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Tessa les encontró en la sala de entrenamiento. La puerta estaba abierta y se oían los cuchillos clavarse en las dianas desde el pasillo. La chica les observó desde la entrada. Will estaba de pie sobre una de las vigas y lanzaba cuchillos a una diana situada sobre la ventana. Llevaba el pelo revuelto y mojado por el sudor. Jem, en cambio, estaba practicando con su bastón. Estaba absorto en sus pensamientos, blandiendo el arma con una agilidad mortal.

–Tenemos público –anunció Will, saltando de la viga y cayendo al suelo con gracia felina.

Jem volvió la cabeza hacia la entrada de la sala y sonrió.

–Tessa, ¿a qué debemos tu visita? –El chico guardó la hoja del bastón en el interior de éste y se acercó a ella.

–Pensaba entrenar un rato. –Definitivamente era la peor mentira que había dicho nunca.

Will levantó una ceja y rió.

–¿Con ese vestido? Creo que ni yo podría entrenar llevando algo así.

Jem rió bajito, probablemente imaginándose a Will con vestido.

–Dinos la verdad, Tess. –Sin que ella se diera cuenta, el chico de pelo negro se había deslizado a su lado y estaba colocándole un mechón de pelo detrás de la oreja.

La chica se ruborizó. No tenía pensado qué hacer o decir cuando les tuviera delante. Es más, no tenía pensado ir a buscarles. Había llegado a la sala de entrenamiento inconscientemente, sólo siguiendo su instinto.

–Yo... No lo sé. –Estaba confundida. No sabía cómo había llegado hasta allí, no sabía por qué estaba tan nerviosa, no sabía cómo podía estar tan perdidamente enamorada de ambos nefilim. ¿Cómo demonios había llegado a ese punto?

–¿No lo sabes? –Jem se habia puesto a su lado y le había cogido la mano–. ¿Estás bien?

Tessa miró primero a Jem. El chico la miraba con una mezcla de confusión y preocupación en sus ojos plateados. Luego volvió la cabeza hacia Will, que la miraba como si la estuviera analizando. En ambas miradas había amor, aunque Will lo intentaba ocultar bajo esa expresión impasible que tenía siempre.

–Tengo que irme. –La chica dio media vuelta y salió casi corriendo de la sala. Sabía que era inútil, que alguno de los dos iría tras ella. Y también sabía quién sería. Llegó a su habitación, pero él ya estaba allí.

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Jem estaba apoyado en la pared, junto a la puerta de su habitación. Ambos se miraron sin pronunciar una sola palabra hasta que él se movió. Se acercó a ella y le rodeó la cintura con los brazos. Ella puso las manos en su cuello y levantó la cabeza, juntando sus labios. Jem se relajó, devolviéndole el beso con dulzura. Antes había tenido que reprimir las ganas de estar más cerca de ella, pero ahora, a solas, no tenía por qué mantenerse lejos. Tessa le rodeó el cuello con los brazos, acercándose más a él. Los labios de la chica eran suaves, pero se movían con firmeza sobre los suyos, uniéndose en una danza que hacía que Jem quisiera más.

–Odio mantener esto en secreto –susurró la chica cuando se separaron para respirar.

–Yo también. –Jem la empujó con suavidad hasta que la espalda de Tessa tocó la pared. Levantó la mano y le acarició la mejilla–. Pero tenemos que hablar con Will antes, tiene que estar de acuerdo él también.

Ella asintió con la cabeza. Aunque Jem sabía que Tessa amaba a Will, no estaba seguro de los sentimientos de su parabatai por la chica. Era consciente de la conexión entre ellos, pero no sabía si lo que Will sentía era amor u otra cosa. Pero sí sabía qué sentía él por su parabatai.

Maybe both? {PAUSADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora