8. Te amo

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---¿Dónde rayos estabas?

Mi madre lleva puesto un delantal blanco, vestido rojo suelto, el cabello arreglado y los labios rojos.

---Yo... pues ya sabes... me equivoqué de camino.

Ella dejó lo que estaba haciendo y se quitó el delantal y se fue a su habitación. Estaba más que enojada.

---Saldremos a la fiesta de tu prima.

---¿La hija de mi tía Betty?
---La hija de tu tía Cherryl.

Se escuchó el ruido de un plato rompiéndose y un grito. La culpable, Katie.

---¿¡Qué!? ¡Dijiste que iríamos con mi tía Betty! No iré.

Y salió como toda una diva. Una diva de 12 años.

---Deje tu ropa en el baño, date una ducha y cambiate.

---No quiero ir. Hoy... no tuve un buen día. En serio, no me apetece ir.

Mi madre se quedó parada, iba a hacerla explotar---Pues no vayas, pero tampoco saldrás con Lorraine la próxima. No sé qué diablos te está pasando.

Y me fui a mi habitación. Estaba cansada, este sin duda no fue mi día.

Como si fuera a hablarle a Lorraine.

Me tiré sobre mi cama, las cobijas estaban desdobladas y había un plato. Ya estoy en casa.

Estaba cayendo dormida, cuando escuche el ruido lento de mi puerta abriéndose, luego se escucharon pasitos.

---Tsss, Grettel. Despiertaaaa

---¿Quién eres Katie?

---Despiertaa. Ya, no seas floja.

---¿Qué quieres?

Abrí mis ojos y ella estaba sobre mi, tenía su cabello suelto y sus ojos se veían más grandes de los normal

---¿En dónde estabas? Mamá casi mata a papá.

---Me perdí... de nuevo

---Que boba. Oye, ¿y por qué no le pediste a Jasper que te trajera? El lo hubiera hecho.

Katie cerebro

---No finjas que no estás enterada...

Se sentó a lado mío, moviendo sus ojos como señal de que no tiene la menor idea de lo que le estoy diciendo.

---Yo... terminé con Jasper. Pensé que sabías porque ya que se fue los ví a todos en la ventana.

---No mames...
---¡Hey! No seas grosera. ¿Quién te enseñó esa palabra?
---Mamá la dijo anoche creo.
---¿En serio? ¿Cómo fue su expresión?
---Solo dijo no mames.

Quizás lo dijo cuando me vio con Jasper y su corazón roto, quizás no.

---No puedo creer que hayan terminado. Es... no sé, ustedes dos eran la clase de pareja que yo quería tener... que loco.

Yo solo sonreí y miré hacia otro lado para no derramar esa lágrima traviesa que amenazaba con escapar de mis ojos.

---Oye...-miró hacia arriba y frunció sus labios- ¿todavía le amas?

¿Que si lo amo? ¿Que si amo a la persona que me acompañó cuando no podía con mi alma? ¿Extrañar a quien se ganó mi corazón con momentos y detalles? ¿Quién va a extrañar a la persona a que te obsequió cientas de sonrisas?

---Claro que sí

Claro que lo amo, quise decir. Aunque quiera hacerme cambiar de opinión.

Dije, no podía desahogarme con ella, que vergüenza.

---Pues, hermana, espero que tu y Jasper regresen. Porque sé que se aman, nadie puede evitar ver sus miradas y darse cuenta de que no hay cariño y amor en ustedes.

Me sonrojé. Aunque no se lo diga, es una de las personas que más quiero en todo el mundo.

---Ay, callate Katie. Me estás dando diabetes.

---Idiota...

Ambas escuchamos la voz de mamá llamando a Katie para que bajara. Mi hermana se despidió de mi con un beso en la mejilla y una sonrisa.

Así que...

No hay mejor manera de pasar el rato que durmiendo. Después de lo que se sintieron horas y horas de comodidad en mi cama, desperté.

Estaba lloviendo horrible, yo pensaba muy seriamente el darme una ducha caliente, aprovechando que tengo la casa sola, pero si se va la luz de nuevo estando yo en la tina desnuda. Eso ya me ha pasado tres veces.

Mi estómago comenzó a rugir, bajando por las escaleras, sonó el teléfono de mi mesita de noche.

Rápidamente voy de vuelta a la habitación, es raro que alguien me llame.

---¿Hola?

Hubo un par de segundos con silencio total, cuando una voz femenina se escuchó del otro lado de la línea.

---Hola, Marjorie. Soy Lizzy, te llamo porque hay un muchacho en frente de tu casa. Dice mi mamá que lleva ahí como una hora.

Y colgó. ¿Qué?

Pueden ser unos maleantes pensando en entrar a la casa...

Puede ser algo bueno...

Pero recordando que se trata de mi, lo dudo.

Bajo rápidamente las escaleras, mirando mis pies conforme voy caminando.

No tengo muchas ganas de abrir la puerta y ver quién es. Quizás tampoco quiero ver por la ventana y decepcionarme cuando vea de quien  no se trata.

Pero si me quedo con la duda, quizás me este evitando una momento feliz...

Pfff, Grettel, hablas como si fuera algo importante.

Y no lo es. Así que por eso abriré la puerta.

Tomo con lentitud la manija y la giro, dando un fuerte respiro.

Al abrirla por completo, lo veo.

Esta apoyado en su camioneta, todo empapado y con un ramo de flores igual de mojado que el.

Cuando me ve, me mira con asombro y vergüenza.

Necesito abrazarlo, decirle que lo extrañe.

Y que lo necesito a lo mejor más que el a mí.

Comienzo a dar pasos rápidos en su dirección, el solo me corresponde caminando más rápido que yo abriendo sus brazos.

Cuando por fin lo tengo frente mis narices, miro su cara, que esta viendo el suelo como si ahí estuviera tendida cómodamente su dignidad.

El mueve lentamente su cabeza para ver mis ojos, cuando yo reacciono y me lanzo a sus brazos.

Todo empapada, fría e incomoda, me siento en casa.

De mis ojos comienzan a brotar lágrimas, que limpia con su pulgar mientras me mira también con los ojos llorosos, y una sonrisa que me llena de calma.

---Perdón, niña. Sabes que te amo. Me porté como un imbécil. No pensé lo que... no pensé lo que dije... yo...,

Yo solo lo miré con amor y dulzura, una de mis mejores sonrisas y le dije:

---No te preocupes. Estamos bien, los dos nos equivocamos, ¿si? Todo esta bien.

El solo me devolvió la sonrisa, se limpió su cara con sus muñecas, pero igual se volvía a mojar.

---Te amo, ¿lo sabes verdad? Te amo como a nadie, nunca lo dudes por favor.

Tome su mano y lo guíe a la puerta---Vamos, te prestaré ropa de Ben y prepararé chocomilk, ¿esta bien?

---Esta perfecto.

Y ambos entramos a la casa, que una vez más me hacía tan feliz como la primera vez entrar con la persona que amo.

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Errores ortográficos serán corregidos luego, me he inspirado demasiado escribiendo

Tu Estúpido y Sensible CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora