After Meeting You.

Capítulo #5

Luego de que se va Andrés el enojo crece dentro de mí, siento que fui una completa estúpida.

¿Qué chica se deja llevar de esa manera?

No debí corresponderle el beso, si apenas lo conozco, no sé con qué cara lo volveré a ver el lunes. Por otro lado, mi tío no debió comportarse de esa manera con Andrés, entiendo que no debí estar en la casa sola con alguien que ni conozco y besarlo a solas en mi cuarto, pero tampoco pegarle es una forma de solucionar un problema.

Después de estar sola en mi casa todo el fin de semana, llegan mis padres el domingo en la noche. No digo nada de lo que pasó el día anterior, y tampoco me han comentado nada, supongo que mi tío no les ha mencionado nada. 

— ¿Cómo les fue?

—Bien, pero nos hubiera gustado que estuvieras con nosotros—dice mi padre.

—Tus abuelos me dijeron que tenías que ir en vacaciones a visitarlos—dice mi madre seria.

—Claro—digo desanimada.

—Bueno eso espero, porque tus abuelos cuando se dieron cuenta de que no íbamos contigo se pusieron tristes, realmente querían verte—dice mi madre mientras entra a la cocina. —David me dijo que estuvo aquí acompañándote un rato—dice tranquila.

Cuando escucho el nombre de mi tío, mis ojos se abren de par en par y miro hacia otro lado.

Soy mala mintiendo.

—Emm, sí él estuvo aquí un rato—digo y la miro detenidamente.

Bueno eso no cuenta como mentir, ¿verdad?

—Me alegra que se preocupe por ti—dice con una media sonrisa en sus labios.

—Nos faltó un poco de terminar, pero creo que lo terminaremos en el instituto cuando tengamos un tiempo libre—digo refiriéndome al proyecto.

[. . .]

Un sonido muy molesto cerca de mi oreja me despierta, me acuerdo que hoy es lunes. Tomo mi móvil que se encuentra debajo de mi almohada y apago la alarma, me siento en la esquina de mi cama y miro un punto fijo, pienso en el día de hoy y lo raro que puede ser.

Me pongo el bolso y salgo de mi casa despidiéndome con un grito. Cuando me subo en el bus, me siento e inmediatamente me pongo los audífonos, sumergiéndome en la dulce voz de Ed Sheeran.

De pronto, un chico me toca el hombro llamando mi atención, me quito los audífonos.

—Ya llegamos— habla y me sonríe.

—Ah...—murmuro y lo miro extrañada.

¿A éste chico no se le entumecerá los labios de tanto sonreírme?

—Gracias por avisarme—agradezco.

El asiente y me sonríe de nuevo.

Al bajarme, el mismo chico de hace un minuto se acerca a mí.

—Hola, me llamo Sebastián —dice nervioso.