Camina bella, como la noche

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—Camina bella, como la noche
De climas despejados y de cielos estrellados,
Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz
Resplandece en su aspecto y en sus ojos,
Enriquecida así por esa tierna luz
Que el cielo niega al vulgar día.

Tessa levantó la mirada del libro. Will estaba de pie frente a ella. Llevaba unos pantalones negros y una camisa blanca con los primeros botones desabrochados, dejando ver parte de su runa parabatai y otra más abajo que Tessa no pudo identificar. Ella conocía ese poema.

—Lord Byron –dijo–. Aunque no consigo identificar el poema. Tal vez si sigues un poco más...

Will sonrió al notar que mentía y se sentó en el sofá, a su lado. Le cogió el libro de las manos y lo dejó a un lado. Luego, le acarició la mejilla con la yema de los dedos.

Y en esa mejilla, y sobre esa frente,
Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes,
Las sonrisas que vencen, los matices que iluminan
Y hablan de días vividos con felicidad.
Una mente en paz con todo,
¡Un corazón con inocente amor!
–susurró, cada vez más cerca de ella. Tessa prácticamente sintió la última palabra sobre sus labios, pues con levantar un poco la cabeza le habría bastado para besar a Will. Pero no lo hizo, y él tampoco.

En lugar de eso, levantó la mirada, encontrándose unos ojos azul oscuro que la observaban. No sabía cuantas veces al día pensaba en ese par de ojos, en el color, hermoso como la noche, y en la forma que tenían de seguirla por la habitación. Sí, sabía que la mirada de Will la seguía a todas partes, igual que sabía que Jem la miraba de vez en cuando cuando su parabatai estaba ocupado con otra cosa. Nunca ambos la habían observado al mismo tiempo, igual que ella no les había mirado cuando ellos la miraban. Sus ojos no solían coincidir. Fue por eso que, de repente, se sintió mareada, como si la oscuridad de los ojos del chico la absorbiera, arrastrándola a las profundidades.

Will le apartó un mechón de pelo de la cara y bajó la mano por su cuello, acariciándola con la yema de los dedos. Cuando sus dedos rozaron la clavícula de la chica, ésta supo que debía pararle. No era su hermano, su prometido o su marido, no debía poder tocarla así, pero algo en su interior la obligó a quedarse quieta. Se dio cuenta entonces de que era incapaz de parar a Will porque no quería que parara. Los dedos del chico sobre su piel la hacían sentir demasiado bien, como si fuera lo correcto. Seguía con la mirada fija en la suya, como si no se diera cuenta de lo que estaba haciendo su mano cuando apartó la manga del vestido. El nefilim bajó la cabeza y cerró los ojos, besando la piel que acababa de descubrir de su hombro. Tessa cerró los ojos y aguantó la respiración inconscientemente mientras los labios de Will permanecían sobre ella. Levantó una mano y la puso en la nuca del chico, que fue subiendo los besos por su hombro y su cuello, quedándose más tiempo allí. Tessa notaba el pulso fuerte bajo los labios del nefilim.

Si su tía los hubiera visto, habría apartado a Will de Tessa inmediatamente y después le habría dado una charla a su sobrina, recriminándole su inapropiado comportamiento. Pero ella no estaba allí.

La chica pasó la otra mano por el brazo de Will, explorando los músculos del cazador de sombras. Subió hasta su hombro y bajó la mano por su pecho. Will dejó de besarle el cuello y se quedó quieto, con los labios aún presionados contra la piel de la Tessa. Ella llevó la mano hasta el esternón del chico, donde la camisa no ocultaba su piel. Deslizó la mano por debajo de la prenda y la dejó sobre su runa parabatai, justo sobre su corazón.

Un corazón con inocente amor –susurró.

Will se incorporó y la miró. La chica sintió como si su corazón se parara. Cerró los ojos y se inclinó, besándole la piel del pecho al chico. Él sólo la observó, demasiado sorprendido ante tal gesto como para reaccionar. Tessa sintió los latidos del corazón del nefilim bajo sus labios, fuertes y constantes. Se incorporó, encontrándose con la mirada de Will.

Maybe both? {PAUSADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora