Capitulo 1

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Era una noche de verano, Alexander se hallaba mirando a la pared, estaba tan cansado de todo. Reconcideraba la opción de tomarse un descanso e ir con su esposa e hijos, le haría bien después de todo. Aunque ellos ya habían partido, sabía que se dirigían al hogar de su suegro. Pero aunque le fuera muy agradable la idea, no podía ni debía descansar, debía llevar su plan al Congreso y conseguir que lo aprueben.

Abrió la ventana y dejo que las brisas nocturnas entren en su habitación, disfrutó de las corrientes de viento por un momento y se dispuso a volver a escribir.

De repente escucho que tocaban la puerta. Era extraño.

Sabía que no era su esposa, ni Angelica ni nadie que deseara ver en ese momento.

"¿Quien podría ser tan tarde?"

Se levantó de su silla y fue directamente a atender la puerta, abriéndola lo suficiente para que solo se le pueda ver a él y no al interior de su casa.

Lo que encontró ahí le sorprendió un poco.

John Laurens se hallaba ahí, tenía moretones repartidos por su rostro, y suponía que también el resto de su cuerpo. Sus ojos estaban enrojecidos, solo podía significar que había llorado durante mucho tiempo.

Sintió pena por el aspecto del pobre chico, aunque sabía que ya era alguien mayor su rostro ofrecía un aire inocente que le cautivaba.

"Uh, discúlpeme por visitarlo a estas horas, señor Hamilton." Su voz era tan dulce de escuchar, casi pudo sentir un muy leve ardor en las mejillas. "Sé que es un hombre honorable, no sé a donde ir y creo que usted me puede ayudar"

Había es escuchado varios rumores sobre Laurens, varios alegaban que este era homosexual, a pesar de que era sabido que estaba casado con Martha Manning y tener una hija. Y que a ambas las había dejado en London.

"¿Que necesita?"

"V-Vera, mi padre me está haciendo daño. Me golpea y me insulta. Hoy desperté y ya no se hallaba, todo mi dinero se llevó. No se como continuar."

El de cola alta se quedó callado y con la mirada baja, su expresión de tristeza no le podía romper más el corazón así que accedió a ayudarlo.

Le ofreció un préstamo, y lo acompañó a su hogar después de darle treinta dólares que tenía guardado. Él vivía a una cuadra.

Le indico cual era su casa y entraron a esta, directamente a su habitación. Tuvieron una larga y agradable platica, en la que Alexander pudo averiguar porqué el padre del otro lo maltrataba. Los rumores eran ciertos. Poco le importó pues el podía sentir atracción hacia ambos géneros.

Sus conversaciones subieron de tono, y antes de que hiciera algo de lo que se pudiera arrepentir, se levantó de la cama.

"Bueno, fue un placer señor Laurens, pero debería retirarme."

Las mejillas del pelicastaño tornaron rojizas, viéndolo con miedo y desesperación, tomo su mano para detenerlo antes que se alejara de su cama.

"Quedese, se lo suplico."

Se levantó y se acercó demasiado a él, haciendo que este también se ruborice y accedió, volviendo a tomar asiento, está vez un poco más cerca del otro.

Algo le decía que acababa de cometer un error y después se arrepentiría.

Apenas habían pasado quince minutos después de eso, y Laurens ya se hallaba sentado sobre su regazo, rodeando su cintura con sus piernas. Sentían la respiración del otro mientras se miraban a los ojos profundamente, el silencio inundaba la habitación.

Alexander sabía que estaría mal si se dejaba llevar, pero estaba tan estresado, y el otro tan necesitado, no pudo decirle que no a eso. Simplemente no pudo.

Momentos después, Alexander yacía recostado, besando a John con cierta brusquedad y desesperación, quien yacía sobre él, ambos semidesnudos.

Por el resto de la noche, las caricias y la fricción entre sus cuerpos aumentaban cada vez más, el placer era evidente, la cama era un desastre y las ropas se hallaban tiradas por donde sea.

¿Estaba mal que lo hubiese disfrutado, y que quisiera repetirlo hasta el cansancio?

Los días de verano pasaban, ambos prácticamente vivían juntos, nadie sospecha nada pues de alguna manera se intentaban mantener en silencio durante sus actos pecaminosos. Muchas noches terminaban en lo mismo, o inclusive durante el día, y debían cubrir arañazos, marcas de mordidas y demás.

También habían días en los que Hamilton se concentraba en escribir incansablemente, mientras John jugaba con su cabello, llenaba su rostro de besos, de incontables caricias o palabras dulces que lo enternecian y lograban distraerlo por algunos minutos

Alexander por fin estaba sintiendo algo que Eliza nunca logro hacerle sentir, y no sabía cómo describirlo. Tal vez era más feliz, pero de algo estaba seguro.

Finalmente, estaba satisfecho.

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Weeeell~ Espero que noten las referencias a "Say no to this" versión workshop.

Honestamente no sé cuántos capítulos vaya a durar esto pero les diré que es cortito.

No se escribir smut, me siento muy... No se, no me encanta, pero creanme lo intente fgifdgirff(? ¡No me rendiré!

Aún así no esperen mucho de mi(?

PastTomorrow out!

Say No To ThisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora