un paso más cerca de la salida. ¿Vale?- me dijo y asentí.

-Gracias.- dije y el salió cerrando la puerta. Empecé a ordenar todo. Bueno. Voy a intentar que esto dure lo menos posible y así poder ver a Miguel de nuevo. Cuando se hizo de noche fui al comedor del lugar.

Estaba lleno, algunos vestidos como yo y otros con batas. Me senté en una mesa, un poco alejada de todos, no quería comer. Pero me dijeron que viniera aquí para tener un control de todos los pacientes. Levanté la mirada cuando un chico y una chica se sentaron a mi lado.

-Hola- me dijeron ambos.

-Hola- repetí- ¿Cómo os llamáis?- pregunté.

-Yo María- dijo la chica.

-Yo Miguel- dijo el chico. Y lo miré al instante al escuchar el nombre de mi amado. No era él, me decepcioné.

Living Dead || Rubelangel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora