Vamos a casa.

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-¡Simon! Yo… Yo no sé que decirte…-no sabía que responderle era tan apresurado-Ayer me dijiste que estabas enamorado de mi… bueno creo que…

-Es un no-dijo decepcionado-Lo sé sabía que era muy pronto.-dijo parándose. Rápidamente corrí tras él.

-¡Simon! Espera-dije-Es muy pronta tu propuesta pero… Sí Simon, quiero ser tu novia.-dije mirando fijamente sus ojos verdes.

   Simon tomo mi rostro entre sus suaves y delicadas manos y me besó con suavidad, luego me besó insistentemente, su lengua buscó la mía, el beso se solidificó, tomó mis manos, haciendo que se apoyaran en sus hombros, sus manos acariciaron mi espalda y bajaron hasta mi cintura, un pequeño temblor recorrió mi cuerpo al sentir sus manos tibias en mi cintura, mis manos no evitaron enroscarse en los cabellos ondulados de Simon, me haló hacia él.

   No pensaba nada más que en Simon, de lo enamorada que estaba de él, fue extraño sentir que el estómago se te revolvía, la cabeza me dio vueltas y sentí que mis piernas se doblaban, Simon se dio cuenta y me tomó con más fuerza pero, mis piernas ya no podían más, entonces él comenzó a separarse pero, una vocecita dentro de mí no quería que aquel momento terminara, entonces lo halé hacia mí, sentí como sonreía y siguió besándome.

-¡Auch! Eso me duele.-dijo sacando mis manos de su cabello.

-¡Oh! Lo siento… yo… no me di cuenta-dije asustada.

-No te preocupes-rió-¿Quieres comer, porque yo si?

-Te apoyo…

   No me había dado cuenta de que estaba muy hambrienta, Simon tomó mi mano y nuestros dedos se cruzaron, quedando perfectamente entrelazados, nos miramos y sonreímos. Entonces me tomó en brazos y dio un par de vueltas y luego corrió hacía aquella casita natural, caí al césped y el calló encima de mí, me besó el cuello y luego me miró, no paraba de mirarme.

-¡Basta Simon!

-¿Qué eh hecho?

-Me pones nerviosa, deja de mirarme un momento.

-Amo cuando te sonrojas… Amo tu sonrisa… Amo esos ojitos color miel…Te amo completamente Kate… Eres hermosa.-sentí como me ruborizaba y para esconderme lo besé.

-Y yo a ti Simon.

-¿Me besarás cada vez que te ruborices?

-Sabes que me da vergüenza.

-¿Entonces lo harás cada vez que te de vergüenza?

-Es la única forma para que mis mejillas dejen de ruborizarse.

-Mmm… Interesante.-dijo pensando.

-¿Qué es interesante?

-Creo que haré que te ruborices más seguido.

-¡Simon!

-Haber si la próxima te escondes con un beso…. Comamos, está todo lo que te gusta.

-¿Cómo sabes todo lo que me gusta?

-De algo sirvió ser tu mejor amigo… ¿Frutillas con chocolate, Señorita?

-Muchas gracias, Señor-dije mordiendo una frutilla.

   En la manta había todo lo que me gustaba, frutillas, un poco de almendras, pastel de chocolate, jugo de damasco, mucha fruta bañada en chocolate y helado de vainilla. Estuvimos toda la tarde comiendo en el jardín que tenía mi nombre.

-¿Estás lista?

-¿Para que?

-Recuerda que iríamos a ver una película al cine.

A mis 15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora