22. [Historias de Walt Disney]

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Capítulo veintidós

- ¿Sabes que me canso, verdad? -Preguntó retóricamente el moreno. Y claro que lo sabía ¿Qué se creía que era? ¿Idiota? No, obviamente no lo era a todas horas, solo cuando me convenía.

- Va, no te quejes que ya me has tocado tres veces el trasero.

- ¿Alguna cosa buena tenía que haber no? -Murmuró riendo y yo le pegué en el brazo.

- Calla idiota. -Me miró y le besé la mejilla- ¡Eh! ¡Mira! ¡Luces! -Señalé frenéticamente hacia las luces que se veían a lo lejos- ¡Nos hemos salvado Louis! -Me bajé de la espalda del chico y lo miré mejor- ¡Tendrán una cama y comida! ¡Corre! -Le cogí la mano para empezar a correr hacia donde provenían las esperanzadores luces. Después de haber corrido un rato, llegamos y toqué la puerta de unos tal 'Familia Pradas Martinez' y una anciana apareció detrás de esta- Buenas noches señora, disculpe qué la moleste pero mi... -Oh mierda ¿Amigo? ¿Amigo con derechos? ¿Chico? ¿Novio? ¿Marido? ¿Que se supone que éramos? Esto lo tendría que hablar con Louis muy seriamente- Mi amigo y yo nos hemos perdido y no sabemos como volver a casa.

- Oh, no digas más cielo, pasad por favor -se hizo a un lado y Louis y yo pasamos, aún con nuestras manos unidas- ¡Josh! ¡Ven un momento!

- ¿Qué pasa Edith? -Preguntó un señor, de más o menos la misma edad qué la señora, apareciendo por la puerta que al parecer conectaba la cocina con el comedor.

- Este par de jovencitos se han perdido y esta noche se quedarán aquí -El hombre nos miró de arriba a abajo y luego sonrío amablemente- ¿Tenéis hambre? ¿Necesitáis algo?

- Yo solo necesito dormir, gracias. -Murmuré intentando no sonar brusca.

- Yo... Yo también, pero si tuvieran ropa más cómoda sería perfecto. -Comentó Louis.

- Oh, por supuesto, acompañadme por favor. -La señora subió y a continuación el chico y yo, y una vez arriba nos dio ropa de sus nietos- Oh, em... Me temo que deberéis dormir juntos, ya que mi marido no ha pensado en arreglar la pata derecha ¡Eh, Josh!

- Ya lo haré Edith, tranquila. -Añadió este desde la planta se abajo.

- ¿Supone algún problema? -Entreabrí mis labios pero el moreno se adelantó, arrebatándome las palabras de entre mis labios.

- No, por su puesto que no. -Aseguró con mucha seguridad.

- Bien, entonces os dejo. Qué descanséis chicos, si queréis alguna cosa id con total libertad. -Se alejó y cuando nos íbamos a adentrar a la habitación el señor Josh apareció.

- Que descanséis chicos, y nada de cosas raras, por favor -Me sonrojé y luego Josh, juntamente con Louis, empezaron a reír; y sin pensármelo dos veces le di un golpe a Louis.

- Tranquilo señor, nada de esas cosas. -Aseguró este.

El señor se fue cerrando la puerta tras él. Me zafé del agarre de Louis y vi la camiseta y el pantalón que me había dado aquella mujer. Entré al baño y me puse la camiseta negra de manga corta y él pantalón de deporte azul. Cuando salí de ahí Louis no estaba, así qué salí al balcón para tomar aire fresco. De repente me vino a la cabeza a mi madre. Oh mierda, tenía que avisarla o de lo contrario me mataría con sus propias manos de la forma más cruel y retorcida que jamás hubo. Bajé las escaleras y me aseguré que no hubiera nadie para dirigirme hacia donde estaba el teléfono, y marqué el número de casa.

- ¿Digame? -Respondió mi madre en la otra linea al segundo pitido.

- Buenas noches, mamá -Respondí.

Destino por casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora