misa

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Mi madre es una cristiana de corazón, todo acto que realiza lo dedica a Dios y su fé está completamente dirigida a él. Sus creencias fueron reforzadas cuando mi padre nos dejó, pero no puedo decir lo mismo de mí ya que a pesar de que yo también era una fiel seguidora de esta religión, dejé de creer en la bondad de Dios cuando la partida de mi padre dio inicio a una serie de sucesos catastróficos, porque si Dios es bondadoso ¿Por qué nos llenaba de pronto de tantas desgracias?

No amaba a mi padre, de hecho no sabía que sentir respecto a él ya que sus repetitivas conductas temperamentales hacia mi hermana, mi madre y yo me hicieron dejar de tenerle cariño y aprecio, lo que más me daba rabia de su partida era que se había largado y nos había dejado en emergencia roja: no teníamos suficiente dinero para pagar las cuentas de la casa ni las necesidades básicas entre otras cosas y por poco y nos hundíamos en deudas y nos quitaban la casa.

Luego de tanta mala suerte por fin mi madre consiguió un empleo muy bien pagado y las cosas se resolvieron poco a poco pero dejé de ser mi antigua yo y me convertí en una persona que ahora solo daba problemas.

—Sabrina ya sabes que es día de misa, vístete adecuadamente y baja a desayunar— habló mamá seriamente desde la puerta de mi habitación

Domingo, día de misa.

Sinceramente estos días eran mis menos preferidos simplemente por dos razones: primera porque mi madre me hacía ir a rendir culto a una religión la cual yo ya no apoyaba y segunda, mañana era lunes.

—Si mamá.

Lo único que me agradaba de ir a la iglesia era ver cómo a mi madre y a mi hermana les crecía la felicidad, la forma de ver positivamente el mundo y ver como ellas si podían sostenerse de un ser divino que "cumple promesas y es salvador".

Sam, mi hermana entró a mi habitación —Ponte el vestido crema y tus tacones del mismo color, te verás linda.

—Gracias Sam— estrujé sus mejillas

Me regaló una sonrisa.

—¿Cuándo le dirás a mamá que ya no eres creyente?

Me encogí de hombros —Creo que tendrán que pasar cincuenta años para que sea posible decirle, no me atrevería a ver la desilusión y tristeza en su rostro

Sam hizo una mueca —Creo que si le explicas el por qué, ella comprendería

Mi hermana era la única que sabía que yo ya no tenía el mismo apego a la religión y la única que me interesaba que tuviera conocimiento de aquello.

—No lo sé, pero prometo que se lo diré hermanita

Ella solo asintió con una expresión de no estar muy convencida —Iré a bañarme y vestirme, nos vemos abajo

—Vale

Mi hermana salió de mi habitación, yo me levanté de la cama, tome una toalla y me metí a la ducha.

—I wish that I could feel the warmth under the sunI'll be here watching it dust— canté debajo de la cascada artificial

Después de quince minutos salí del baño envuelta en una toalla roja y me puse un juego de ropa interior común y corriente color nude y me puse el vestido crema de tela tipo de seda que sugirió mi hermana y unos tacones. Me coloqué crema para peinar, cepillé mi cabello el cual llegaba debajo de mis costillas y bajé a desayunar.

HOLY « s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora