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Hoy es uno de esos días en que la lluvia parece mojar más que otras veces, en que los recuerdos insisten en latir más fuerte, en que lo único que puedo pensar, es en lo mucho que te echo de menos. Sigo pegada al pasado y me invade esa desagradable sensación de pensar en lo que fué y en lo que pudo ser. Hoy es uno de esos días en que echarte de menos duele demasiado.

Ya ha pasado tiempo sin vernos ni hablarnos, y aunque sé que es lo mejor, no puedo dejar de cuestionarme si quizá en tu soledad tú también piensas en mí. Quizá ya eres feliz... quién sabe! Y la verdad no sé si quiera saberlo. Supongo que yo jamás comprendí cómo podía haberme hecho tan dependiente de algo... mi historia no es más que una de las miles de millones que existen en éste mundo.

Amé haber conocido tu persona, me demostraste el otro lado del mundo, me presentaste a una persona distinta a todas las que conozco, nunca pensé que te podía haber llegado a querer tanto, hasta con fallas incluidas, siempre pensé que eras especial, y aunque no fueras el prototipo perfecto, fuiste perfecto para mí. Fue maravilloso todo. Los besos, las caricias. Esa conexión al mirarnos a los ojos. Los abrazos infinitos. Las palabras lindas y las miras al futuro. Quise que tú fueras mi primera vez, ¿y ahora qué?

Hoy no me queda más que cerrar mis ojos y echarte de menos. Echar de menos hasta esos momentos que nunca vivimos y tantos recuerdos que no escribimos. Echar de menos es parte de mí que se fue contigo. No me queda más que darme cuenta que tus recuerdos son lo único que me queda de tí y hacerle entender a mi corazón que de echar de menos no se vive.

Hay días en que está todo bien y puedo seguir sin tí, es sólo que hoy es uno de esos días en que echarte de menos duele demasiado, y vuelvo a recaer. En fin, te echo de menos. Y solo espero que pronto esa nostalgia ya no pese, ya no duela.

Huellas del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora