No todos los sueños, tienen porque hacerse realidad

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12.
Nos adentramos en la casa, y el ambiente se siente bastante sombrío, todo está en completa calma y tranquilidad lo cual para mí siempre ha sido un signo de alarma indicando que algo malo está por suceder.

Toda mi vida he sido muy supersticiosa, cuidando en exceso los espejos, no pasar debajo de un escalera, y mucho menos toparme con un gato negro en fin, volteo a ver a Spencer que viene justo detrás de mi, se ve tranquila así que trató de evitar que mi mente comience a divagar con cualquier pensamiento negativo que solo ara que me ponga nerviosa.

—¡Amoor! ¿Estas aquí?.—Grita Spencer desde la mitad de la escalera.

Nada...

—Spencer.— Digo casi en tono de susurro.

—¿Mande Emily?.— Me ha llamado por mi nombre lo que es señal de alarma, siempre que me llaman así es por algo malo.

—Voy por un vaso de agua a la cocina.— Emily estúpida, parece como si le estuvieras pidiendo permiso, me reclamo a mi misma por lo que acabo de hacer.

—Esta bien, adelante, mientras veré si encuentro a tu padre.

Doy la media vuelta y deciendo por las escaleras contando una a una, esto no me gusta para nada, mis manos comienzan a temblar y siento mi espalda mojada, dios no ahora por favor.

Llego a la cocina y rápidamente abro el grifo del agua, lleno un vaso y suavemente me deslizo hacia abajo hasta tocar el piso, trató de tranquilizarme y respirar, toco mi corazón y siento cómo mi ritmo cardiaco aumenta con cada respiración.

—¡Emmy!
—¡Emmy!—Escucho gritos a lo lejos, creo que es Spencer, su voz se escucha algo agitada, ¿Acaso le habrá pasado algo a mi padre? Oh, no, no, no el simple hecho de pensarlo me causa escalofríos.

Mi respiración es acelerada y no puedo controlarla, me siento rara en extremo, como si supiera que algo malo está por ocurrir.

Respira, respira y cuenta hasta diez, me digo una y otra vez.— ¿Mandee? Aún estoy en la cocina Spencer.—Logro formular una respuesta, me levantó rápidamente, y al hacerlo me da un poco de vértigo.

Jajaja.— Mi inconsciente se burla de mí, ya solo esto me faltaba. Mierda, en serio debo tranquilizarme, de pronto recuerdo a Álex diciéndome al teléfono que respirara, para lograr tranquilizarme, inhaló y exhaló una y otra vez.

—Emmy, puedes venir a la sala, por favor.— Grita Spencer.

—Uhum, enseguida voy.— Un poco más tranquila comienzo a caminar hacia la sala, por favor no, por favor no, por favor no, repito una y otra vez mentalmente.

Mientras camino rumbo a la sala, escucho voces hablar por lo bajo, me pregunto si será mi padre o alguna de las personas que trabaja en la casa, poco a poco me voy aproximando y comienzo a escuchar más claramente su conversación.

—¡No, maldición no!, esto debe ser una maldita broma!.— Siento mis mejillas arder y relajarse al contacto con las heladas lágrimas que se deslizan por ellas.

—Emily Cariño, por favor tranquilízate y escúchame.— Me pide mi padre de una manera muy relajada.

—Como diablos me pides que me tranquilice, ¿Como? ¡Maldición! ¿Como?.— Las lágrimas que abarrotan mis ojos me nublan la vista impidiendome ver claramente, me las limpio con la manga de mi chamarra, miro a mi alrededor y veo demasiada gente ¿En qué momento aparecieron tantas personas? Trato de enfocar mi visión pero no logro reconocer a nadie.

—Eduardo, el vuelo sale a las 9:15 pm, debemos salir ya, si queremos alcanzarlo, si no tomamos este el siguiente sale hasta mañana a las 4:00pm.— Comenta Spencer mirando la pantalla de su móvil.

Mi padre estira su brazo y mira su reloj.— Claro querida, por favor empaca lo necesario y busca los pasaportes, el de Emily lo tengo dentro del escritorio en la oficina, mientras tanto hablare con ella.

—Emmy por favor cariño, mírame.— Alza mi barbilla y me obliga a mirarlo a los ojos.— Emily necesitas calmarte, por favor presta atención; ya escuchaste un poco acerca de lo que le pasó a tu mami, está muy grave, y no sabemos si es que sobrevivirá a esto.— Odio que me hable como si tuviera 3 años, está claro que no entiendo nada de lo que está pasando, pero necesito que me diga todo de una vez, mientras sigue hablando agachó la cabeza no en gesto de debilidad, más bien en señal de estar destrozada, nunca antes me había pasado por la cabeza ¿Qué pasaría si no tuviera a mi madre? ¿Que haría cuando ya no estuviera más conmigo? ¿Qué pasaría cuando la única persona que me quiere en este mundo no estuviera más para mi? Todas son preguntas lógicas para dentro de al menos 40 años no en este momento, no ahora.— Cariño mírame por favor, debemos tomar ese vuelo ¡ya!, si queremos estar con ella lo más pronto posible, ya que aun no se exactamente que fue lo que le sucedió ahora lo único que podemos hacer es rogar a Dios que ella se encuentre bien.— Mi padre nunca ha sido tan directo, pero en este momento lo esta siendo, prefiero toda la verdad de una aunque en realidad agradecería que tuviera un poco de tacto al respecto.

Miles de pensamientos se abarrotan en mi mente, uno de ellos parece ser un dejavú del sueño que tuve anoche, me duele bastante la cabeza y creo que tengo los ojos muy hinchados de tanto llorar ya que se me dificulta un poco ver claramente.

Spencer baja rápidamente de las escaleras seguida de un chico, trato de mirarlo pero en estos momentos la verdad es que no tengo cabeza para ello, siento los párpados pesados así que prefiero cerrar los ojos.

Ágil y velozmente Spencer me toma del brazo y me conduce meticulosamente al interior del auto de mi padre una vez todos dentro del vehículo siento como un miedo cada vez mayor se apodera de mi, trató de abrir suavemente los ojos pero las luces de la ciudad me lastiman demasiado, me tapo los ojos con el brazo e inmediatamente recargo mi cabeza sobre la ventana, trató de pensar en algún grato recuerdo, el mejor que tengo con ella.

Muchos recuerdos saturan mi mente, el cerebro si que es algo maravilloso elige simplemente uno de tantos, supongo es el más especial de ellos.

Aún lo tengo muy presente como si estuviera viviendolo nuevamente; digamos que nunca he sido buena para Matemáticas y mucho menos para cocinar, y mi mamá no se diga, una vez intentamos cocinar un pastel para celebrar que había pasado por primera vez un examen de matemáticas, no es para tanto le decía a mi mamá pero pareciera que me estaba graduando con honores de Harvard, (bueno si fue la gran cosa ya que aquel día es uno de los más felices que he tenido en mi vida) cuando llegue a la casa estaba muy feliz no lo podía contener, ella me preguntó cuál era el motivo de mi sonrisa
—Wow Emmy, nunca te había visto tan feliz, que sucede, no me digas ¿Es por un chico?
—Jajajaja.— Salió una gran carcajada de mi interior, mientras rebuscaba dentro de mi bolso.— Ta-tan.— Saque mi boleta de calificaciones. Podía ver su cara de desconcierto no sabía que era lo que causaba mi euforia.
—Bueno, veo que sacaste 10 en educación física hay que celebrarlo.
—No mamá, ve más abajo, 9 en Literatura, 9 en Anatomia, 9.5 en Bioquímica, 8 en Matemáticas, 8.6 en Artísticas, espera un 8 en matemáticas?.
—Siiiii.— Digo saltando de la emoción.
—Esto hay que celebrarlo.— Dice saltando de la emoción junto a mi.— Ire a buscar una receta en internet para hacer un pastel, tu pastel favorito.
Y asi comenzamos a sacar los ingredientes

•Huevos. -listo.
•Leche. -listo.
•Azúcar. -listo.
•Vainilla. -listo.
•Chocolate. -listo.
Y por último la harina.

—List... Mmm Mamá ¿Dónde guardas la harina?
—Ahi arriba, recuerdo que ví una caja.
—No la encuentro.
—Busca bien ahí debe estar.
—No hay nada.
—¿Y si yo la encuentro que te hago?.— pregunta mi madre muy segura de si.— Oh, oh creo que no tenemos harina...

Un bache que pasamos me hace volver a la realidad y darme cuenta de cuanto quisiera que esto también fuera uno de esos estúpidos sueños como los que eh tenido.

Mi Deseo Eres Tu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora