02 - Blein

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Seguían descendiendo, sin importar cuanto tiempo pasará allí, el doctor Blein no dejaba de asombrarse sobre la profundidad del complejo, y cuánto tiempo había echo falta para construirlo. A pesar de no haber sido construido para eso, los lustrosos metales reflectaban la luz artificial y daban la sensación de estar en una sala de cristales. Pero no se dejó llevar por aquellos pensamientos, tenía que concentrarse ante lo que venía a continuación. Ordenó sus ideas para la inminente reunión, y como respondería ante las personas más influyentes del mundo, al menos por ahora. Sus dos acompañantes abrieron unas puertas dobles enfrente suyo y se hicieron a un lado, dejándolo acceder a una gran mesa, desde la cual se podía ver el exterior, aquel infierno blanco y nevado el cual era Groenlandia.
Sentadas alrededor de esta, se encontraban un total de trece personas, aunque por motivos que Blein desconocía pero al igual entendía, todos llevaban la cara cubierta en sombras. Visores cubrían sus ojos, y la gran pantalla de vidrio dispuesta ante ellos se alargaba alrededor de sus caras, volviéndolas un mar difuso de imágenes. A Blein le daban escalofríos, cada vez que lo habían citado allí, volvía a su puesto sin poder sacarse aquellas imágenes de la cabeza, una tras otra, como un relámpago implacable que turbaba sus pensamientos más profundos, volviéndolos un remolino de ideas confusas ante la expectación de lo que se ocultaba tras aquellas máscaras de metal, circuitos y vidrio.
Aún así, no podía mostrar debilidad ante este tipo de gente, lo sabía de sobra, tenía que parecer lo más seguro posible, o estas astutas aves rapaces lo devorarían sin piedad.
- Imagino que se hace una idea de porque está aquí, no es así ? - le dijo una mujer a su derecha, tres butacas más allá.
- Puedo suponer, pero si me jugará la vida apostaría por la idea de que desean inyectar carbono en el Unoctanio que me dieron como muestra anteriormente.
- Su suposición es correcta doctor Blein, sin embargo, nuestros clientes ya están pujando por este nuevo alijo, y lo mejor es que todavía no lo hemos puesto en venta.
- Debo advertirles que es peligroso, necesitaré equipo adecuado, y aún así me veo reacio a esta decisión. - expresó.
- Nosotros veremos que se le compense por sus servicios, ha sido un ayudante invaluable en lo referente a la investigación de Unoctanio, haga esto por nosotros y nos encargaremos de que regrese a salvo con su familia, debe de estar extrañandolo en casa. - interrumpió un hombre, también oculto en sombras, era uno de los más lejanos, y su voz sonaba cansada.
Mierda, estas personas sabían exactamente lo que él quería, y era prácticamente innegable el echo de que cualquiera querría marcharse de aquel témpano helado, pero no permitió que ningún gesto se dibujara en su rostro, y sopesó sus opciones.
- Deben entender que esto es muy riesgoso, nunca hemos intentado forzar a una sustancia que realice una unión química tan fuerte, y los resultados podrían ser ciertamente inesperados. - llegó al cabo de que su única opción factible era disuadirlos de esto, incluso tal vez a costa de su reputación, y más importante aún, de su vida.
- Nos interesa poco y nada lo que usted quiera o desea, la presión política sobre este tema se ha vuelto más molesta, por más poderosos que seamos no podemos parar la opinión pública desde las sombras. - volvió a hablar la mujer.
- Además, si logramos hacer lo que usted dice exitosamente, que nos impide hacerlo con otros elementos y aumentar sus propiedades más allá de lo imaginable? Las posibilidades son infinitas... - agregó otro hombre, el más cercano a Blein.
- Pero parecen no entender, todo lo que he aprendido en mi carrera apunta a que es imposible, ningún mineral sería capaz de aceptar semejante cambio en su estructura molecular. - comenzaba a perder la paciencia, aquellos estúpidos querían salirse con la suya, como siempre, tales como niños malcriados a los que se les ha enseñado que pueden tomar lo que quieran sin consecuencia alguna.
- Mire Blein, respetamos su doctorado, pero tiene que admitir que no tiene opción , hagalo o buscaremos a alguien más dispuesto a hacerlo, de todas formas, usted habla de minerales comunes, pero no debemos olvidar que el Unoctanio es el más extraordinario que hemos visto nunca - sentenció la mujer a su derecha, sin dejar opción a la negociación.
- Es justamente por eso, señora, que me preocupa...

Infierno de EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora