Silencio.

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Otabek observaba a su acompañante caminar de un lado a otro dentro de la habitación, aquel joven omega que era su más cercano amigo.

-Debe estar preocupado- fue lo que cruzó su mente.

Yuri no era como las demás personas en su opinión, él tenía la mirada más firme que había visto, como aquellos soldados de tiempos anteriores donde solo se conocía la devoción a la batalla pero muy dentro de ellos se podía ver aquel cariño que guardaba a sus padres como el solía llamarlos a sus espaldas incluso si no tenían una relación sanguínea.

Otabek le miraba como un omega fuerte al igual que su líder.

Le tomó de los hombros forzando a mirarle, el menor lo observó con molestia pero realmente no era dirigida a él.

-Yuuri es demasiado descuidado- ahí estaba la razón por la cual estaba preocupado –Sabe lo peligroso que puede ser si sale con aquella condición cerca.

Siempre que Yuuri entraba en celo se le negaba salir de su habitación, solo Viktor y Yuri eran los únicos que podían verle en esas condiciones puesto que si algún otro alfa lo viese no podría controlarse, aquel momento era cuando Yuuri estaba vulnerable y su pareja era lo suficientemente fuerte para contenerse ante él aunque no duraba mucho, Viktor siempre terminaba por ceder ante aquel pelinegro.

El temor de Yuri era aquel, si su líder se llegase a encontrar en peligro por aquella situación no podrían controlar a Viktor.

-Él sabe lo que hace- con su rostro serio respondió, aunque aquellas palabras lo tranquilizaran podía ver otra preocupación más en él –Viktor y Yuuri podrán resolver cualquier problema que se les presente ya que después de todo son el dueto más peligroso que se puede observar.

Decir que Otabek era algo demasiado sobreprotector con Yuri no era equivocado después de todo fue aquel omega rubio quien lo encontró y lo llevo a la mafia rusa después de casi morir en las frías calles. Él era un simple delincuente con talento, vivía robando para sobrevivir y su puntería era igual de precisa que la de Viktor porque era bastante claro que nadie podía superar a la de su líder.

-No me digas lo que ya se- dijo con arrogancia lo cual significaba que a estaba más tranquilo a lo cual sonrió para sus adentros.

-Entonces no deberíamos estar en este lugar discutiendo, ¿No sería mejor alistarnos para salir a nuestra misión?- intentando quitar la adrenalina que tenía contenida le invitó a entrenar, le sería de utilidad.

-Es dentro de tres días, no sé por qué estás tan ansioso- incluso si dijera eso en su expresión podía verse que pensaba en lo mismo así que salió de la habitación –Andando.

El alfa solo le siguió sin decir algo, le conocía bastante bien para no tener que expresarse con palabras.

...

Mientras que él grupo seleccionado para la misión a la que fueron asignados intentaba calmarse y prepararse para dentro de unos días, algunos más específicamente un par tenían alguna especie de discusión en la cual un alfa sobreprotector y un omega demasiado atrevido se miraban como si fuese lo más importante en aquellos momentos.

-No deberías hacerlo- habló cansinamente después de insistir por un par de horas.

-Es mi deber.

-Puedo manejarlo yo solo- contestó sin dudar, Viktor era un alfa bastante capaz pero Yuuri tenía una preocupación, estaba casi seguro que la organización canadiense sabia de su identidad si él no asistía aquellos pequeños correrían riesgo.

-Voy a estar bien, mi celo no se presentará, no debes preocuparte- le acarició la cabeza como si de un niño se tratase -¿Quién se imaginaria que él despiadado lobo ruso podía ser tan cándido?

-Tampoco nadie pensaría que el líder de una de las organizaciones más temibles del mundo es un lindo y adorable omega- contratacó con palabras puesto que era la única manera sin llegar a molestar al pelinegro, convencerlo para que desistiera de su elección.

-Esa es mi decisión, tu como mi subordinado y mano derecha deberías apoyarla- reclamó juguetonamente mostrando una sonrisa –Además como mi pareja tu deber es cuidarme.

-Ese es el trabajo más difícil de cumplir- se quejó, aquel pelinegro era un imán para él peligro puesto que era bastante arriesgado, no había algo de lo que no fuera capaz de lograr, con gusto le dejaría ir a la misión pero no ahora, si hubiese sido después de su celo y no cercano a este no tendría quejas pero él conocía como era Yuuri en esos momentos.

Unos segundos en los cuales sostuvieron la mirada del contrario fue suficiente para hacer desistir al peli plateado, podría ser un alfa pero la falta de voluntad con su pareja era eminente.

-De acuerdo- suspiró derrotado, como agradecimiento el pelinegro le depositó un beso en la mejilla.

-Entonces hay que prepararnos- giró regresando a su escritorio seguido de su acompañante -¿Qué crees que estén planeando los canadienses?

-Supongo que lo habitual, ya sean negocios o algún altercado por poder- sacudió sus hombros sin importancia, se colocó a su lado como siempre lo hacía mientras trabajaban, un pequeño silencio se albergó en la habitación.

-Mi querida ave no ha podido volar por los cielos- su mirada se perdió en la de su compañero, Viktor entendió el mensaje, aquello era preocupante.

-El silencio en las calles no es eterno- contestó, con aquellas palabras el otro se tranquilizó, tenían razón, era una situación peligrosa para que se pudiese pasar desapercibido, desde aquel mensaje que recibieron no había nada más.

–Tendremos que tener cuidado.



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Normalmente la mayoría de las cosas que escribo son dulces y románticas, no puedo evitar no escribirlas, intento cambiarlo un poco. 


Peligro Japonés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora