Estaba tirado en mi cama con una bolsa de hielo en el ojo. Mike me había golpeado otra vez, tenía el ojo como una pelota de fútbol.
-Hola Rubén- apareció de la nada.
-¡Coño Miguel!- exclamé asustado.
-Jaja, lo siento- rió y se sentó a mi lado.- ¿Otra vez?- me preguntó.
-Si...- dije y cerré los ojos. Me dolían mucho. De pronto sentí un peso encima y sobre mis labios. Era Miguel basándome de imprevisto. No iba a negar que me gustaba. Le seguí el beso sentándome en la cama y le rodee el cuello con los brazos.
-Wow- dije. Estábamos colorados, sobretodo sus mejillas. Yo hasta los pies seguramente.
-¿Te lo has pensado?- preguntó. Sabía a lo que se refería. Hace un mes que me lo venía pensando y lo deje con la duda.
-Si Miguel- dije y me miró con cara interrogativa.
-Si ¿Qué?- no si era tonto éste. Opté mejor por besarle y sentarme a horcajadas sobre él. El me siguió en beso y sujetó mis caderas restregandome con las de el. Me empezó a besar con más ímpetu y yo intentaba no quedarme atrás empecé a mover mis caderas hacia delante y detrás. Hizo ademán de quitarme la camiseta pero no.
-No.- lo detuve. Se como terminará esto y no estoy preparado- Perdón...es que...mi ojo duele...y eso. Perdón- me separé y me recosté de nuevo en la cama.
-Vale.- dijo.
-Perdón...es sólo que...- comencé a decir pero el me interrumpió con un beso.
-Miguel no- dije
-Vamos Rubén, no te haré daño- aclaró
-¿Y quién dice que tu me la vas a meter hijo de puta?- pregunté con el seño fruncido.
-Soy más fuerte que tu, tengo más vello en el cuerpo que tu. No se- dijo.
-¿Me estás diciendo que parezco afeminado?- grité no muy fuerte. Estaba mi madre durmiendo.
-Vamos amor.- esquivó mi pregunta- No te va a pasar nada malo. Yo ya se como es esto. No voy a lastimarte.- intentaba explicarme.
-¿Va a doler?- pregunté
-Si, pero luego vas a sentirte bien- me tomó las manos- si te duele y no aguantas, me avisas y paramos. ¿Vale?- negoció. Eso me parecía justo. Y asenti. Nos acostamos en la cama y empezamos a darnos besos pequeños, picos mientras las manos de Miguel me acariciaban la espalda sin llegar a mi culo. Él empezó a meter sus manos frías por debajo de mi camiseta, a lo que yo me estremecí al tacto. Cuando nos quitamos ambos la parte superior pude ver los lunares del torso de Miguel, eran lindos. Yo tomé coraje e intenté, con manos torpes, quitarle el pantalón. Pero estaba tan nervioso que mis manos se resbalaban.
Cuando logré quitárselo vi el bulto que sobresalía de sus boxer, haciendo que parezcan una tienda de campaña, tragué en seco. Eso no cabía dentro mío.
Miguel vio que miraba atentamente su hombría y rió. Yo no le encontraba la puta gracia
Él nos quitó el boxer a ambos, ya estábamos desnudos.
Se me ocurrió algo, no se si estuviera bien pero lo hice, baje mi cabeza a su miembro. Arrodillado en el piso y el sentado al lateral de la cama. Empecé a acercarme y darle lametones pequeños y besitos. Luego me la llevé a la boca y eso hizo que Miguel gimiera y sostuviera mi cabeza llevando el ritmo. Yo sólo chupaba y el controlaba los movimientos de mi cabeza.
Cuando casi él llega al orgasmo me la quitó de la boca y me subió a horcajadas sobre su regazo.
-¿Tienes lubricante?- me preguntó y yo me tense. Negué con la cabeza.- Vale usaremos saliva. Puso dos dedos delante de mi boca, entendí que debía chuparlos. Empecé y los deje llenos de mi saliva.
-¿Estás listo?- me preguntó, yo asenti, no dije nada en todo la hora que estuvimos aqui- tranquilo si, puede que duela un poco. Luego no.- metió los dos dedos en mi interior.
Sentí una punzada de dolor, luego Miguel empezó a mover los dedos, los abría haciendo tijeras.
-¡Ah!...Dios...- gemi, se sentía muy bien.
-¿Estás listo?- me preguntó y asentí
Miguel me puso a cuatro patas y entró de una vez por todas. Dolía, sentía su miembro palpitante tocando muy dentro mío. Se me caía una que otra lágrima de dolor.
El dolor disminuyó sólo un poco, cuando Miguel empezó a moverse. Dios Santo duele mucho. Sentía como Miguel disfrutaba, luego de un rato empecé a sentir oleadas y oleadas de placer dentro de mi que se centraban en mi cadera.
-¿Duele?
-No...- gemi- ¡Sigue!- dije y tape mi boca.
Yo intentaba no gemir muy fuerte o agudo, ya que antes habíamos peleado por quien sería el que daba y quien recibía y terminé perdiendo yo. Un gemido de Miguel me sacó de mis pensamientos, había llegado. Yo no, estaba a un paso.
Empece a masturbarme con mi mano derecha, imaginaba que eran las manos de Miguel y con un gemido desgarrador acabe.
Terminé por tirarme en la cama al lado de Miguel. Ambos teníamos la respiración muy agitada y estábamos agotados
-¿Te sientes bien?- preguntó. Él estuvo preocupado en todo momento de que sentía, si me dolía, si me gustaba ya que, tuve mucho miedo y estaba nervioso.
-Si, gracias por preocuparte.- le dije dándole un beso en la mejilla- Te quiero- y ese en los labios a lo que el siguió.
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¿NO SE ESCRIBIR LEMMONS OK?
*c va a shorar*