Enemigos.

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La mafia rusa era conocida como un lugar de perdición, lo que podría describirla era el peligro, la desesperación y la muerte misma, incluso sus aliados temían a molestar al jefe de aquella organización.

Viktor Nikiforov era la mano derecha del líder, un alfa que lograba congelar a los demás con su mirada, aquellos ojos cristalinos sin vida significaban peligro y según los rumores que merodeaban era un ser sin corazón, pero solo eran rumores. Aquel albino solo se había mostrado como era ante solo un pequeño grupo de personas, su lado cariñoso y gentil era como si fuesen totalmente diferentes.

Katsuki Yuuri, el omega de apariencia serena era el líder de la mafia rusa, solo pocas sabían de esto ya que era resguardado con recelo, solo algunos miembros de la organización lo sabían puesto que si llegaba a esparcirse tal revelación ocasionaría problemas entre sus aliados y enemigos. Se había convertido en el líder a una temprana edad después del fallecimiento de su predecesor quien lo eligió al ver su desempeño y compromiso, no dudo en seguir con los pasos del anterior líder y también como omega logro más de lo que se esperaba de él.

El invierno estaba en su punto más alto en la desolada Rusia, se podía observar a unas cuantas personas en las calles intentando protegerse del frio, en la mitad de la acera se podía ver a dos personas como si de un paseo se tratara, caminaban juntos tomados de la mano, cualquiera que los miraba podía decir que se trataba de una pareja normal pero la verdad era más complicada que esa.

Viktor y Yuuri habían decidido salir a pasear sin ser seguidos por sus acompañantes habituales, como una pareja normal de alfa y omega, su destino era uno muy especial, la capilla de la cuidad que servía como orfanato para aquellos niños que habían sido abandonados o que perdieron a sus padres. Cuando Viktor le informo a Yuuri que algunos de sus hombres habían fallecido en las misiones dejado a sus familias atrás, no dudo en ayudarlos puesto que su lado omega y su misma personalidad se lo pedían, así se volvió una rutina visitar a los pequeños en aquel lugar, les llevan regalos y pasaban un rato con ellos intentando llenar el vacío que sus padres habían dejado y también intentando cumplir el sueño de tener a sus propios hijos que por el momento no podían realizar.

Hace varios años que se habían emparejado, desde que Yuuri había presentado su primer celo a los catorce años fue inevitable que Viktor no lo aprovechara, ellos se querían, eran sus destinados y sin alguien que se interpusiera en su elección se volvieron una pareja, al mismo tiempo tomaron una decisión, no tener hijos hasta que fuera seguro hacerlo. Solo sus amigos y compañeros más cercanos lo sabían, les apoyaban con firmeza.

Después de un par de horas regresaron al lugar donde pasaban la mayoría del tiempo, entraron por una entrada secreta que solo ellos conocían para impedir ser reprendidos por sus compañeros, escaparse sin avisar era un problema para quienes los rodeaban ya que solían hacerlo muy a menudo dejando atrás sus responsabilidades.

-Eso fue muy divertido Yuuri- decía un alegre Viktor mientras se quitaba el abrigo y el de su acompañante dejándolos en el perchero.

-Deberíamos ir el próximo mes de nuevo- la verdad era que solo iban cada varios meses, no podían correr el riesgo de ser descubiertos y poner a los pequeños en peligro, además solo iban cuando el instinto maternal de Yuuri se presentaba, cerca de su celo.

-Me gustaría decir que suena agradable pero tenemos nuestra agenda llena- negocios, tratos, obligaciones, búsqueda de información, entre otros asuntos era lo único a lo que se dedicaban a tiempo completo para seguir siendo la mafia más respetada y temida por las demás.

Viktor le paso algunos documentos a Yuuri para continuar con el trabajo pendiente pero la puerta de la oficina se vio abierta de una manera brusca dejando entrar a un joven de cabellos rubios con una expresión molesta.

-Ustedes par de inútiles- fueron sus palabras para referirse a los mayores en la habitación, esperaban a aquel individuo para hacer lo acostumbrado, tener una agradable discusión sobre como siempre dejaban sus obligaciones para escaparse -¿Cuántas veces debo decirles que si van a salir deben informármelo de inmediato? Incluso dejan el trabajo para después- refunfuño.

-Lo sentimos Yurio- se disculpó el albino acercándose a él con una sonrisa –Pero ya sabes, el celo de Yuuri esta tan cerca que no pude evitarlo- con aquellas palabras el pequeño enrojeció e incluso su querida pareja adquirió un tono rosado en sus mejillas entendiendo a lo que se había referido.

Ahí estaba de nuevo, aquel ambiente familiar que tenían aquellos tres, cuando ambos mayores encontraron a Yuri rondando por las calles y completamente solo decidieron acogerlo, se encariñaron con él y lo trataron como si fuese su hijo, naturalmente con el tiempo se unió a la mafia por su decisión, según él, era su deber cuidar de ese par de tontos que eran su familia y se preocupaba cada vez que salían en sus misiones, aunque no lo admitiría frente a ellos.

El ambiente se vio roto al tocar de la puerta, el joven rubio abrió la puerta encontrándose con uno de los subordinados, los tres dentro de la habitación tomaron su postura seria, estaban esperando por su llegada.

-Mi señor- se acercó a él para saludarle pero se detuvo al sentir la presencia del alfa invadiendo la habitación provocando ser intimidado –Conseguí lo que me pidió- saco de sus ropas un sobre el cual fue tomado por el albino que se lo entrego al pelinegro que después de revisarlo le miró fijamente.

-Buen trabajo- articulo con un tono de tranquilidad provocando que el otro finalmente pudiese respirar y se deshiciera de sus nervios –Puedes descansar por un par de días, seguramente el viaje te dejo agotado- el llamado hizo una reverencia y salió cerrando la puerta.

La tranquilidad que antes reinaba la habitación se había roto al ver la expresión del pelinegro, aquel sobre contenía la información de lo que había sucedido días atrás, un ataque a una de sus bases. Cuando dejaron de recibir noticias sobre la base del oeste sabía que algo había pasado así que mando a alguien a investigar, el saber que sus hombres habían muerto fue algo devastador, eran como mínimo un par de docenas, nuevos reclutas y por lo tanto no tenían experiencia en combate real. El albino tomo el sobre leyendo su contenido, su cara mostro enfado pero fue remplazado por una expresión seria.

-¿Qué debemos hacer?- el alfa se dirigió a Yuuri quien mostraba molestia en su mirar, aquellos que habían atacado a sus hombres eran demasiado ilusos al creer que aquello no tendría consecuencias.

-Yurio- llamó alertándolo, en su voz exhibía el enojo latente pero su expresión no mostraba algún signo de humanidad –Llama a Otabek y al resto, quiero terminar con esto de inmediato- sentencio firme saliendo de la habitación siendo seguido por el alfa.

Si había algo que hiciera molestar al omega era la muerte de sus hombres, desde que se convirtió en el líder su deber era velar por sus subordinados, algo tan atroz como eso no podía pasar sin ser castigado, no mientras estuviera a cargo.

Viktor se mostró preocupado, podía sentir las emociones del otro mediante su lazo y aunque también estuviese molesto por lo sucedido su instinto de alfa le exigía tranquilizar a su pareja, después de recorrer el pasillo para llegar a la habitación que ambos compartían, con un movimiento rápido ingresó cerrando la puerta para abrazar a Yuuri.

-Lo lamento Viktor- el agarre sobre él se vio aflojado, lo que aprovecho para tomar el rostro del alfa entre sus manos dedicándole una sonrisa -¿Te preocupaste por mi cierto?- la respuesta era más que obvia, podía verlo en los ojos cristalinos de su pareja, lentamente deposito un pequeño beso en sus labios logrando calmarlo –Estoy bien, no me alterare de nuevo.

El albino volvió a besarlo y corto el contacto dirigiéndose al otro lado de la habitación, tenían que prepararse para lo que ocurriría en un par de horas y si se mantenían tan cerca perderían el tiempo.

Ahora su objetivo era más importante, deshacerse de los roedores que habían molestado al felino.

...

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Mi primer historia con esta pareja, espero que les guste.


Peligro Japonés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora