Capítulo 2

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Lilly era feliz. Pese a todo lo que le pasaba, ella se sentía bien. Por lo menos la mayoría del tiempo.

Pero había días en los que se lamentaba por ser ciega, por no poder ver el hermoso mundo donde vivía.

De pequeña, había tenido un accidente de coche con sus padres. Por suerte, todos habían salido vivos, pero Lilly perdió la vista. Le consolaba saber que ella sí que había visto alguna vez el mar, el cielo o las estrellas, mientras que otras personas nacían sin visión, y nunca habían llegado a observar el mundo, los colores, la naturaleza...

Lilly trabajaba como ayudante en la empresa de su madre, que se encargaba de organizar eventos. Era cierto que ella no podía hacer gran cosa. No podía elegir la decoración, ni los trajes de las damas de honor en una boda, o la tarta de cumpleaños de algún niño que celebraba su cumpleaños...pero podía escoger la música que sonaba en todas las fiestas que organizaban, o contactar con los cocineros encargados de la comida, o con los dueños de alguna villa o salón donde se celebraría algo. Y en eso era la mejor.

Lilly amaba la música. Le ofrecía la posibilidad de evadirse un rato, de olvidarse de todo. Antes tocaba el piano, pero después del accidente se le quitaron las ganas de intentarlo.

Sonó el timbre, y se dirigió a la puerta de su casa, donde vivía con sus padres. Seguro que era su amiga, Sabrina. Se sabía el camino de memoria, y no tenía que tocar los muebles para no chocarse.

-¡Hola! Sabrina ha llegado- gritó, abrazándola.

-Buenos días, Sab- rio. Estaba un poco loca, pero le quería mucho y llevaban juntas desde hacía muchos años.

Sabrina era sus ojos. Iban a todas partes cogidas, puesto que ella también trabajaba con su madre. Nunca se separaban, y Sabrina le ayudaba a desenvolverse mejor, o le daba descripciones detalladas de todo cuanto Lilly le preguntaba.

Algunos podrían pensar que Sab estaba con ella por lástima, o por obligación, pero no. Se habían conocido tiempo después del accidente, y fue Sabrina quien se acercó a ella para que fueran amigas. Tenía un corazón muy grande, y estaba algo chiflada. A Lilly le divertía  con sus bromas y comentarios.

-Hoy iremos de compras. Dentro de un par de semanas es el evento ese tan importante que estamos preparando, tenemos que ir guapísimas- dijo Sab, emocionada.

-Más te vale buscarme un vestido precioso- sonrió.

-Mira...te comprarás el vestido más bonito de toda la tienda, como que me llamo Sabrina Miranda- respondió la chica.

Pasaron la mañana en el centro comercial, de tienda en tienda. Sab le sacaba vestidos y Lilly se los probaba.

-Dios mío Lilly...estás espectacular- dijo Sabrina.

-¿Cómo es?

-Es largo, de gasa color salmón. Tiene unas tiras en los brazos y una pequeña apertura en la espalda- explicó.

-Bien, me lo quedo.

-Te haré rizos en la parte baja del pelo. Y unas sandalias de tiras. ¡Estarás guapísima!- aplaudió Sab.

Ella se encargaba de la moda y el vestuario de la agencia. Sabía mucho, y se notaba que le entusiasmaba hacer su trabajo.

-Vale, loca, me ha quedado claro- rio Lilly.

-Yo no estoy loca, simplemente soy entusiasta.

-Lo que tú digas, querida- dijo mientras se quitaba el vestido con cuidado de no estropearlo y se ponía su ropa.




Ella©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora