Kagura tiene que aprender a controlar su instinto asesino y esto solo podrá lograrlo si se va con su padre durante algún tiempo, Sougo el rey de los sádicos actúa de una manera diferente ante la noticia que pasara cuando se encuentren otra vez
Kirio se encontraba rodeado de chicas mientras lo veían con ojos de corazón, pues pocas veces se podían apreciar en Edo hombres tan guapos como el (lo admito la escritora está enamorada de este personaje) por lo que le tomo mucho tiempo poder regresar al lugar donde estaba la pelirroja. Un fuerte estruendo se escucho seguido de uno que otro disparo, provocando que la multitud que tenia cautivo al peli violeta lo dejaran libre de esa prisión de hormonas femeninas, el chico se apresuro a regresar al lugar pero al llegar se encontró con una escena un tanto peculiar, pues bien sabía que Kagura era bastante fuerte no se esperaba que aquel chico de cabello castaño pudiera hacerle frente a la fuerza y habilidades de la Yato.
Tanto el sádico como la ojiazul se enfrentaban en un feroz duelo como en los viejos tiempos, aunque se podría decir que era un poco más violento que antes, pues ahora la destrucción que estaban dejando a su paso era mucho más notoria que antes (lo bueno que estaban en el parque) cuando la chica le propinaba una patada el chico ya le había atinado un puñetazo, cuando ella esquivó la bazuca, el salto para no recibir los disparos de ella, el oji carmesí desenfundo su espada mientras la chica lo frenaba con su paraguas, era una batalla campal donde ninguno daba su brazo a torcer y estaban dispuestos a todos por salir victoriosos de ese tan esperado duelo.
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Cuando el oji violeta estaba presenciando tan dura lucha quiso intervenir pero una mano le impidió acercarse a detenerlos.
-No es necesario que los detengas –dijo uno de los espectadores
-Pero podrían salir seriamente lastimados Kondo san- respondió el chico con preocupación
-Ellos siempre son así...aunque parece que se quisieran matar en realidad no lo harán...después de todo...son rivales -Kondo sonreír al ver a su pequeño Sougo disfrutando tan amenamente esa pelea como hacía tiempo que no lo hacía-
Kirio fijo sus ojos en cada uno de ellos y se dio cuenta que ambos tenían una sonrisa en sus rostros, realmente estaban disfrutando de esa pelea
-¿Ellos hacían esto seguido?
-Casi siempre que se encontraban...sino se insultaban o se molían a golpes no estaban tranquilos...bueno al menos es algo que siempre pensé –Kondo reía mientras se rascaba la cabeza de manera nerviosa-
-Ya veo –el chico se quedo serio viendo la escena mientras una pequeña brisa movía su cabello-
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