Beacon Hills, está en problemas de nuevo y no lograran salir de ese lio sin la ayuda de una bruja y para suerte de ellos, les toco con una bruja muy diferente a las demás con la que pudieron toparse, con la bruja escarlata.
Cuando una serie de ase...
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Scott había vuelto más o menos a la normalidad, podíamos decir que ahora si estaba sanando y eso era un alivio para ni, no tenía las palabras adecuadas para decirle a Alan que había dejado morir a su Alfa verdadero, eso sería realmente incomodo.
Había tenido ya esa conversación que había evitado tener con Scott sobre quien realmente era yo. No pudo aguantarse preguntar como una simple chica pudo volverlo a la vida con una descarga eléctrica. Y si, le dije todo lo que quería saber y a pesar de todo eso, nunca borro esa sonrisa de idiota que lo caracterizaba. Scott McCall era muy compresivo, tolerante y bueno, ahora entendía porque Alan quería protegerlo tanto.
Quería evitar que la maldad que suele rodear a los seres sobrenaturales lo absorbiera. Era un hecho que su especie era violenta, sangrienta e incontrolable pero Scott era todo lo contrario a esas palabras, como ya había dicho. Era un corazón con piernas y eso me agradaba, podía ser odiosa con muchas personas y todo, pero Scott me agradaba, me agradaba a tal punto que daría mi vida por la de él.
Las brujas servimos siempre a los hombres lobos, en especial a los alfa.
Un error pequeño que cometimos con la abuela tiempo atrás fue ayudar a la manada de Alfas que ahora estaba en Beacon Hills, buscando que Derek se uniera a ellos así tuviera que asesinar a los más cercanos a él en el camino.
Derek me necesitaba pero no sabía dónde estaba.
Tenía una corazonada y aunque las visiones no me habían perturbado en las últimas horas, sabía que él estaba vivo pero mi prioridad ahora era Scott... y su manada.
- ¿Bruja? –la mirada interrogante de Lydia me hizo volver a la realidad donde me encontraba en medio de dos hombre donde uno tenía una fuerza sobrehumana que podía romperle los huesos al otro en un solo movimiento.
Nathan y Stiles.
- Si.
Y si, ellos también lo sabían ya. Era la manada de Scott después de todo, tenían que saber el porqué de entrometerme en sus planes de mantener a todos a salvo.
Aunque últimamente les estuviera saliendo mal, teniendo en cuenta que había muertos por todos lados.
- ¿Eso significa que debemos confiar en ti? –pregunto Allison.
- Salve el trasero de Scott dos veces ya, creo que es suficiente para tener un gramo de su confianza –respondí algo enfadada por sus contantes preguntas pero la mirada de los demás me obligo a calmarme.- lo siento, pero una intolerancia a crecido en mi y no sé porque... además tengo sueño.
Nathan pasó un brazo sobre mis hombros atrayéndome a él y instintivamente puse mi cabeza sobre su pecho, escuchando el palpitar de su corazón.
- Parece que algo los está afectando... -murmuro Lydia.