Yo era una niña, llegué a casa una tarde cansada de trabajar con mi padre, le ayudaba con su trabajo de cortar leña.
Estaba cansada, hacía frío. Mi madre me preparó un té y lo bebí con gusto frente al fuego de la chimenea. Como cualquier otra niña, estaba deseando el comienzo de la Navidad, una época dónde nadie se pelea y todos son felices.
Yo era muy feliz con mi vida de leñadora, hasta que me mudé a la gran ciudad y descubrí el gran caos que había en mi corazón, un desorden inmenso, por ello me perdí por la ciudad, hundida en mis pensamientos, y entonces, apareciste tú.
-
Perdí la conciencia,
toqué la locura,
desplomada hacia el suelo
caí en el asfalto.
Murmullos de fondo,
ciudades perdidas,
desde ese fondo me miran
unos ojos en susurro.
Te acercas y me ayudas,
entre resoplos y dolores,
me miras con dulzura
y sin miedo me enamoras.
Antes me perdía en pensamientos,
ahora me pierdo en tu mirada,
te cojo de la mano y al oído
te digo:"Mi salvador, amigo".
Entonces me desmayo,
tus brazos me dan cobijo,
pero mis raíces me prohiben
amar a un ciudadano malnacido.
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Dedicándote mis días
PoesíaNi los poemas, ni las historias podrían expresar todos mis días de amor sin freno...