Capítulo 7.

24 1 0
                                    

Estoy llorando de la risa, tengo que sujetarme la barriga y no puedo ni respirar.

-No me creo que Niall se comiera aquella asquerosidad. -Volvemos a reír. Me ha contado una historia muy graciosa sobre el irlandés, al que retaron a comer un batido que tenía hasta verduras.

-Es Niall. -explica sonriendo. -De él puedes esperarte lo que sea.

-Me lo creo. -me seco las lágrimas, divertida.

-Oye, Laila, ¿Quieres salir a dar un paseo? De todas formas ya es tarde y todos están borrachos. Puedo acompañarte a casa.

-Sí, claro. -Río ante el hecho de que ya son las tres de la madrugada, esta fiesta se me ha hecho muy corta. Hemos estado más de dos horas hablando de cosas interesantes, Harry realmente es un chico atractivo. “Eh, eh, para el carro, amiga”, pienso. No puedo llegar a nada con él, así que es mejor que le deje acompañarme a casa, despedirme de él y rezar para no volvérmelo a encontrar.

Nos acercamos a avisar a los chicos de que nos vamos. Veo que Tess está bailando con Zayn, o más bien restregándose contra él. Sonrío con algo de pena: otro chico al que le romperá el corazón.

-Eh, Louis. -dijo Harry al inglés, que estaba más cerca. -Laila y yo nos vamos ya, es tarde. La acompañaré a casa.

Louis y Liam se quedan un poco impresionados, pero intentan disimularlo. El que no disimula lo que siente es Niall, quien, ante mi sorpresa, le dirige una mirada asesina al chico de ojos verdes. No entiendo a este irlandés.

-Nos vemos otro día, ha sido un placer. -dice Liam para aliviar el incómodo silencio. Se acerca y me da un abrazo. Louis hace lo mismo. Niall, aún con la vista fija en Harry, me da un beso y me susurra al oído:

-Descansa, princesa. -me estremezco.

Hago una seña a Tess y a Zayn, y salimos del pub. Me pitan los oídos, no me había dado cuenta de que la música estaba tan alta.

-Bueno, ha sido una noche interesante, ¿no? -Harry esboza una sonrisa burlona.

-No ha estado mal, pero estos sitios no son lo mío. -respondo. -¿Nos vamos en metro?

-¿En metro? -suelta una risotada.- El metro es para los neoyorquinos. Los caballeros ingleses vamos en coche.

Cruzamos un par de calles más y Harry aprieta el botón de las llaves. Espero que sea un coche normalito, al fin y al cabo el chico tiene mi edad más o menos. Mi boca se abre y llega hasta el suelo cuando veo que el coche que se ilumina no es para nada común.

-¿Un Ferrari, eh? No sabía que el señorito Styles fuera rico.

-Es sólo un capricho. -responde, sonriendo. -Digamos que tengo bastantes ahorros.

-No lo dudo. -Una sonrisa me tironea de la cara, pero intento reprimirla mientras el inglés me abre la puerta del copiloto y me meto dentro.

STORMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora