Capítulo 4

138 16 2
                                    

-Va a ser el evento más importante de año, chicos. Quiero que esté todo preparado y salga perfecto. Mucha gente importante va a venir, recordad que es la presentación de una nueva empresa. ¿Tenéis alguna pregunta?

Lilly se encontraba junto a Sabrina en su lugar de trabajo, un local cercano a su casa. Su madre les estaba explicando todo lo relacionado con el próximo evento, que al parecer era importantísimo. Estaban todos los trabajadores presentes.

Sonó el teléfono y el chico de recepción lo cogió. Mientras, la madre de Lilly respondía las dudas de los organizadores.

-Tenemos un problema- oyó decir al chico.

-Ahora voy, Julio. Ya está chicos, podéis iros. Mañana seguiremos.

Sus compañeros se despidieron de Lilly y Sabrina, y se fueron poco a poco. Ellas esperaron a que su madre acabara de hablar con Julio.

-Chicas, emergencia de último momento- su madre detestaba que las cosas salieran mal.

-El cocinero que se iba a encargar de la comida, los pasteles y los aperitivos nos acaba de decir que no va a poder. Le ha surgido algo y no podrá ayudarnos.

-¡Nos costó un montón conseguirlo, Sara! Lilly y yo estuvimos días para poder contactar con él- se quejó Sab.

-Lo sé, Sabrina, y lo siento mucho. Tendréis que buscar a otro.

-¿Y dar vueltas por más cafeterías buscando pasteleros?- preguntó Lilly.

-Así es cariño. Os deseo suerte.

Lilly suspiró. Realmente les había costado lo suyo. Ahora tendrían que ir cada día a una cafetería, haciéndose pasar por clientas normales. Si les gustaban los dulces y el servicio, les contratarían para el evento. Si no, seguirían con otro lugar.

-Bueno, pues lo haremos, no pasa nada Sab. Lo hemos hecho muchas veces. Lo volveremos a intentar- le animó Lilly.

-Uf, vale. Hasta mañana, Sara, Lilly.

-Adiós- dijeron a la vez.

***

-¿Cómo están las mujeres de mi vida?- dijo el padre de Lilly entrando en la cocina.

Su madre y ella estaban cenando porque él llegaba tarde de trabajar.

-Bien, papá- respondió Lilly mientras su padre le besaba en la cabeza.

-Un pequeño percance con el evento de dentro de dos semanas, pero bien en general- corrigió su madre.

-¿Qué tal el trabajo, pa?

-Si te digo la verdad, muy bien. Estoy emocionado, la semana que viene vendrán unos estudiantes de Derecho a ver un juicio y luego les explicaremos varias cosas. Me han puesto a mí al mando.

Su padre era abogado. Defendía a sus clientes, y, por lo que decían, era de los mejores.

-¡Eso es fantástico, Vicente! Con lo que te gusta enseñar tu trabajo...- exclamó Sara.

-Es cierto, me encantará explicarles a esos jóvenes las cosas del oficio.















Ella©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora