El pasar de tres días era realmente rápido y aunque aún faltaban días para el encuentro entre ambos grupos debían ser cautelosos, fijar rutas de escape y preparar el terreno para cualquier situación era lo que Yuuri siempre tenía en mente.
Llegaron a Canadá sin ser notados, todos los miembros arribaron en vuelos diferentes de encubierto, reunidos sin llamar la atención a las afueras del aeropuerto como si de turistas se tratase.
El primero en avanzar fue Yuuri seguido por su mano derecha y el más joven de ellos, el resto solo se limitó a esperar la señal adecuada para empezar a moverse.
Divididos se propusieron registrar las calles y lugares a su alrededor, debían encontrar un lugar seguro para quedarse, todos en diferentes alojamientos para no llamar la atención, un grupo de tres, tres parejas y un solitario.
Un total de diez personas, no necesitaban más, no era necesario, la organización contra la que estarían sería una de las más bajas pero con un número mayor de seguidores, solo tenían que ver sus motivos y Yuuri decidiría lo que pasaría con ellos pero era indudable lo que sucedería.
No por nada eran temidos, la mayoría de sus enemigos se inclinaban ante ellos por temor o eran eliminados.
...
-Canadá es cómodo a pesar de su clima tan caluroso- decía mientras se quitaba sus prendas en la habitación.
-El clima está de más de diez grados bajo cero- le regañó Yuuri mientras se aseguraba de cerrar la puerta adecuadamente.
-En Rusia hay temperaturas de más de treinta grados bajo cero- respondió el rubio desde su cómodo asiento sin mirar a los adultos –Esto no es nada para nosotros.
El pelinegro suspiró, aquel par era muy descuidado, al igual que los demás se quitó su abrigo acomodándolo en el perchero de la pared, camino al otro lado de la habitación abriéndose camino entre las ligeras maletas que traían consigo.
- Seria agradable venir a este lugar sin tener algún motivo- susurró para sus adentros pero los restantes en la habitación le escucharon, indecisos de que responder prefirieron callar.
...
Después de casi ochenta horas de vigilancia y fraguar sus ideales para que todo se diera como se había planeado estaban listos para entrar en movimiento. Idealizaron un plan en el que Viktor se presentaría como el líder mientras que Yuuri sería su escolta, los demás estarían en los alrededores e infiltrados en el edificio donde se les dio la instrucción de presidir.
A las afueras de la cuidad de Yellowknife, en una de las ciudades más frías de aquella tierra se encontraba la base de aquella organización.
Yuuri utilizó un suero para encubrir su naturaleza omega como lo hacía en los encuentros, nadie podía sospechar de aquello, un alfa de apariencia imponente al lado de un beta ordinario, era claro quién era el líder de la mafia de Rusia. Aunque fuese todo lo contrario.
Fueron recibidos por los guardias de la puerta, prestando atención a sus alrededores se acercaron a ellos por si de una trampa se tratara ocultándose de algún posible francotirador, los mencionados se indignaron por eso pero no dijeron palabra alguna.
-Sean bienvenidos- se escuchó la estrepitosa voz de un individuo al abrir las puertas del edificio.
-JJ.
-Me alegra saber que me recuerdan, en especial usted líder- abrazó al peli plateado por los hombros como si de un viejo amigo se tratase observando al pelinegro a su lado como si deseara que le regresara el saludo.
-Dirígenos con tu jefe- remarcó Viktor sin tener alguna expresión.
-Tan aburrido como siempre- se separó de él entrando al edificio –Por aquí.
Caminaron un par de metros, todo parecía tan deprimente y las condiciones de la construcción vacilaban en algunos lugares, a ambos invitados les pareció deplorable en comparación con su base la cual estaba en las mejores condiciones. Avanzaron hasta llegar a un elevador de color plomizo, entraron en el cuándo su guía se los indicó en total silencio.
-Ustedes no son de muchas palabras- se quejó posando una mano en su barbilla, como si meditara en alguna forma de hacerlos más conversadores pero se rindió al verlos una vez más –Ya que es su primera vez en este lugar les daré un regalo.
Con un rápido movimiento sacó su arma y apunto al alfa quien esquivó el disparo sin problema pero en esa milésima de segundo cuando se separó por unos centímetros del pelinegro JJ aprovecho para inyectarle una extraña sustancia al beta.
-¿Qué fue eso?- reclamó Viktor en un gruñido intimidante cuando vio a Yuuri recargarse en la pared de aquel lugar.
-No te preocupes, no va a matarlo- apretó el botón del último piso en dirección al subterráneo en un suspiro agotador, antes de que las puertas se cerraran por completo le miró fijamente –Podrás agradecérmelo después.
Viktor entró en una especie de pánico, no sabía que era aquello que recorría el sistema de Yuuri y eso le preocupaba, podría ser veneno o algún tipo de suero de parálisis.
-Estoy bien- susurró el pelinegro después de unos segundos.
-Pero...- no terminó de hablar porque el otro posó sus dedos en sus labios para que no dijera algo más.
-Debemos concentrarnos en la misión- sus ojos mostraban tranquilidad la cual fue infundida en su pareja, el alfa guardo silencio y le ayudó a sostenerse por sí mismo.
Guardaron silencio por el resto del trayecto mientras el elevador avanzaba hacia el subterráneo, se prepararon antes de llegar al último piso en caso de una emboscada, se colocaron a los lados de la puerta liberando el seguro de sus armas.
Cuando la puerta se abrió al llegar a su destino solo se podía ver la parte interna del elevador como si nadie estuviese en él.
-No teman en salir.
La voz que se escuchó molesto en demasía al Yuuri el cual simplemente resopló con molestia, Viktor fue el primero en salir y casi enseguida salió su acompañante.
-Bienvenidos a mi territorio, lobos rusos- se dirigió a ambos con los brazos extendidos como si disfrutara de aquello.
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Espero que sea de su agrado.
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Peligro Japonés.
FanfictionLa mafia rusa era una de las organizaciones más temidas y respetadas del mundo, siendo controlada por un omega japonés llamado Yuuri Katsuki, junto a su mano derecha y pareja Viktor Nikiforov, un alfa ruso. Las demás organizaciones aprenderán a no m...