24 - Aria

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Cuando Noah le contó lo que había ocurrido en la estación de radio, ella apenas podía creerlo. Una gran laguna se había formado en su mente cuando se encontró con aquella criatura, aquel "emisario" que había tratado de convencer a su compañero.
Lo que si recordaba era el frío abrazo del ser, y a si misma, visionando el fin de las cosas, vislumbró un atisbo de lo que era Alarak, y un escalofrío recorrió su espalda, a pesar de estar a cientos de metros de la estación.
Una masa de impurezas pequeñisima, descansando en el centro de un gran altar en un mundo que no era el suyo. Sin embargo, una certeza era clara, podía ser muchísimo más, mucho más poderoso de lo que era ahora, y eso le aterraba enormemente.
El traqueteo del Vital Suit la mantenía ensimismada, y agradeció que eso la distrajera lo suficiente para no pensar en eso. Sólo quería que está pesadilla terminará cuanto antes, para asimilar todas las cosas horribles que había visto a lo largo de estos pocos días.
- El aeropuerto está cerca - anuncio Noah, estrechándole por unos segundos la mano - todo va a salir bien, ya lo verás.
Se quedó callada en ese momento, pero agradeció el gesto. Era una verdadera suerte que tuviera a Noah para protegerla en este largo viaje, y con LoneWolf de su parte las esperanzas aún seguían vivas, la posibilidad de escapar y poder olvidar todo esto.
El huracán sobre sus cabezas les decía lo contrario.
Las fuertes pisadas del Vital Suit se habían vuelto más trabajosas cuanto más se acercaban, como si una fuerza arrolladora tratara de impedirles el paso. Por suerte para ellos, Noah y su VS parecían entenderse a la perfección, avanzando indefectiblemente hacia la gran oscuridad que era el huracán de arena.
Al entrar en el ojo, la tormenta pareció atenuarse lentamente hasta casi desaparecer cualquier clase de ventisca, dejándolos en silencio mientras los relámpagos tronaban constantemente a unos cientos de metros más allá.
- Ves eso? - pregunto Noah.
- Si, siempre caen en el mismo lugar.. - contestó ella, observando la extraña anomalía en silencio.
No fue necesario decir más, ya que sin ninguno decir nada más, comenzaron a moverse hacia los escalofriantes relámpagos, los cuales producían un sonido metálico cada vez que impactaban en el suelo.
El momento en que Noah se quedó sin aliento al ver a través del visor holografico Aria supo que algo andaba mal.
- Mira esto.. -le susurro, extendiendo la pantalla hacia ella. Gracias al dispositivo insertado en su médula, el nervio óptico se conecto directamente al sistema externo de LoneWolf, pudiendo visualizar exactamente lo que Noah veía en aquel mismo momento, ella también se quedó sin aliento.
Finalmente vio la gran cantidad de criaturas que hasta hace un rato le eran desconocidas y había escuchado chillando en los tejados de vez en cuando. La gran mayoría yacía quieta en el mismo lugar, mientras que otros merodeban alrededor o se entretenían entre ellos, observó como dos de ellos se peleaban por el cadáver de uno de sus compañeros caídos, un poco más alejados de la mayoría.
De repente Noah le tocó el hombro, señalando por encima de aquellos extraños y poco amigables seres, notando la alada y nívea presencia que Aria había ignorado hasta ese momento.
Era completamente blanca como la nieve, con patas que recordaban levemente a las de un pajaro, su cuerpo esbelto y desnudo encajaba a la perfección con la frialdad que emanaba, pareciendo estar por encima de todo y de todos. Sus alas la mantenían flotando en el aire, sin apenas esfuerzo mientras alguna que otra pluma ocasional caía al suelo, pérdida entre los demonios. Su cara era aplanada, terminando en una cabellera nebulosa que contrastaba con el gran halo alrededor de su cabeza. Por último, Aria observó la titilante lanza eléctrica que desaparecía y aparecía constantemente en su mano derecha, como si estuviera echa de los propios rayos que azotaban en este momento el aeropuerto.
-Esos de ahí? No es Bandit? - preguntó ella, reconociendo la tan característica forma del formidable Vital Suit. A pesar de continuar girando la torreta, una de sus patas había quedado destrozada, y Aria supuso que habían estado a punto de escapar. El Chinook en llamas en el techo del aeropuerto le daba todas las pistas necesarias para saber qué no lo habían conseguido.
- Tenemos que ayudarlos - sentenció Noah, mirando impotente a la oleada de criaturas a nivel del suelo.
- Ellos mataron a Elijah recuerdas? - le contestó Aria, extendiendo un dedo acusador hacia las últimas tropas de Desperado que quedaban en el área, y posiblemrnte no durarían mucho más sin su ayuda.
- Y tienen a Spencer.
- Noah, ella nos traicionó, si no lo hubiera echo Elijah seguiría con nosotros.
- Sigue siendo parte de nuestro equipo, y me prometí a mi mismo no perder a nadie más - sentenció su capitán, tomando los mandos sin esperar una respuesta.
Al menos no embistió directamente contra la horda, sino que activo sus propulsores y comenzó a levitar, tratando de acercarse hacia el techo del alargado lobby del aeropuerto.
Sorprendentemente, el techo de metal pulido aguantó el peso de la gran máquina, desplazándose con cuidado a través de los techos, intentando no llamar la atención del gran círculo de criaturas que parecían estar esperando una orden de aquel ángel para hacerlos pedazos.
Éste parecía estar hablando en un lenguaje ininteligible, mirando fijamente hacia el VS caído.
Aria sintió la gélida mirada de aquel ser antes incluso de que se girará, en ese momento un potente grito se esparció a través del aire, rompiendo los grandes ventanales del antes lujoso aeropuerto de Abu Dabi ante la intensidad de la onda sonora.
En ese instante, todos los demonios parecieron cobrar vida, comenzando a moverse en dirección a la torre de control, trepando ágilmente el duro hormigón.
- Tenemos que apurarnos! -exclamó Noah, sin necesidad de que le dijeran nada, Aria le devolvió el visor.
El impulso fue casi instantáneo, y la reacción muy rápida. Noah consiguió esquivar el relámpago justo a tiempo, activando los propulsores traseros y comenzando a deslizarse a través del techo en dirección hacia Bandit, intentando llegar antes que aquellos demonios.
Ya se encontraban cerca, tanto que las ametralladoras Gatling comenzaron a rotar sobre sus propios ejes sin que Noah tocará nada. Los brazos se extendieron, abriendo sus compuertas y dejando al descubierto las filosas sierras de Unoctanio, las cuales comenzaron a girar sobre sus rieles, despidiendo destdlles rojizos y anaranjados. Frente a este espectáculo, los demonios que se acercaban hacia ellos intentando cortarles el paso no tuvieron muchas posibilidades.
Unos cuantos quedaron echos teizas frente a las potentes y filosas sierras, mientras que la mayoría sucumbió a las ametralladoras. Ni uno solo logró tocar a LoneWolf mientras se deslizaba por el tejado en dirección a sus compañeros, sin embargo, supo que no llegarían a tiempo.
Un par de criaturas comenzaban a abrir la compuerta trasera de Bandit, rompiendo el duro metal con sus mismas garras, Noah pudo ver cómo la pesada puerta de titanio salió volando por los aires antes de caer al suelo.
En ese instante una bala atravesó su cabeza.
El sonido del rifle se escuchó en todo el aeropuerto, sin poder identificar de donde había venido, Noah se quedó sorprendido por unos segundos.
Tal vez debieran agradecerle a su salvador en otra ocasión, mientras más balas surcaban el aire a su alrededor, cada una impactando certeramente en los demonios que continuaban persiguiéndolos y escalando el edificio como una horda imparable.
Noah volvió en si, tomando los mandos y llegando finalmente al VS caído que una vez los había vencido, cubriendo la entrada con sus ametralladoras mientras su misterioso francotirador seguía abatiendo a objetivo tras objetivo.
En ese momento, justo cuando la torreta de Bandit comenzaba a moverse también y a calentar sus cañones de plasma, el mismo grito que había despertado a la horda volvió a llenar sus cabezas, haciendo que Aria tuviera que taparse los oídos una vez más.
El suelo comenzó a temblar mientras la atmósfera se tornaba roja, producto de la misma tormenta que los había estado azotando durante toda la misión.
El suelo comenzó a resquebrajarse mientras los demonios solo... Esperaban.
Finalmente, el propio suelo no resistió más, produciéndose una fisura a un par de kilómetros lejos del aeropuerto, como si el mismísimo ojo de Satán se hubiera abierto, descubriendo a las estúpidas criaturas que pululaban en el mundo ahora.
Todos permanecieron estupefactos,y más aún al escuchar la risa de la criatura alada, seguida de la de aquellas criaturas, las cuales proferían sonidos de victoria y algarabia entre ellas, seguidas de gruñidos amenzanantes.
- Miren humanos, y regocijense. Su final está cerca. - exclamó el ángel con una voz melodiosa. - Soy Hagalaz la misericordiosa, la primer enviada de Alarak y Domadora de la Tormenta. "Están presenciando la primer brecha entre ambos mundos, y donde ha habido una, habrá más. El fin es inevitable, y su muerte, segura. A pesar de esto, mi señor es compasivo con los que le sirven bien, iluminándolos en su camino y ayudándolos a esparcir la palabra, les pido encarecidamente.. Depongan sus armas y no sufrirán más dolor"
Todos enmudecieron, incluso Noah logro ver a una destruida Spencer cayendo de rodillas frente a la alada criatura, completamente cansada y destruida.
- Creo que tenemos un acuerdo entonces? - respondió el ángel, observando a su compañera con una mirada maliciosa en sus casi inexistentes ojos sin pupilas.
En ese momento, una bala de gran calibre impactó en su cabeza desde la torre de control cercana, a unos cientos de metros lejos de donde se encontraba Aria, haciendo que Hagalaz casi pierda el equilibrio en mitad del aire, profiriendo un grito de disgusto que volvió a hacer temblar las destruidas ventanas. Un mensaje en sus intercomunicadores fue audible para todos.
- Tal vez usted no lo sepa señora, pero no creo en las promesas - respondió la inconfundible voz de Elijah, expulsando la bala de la recámara y cargando otra, dispuesto a repetir su memorándum si hacia falta.

Infierno de EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora